28.2.13

HISTORIAS. Consistencia vs constancia.



La publicación, el otro día, de la entrada sobre la relación entre la altura de ola y el periodo ha dado lugar al debate. Dentro de las conversaciones mantenidas han surgido dudas, que expresan algunos de los conceptos equivocados que comúnmente tenemos asociados al periodo.

Uno de ellos es la afirmación de que un periodo de 15 segundos es un periodo alto. Para un swell sí, pero no dentro del conjunto de ondas que existen en los océanos. De hecho, en los mares y en los océanos, existen ondas/olas con periodos muchísimo mayores. Ejemplos de ello son los tsumanis, el fenómeno de onda larga, y como no las mareas. Un periodo de 15 segundos se debería considerar por tanto como un periodo pequeño y de relativa escasa energía, aunque desde nuestra visión de surfistas 14, 15 o 16 segundos de periodo, representen mucha fuerza (por ejemplo, el Instituto Nacional de Meteorología establece como uno de los criterios de aviso de temporal en su sistema de alarmas, el que en una previsión el periodo supere los 14 segundos).

Otro de los conceptos equivocados es asociar el periodo con una mayor constancia del oleaje. Si bien el periodo y el número de olas que entran durante un espacio de tiempo determinado están relacionados, la realidad es que la relación entre el periodo y la frecuencia es inversa, es decir, cuando mayor es el periodo, menor es el número de olas que llegan a la playa. 

Y para entenderlo no hay nada mejor que irnos a los extremos. Pensemos en la marea. La marea es una onda cuya cresta coincide con la pleamar, y su valle con la bajamar. El periodo de la marea es de aproximadamente 12 horas (tiempo entre dos pleamares), y por tanto su frecuencia, o constancia, de 2 mareas al día. Es decir, la marea presenta un periodo muy alto y una frecuencia muy pequeña.

En el otro extremo se encontraría un oleaje local generado por viento, por ejemplo en el interior de una ría o en una bahía. El mar generado localmente por el viento, al tratarse de un oleaje sin contribución de un mar de fondo, viene caracterizado por un periodo corto, 2-5 segundos, y por tanto por una frecuencia muy alta. En una playa azotada por este viento, veríamos que la llegada de olas, aunque éstas sean muy pequeñas, es continua. Muchas olas en poco tiempo.

Por ello, y en mi opinión, cuando en una predicción veamos periodos de entre 12 y 15 segundos, o incluso mayores, deberíamos hablar más que de constancia, de consistencia. En un oleaje caracterizado por un periodo de esta magnitud, cabe esperar que las olas rompan en el pico en una proporción mayor que en un oleaje de menor periodo. Y es que no debemos de ignorar que el que no rompan olas muy frecuentemente en el pico, no significa que las olas no estén llegando a la playa. Lo que ocurre es que, muchas de las que llegan, tienen una altura inferior a la que provoca su rotura en el lugar en el que nosotros estamos esperando. Mientras ésto ocurre, aunque no nos demos cuenta, las olas más pequeñas pasan y rompen en la orilla, una detrás de otra.

26.2.13

HISTORIAS. Altura de ola vs periodo.



Brais Abeledo. 25 y 26 de Febrero. Misma previsión de altura de ola. Distinto periodo. Resultado: el doble de tamaño.

Ayer, cuando salimos del agua, nos despedimos pensando en que tal vez hoy podríamos repetir baño. La previsión, que marcaba para Doniños olas de 2,7 metros y periodo 10 segundos, se había convertido en la playa en olas de entre medio metro y un metro, que si bien no nos dieron paredes muy largas, sí alguna buena bajada.

Para hoy, la previsión mantenía la dirección del mar y la altura de ola en 2,7 metros. El único cambio se encontraba en el periodo, que crecería hasta los 15 segundos. Pero cuando llegué a la playa, las condiciones no eran las de ayer. Las series más grandes superaban de sobra los dos metros. No había además un pico definido, por lo que la mejor decisión fue la de dejar el baño para otro día. Pero, ¿cómo puede ser que, habiendo la misma previsión de altura de ola, las condiciones hubiesen cambiado tanto? ¿Se habrían equivocado con la previsión?

De entre todos los datos que definen una predicción, los que más comúnmente utilizamos para tener una idea de cómo estará el mar en los próximos días, son el periodo y la altura de ola. El concepto de altura de ola lo dominamos todos. Sin embargo el periodo puede parecer un dato más abstracto, y por tanto más difícil de entender, ya que se trata de algo que a priori no podemos visualizar. Y es que, ¿sabemos realmente lo qué es el periodo?.

Todos los que observamos el mar, hemos podido comprobar que para una misma altura de ola, cuando en una predicción aumenta el periodo, lo que ocurre es que el tamaño de las olas aumenta en la costa considerablemente. Sin embargo, y en base a los principios  que rigen el movimiento ondulatorio, el periodo y la altura de ola deberían de ser dos variables totalmente independientes. ¿Existe, por tanto,  una relación entre el periodo y la altura de ola?

Antes de contestar a todos estas preguntas hemos de repasar una serie de conceptos.

Partiendo de la base de que el oleaje está constituido por ondas, podemos afirmar que una ola, al igual que cualquier otra onda, viene caracterizada por su amplitud y por su periodo.

La amplitud es la distancia existente entre la cresta (parte alta) y el valle (parte baja) de un ola, o lo que es lo mismo, el doble de la altura de la ola. La energía que transporta una ola es proporcional al cuadrado de su altura, de modo que cuanto mayor es la altura de ola, mayor es la energía que transporta.

El periodo es el tiempo que tardan dos crestas de una onda en pasar por un mismo punto. El periodo está directamente relacionado con otra variable que sirve para definir geométricamente una onda: la longitud de onda, o lo que es lo mismo, la distancia entre dos crestas sucesivas.

Conocida la distancia entre dos crestas (longitud de onda), y el tiempo que tardan estas dos crestas en pasar por un mismo punto (periodo), podemos determinar la velocidad de propagación de la onda como el cociente entre la amplitud y el periodo.

Aunque las olas se propagan en alta mar como una onda, cuando éstas se aproximan a la costa, la configuración del fondo marino y los geografía de la costa (cabos, bajos, islas, ...), le afectan, dando lugar a fenómenos que condicionan su avance.

Cuando la profundidad comienza a reducirse, la ola comienza a sentir la presencia del fondo. A medida que disminuye la profundidad, se ha comprobado que disminuye la velocidad de propagación de la ola, por lo que, y dado que el periodo no varía, la longitud de onda de la ola disminuye. Dicha disminución de longitud de onda hace que la energía que transporta la ola se tenga que "reubicar geométricamente" de algún modo en la onda, y lo hace ganando altura. Este efecto, lo describimos hace ya algunas entradas, bajo el nombre de someración.

De modo cuantitativo se ha comprobado que debido a dicho fenómeno, una ola de por ejemplo 2 metros de altura en alta mar, con un periodo de 13 segundos, da a lugar a una ola de mayor altura, cerca de la costa, que otra ola de la misma altura pero con periodo inferior.

Cuando llega el momento de la rotura, todo se complica un poco más, y a parte del periodo, otro factor que pasa a jugar un papel fundamental, en el momento de la rotura, es la pendiente del fondo. Al igual que con el periodo, cuando mayor es la pendiente del fondo, mayor es la altura de ola en el momento de la rotura.

Evidentemente la previsión no estaba equivocada, y teniendo en cuenta el periodo deberíamos de haber supuesto lo que hoy iba a pasar, ya que la altura de la ola y el periodo sí que están relacionados cuando la profundidad es reducida.

Para mañana anuncian 3,7 metros y periodo 7 segundos. Creo que bajará el mar.

24.2.13

HISTORIAS. Adiós Kadett.



Tras 25 años de relación, y 19 compartiendo aventuras conmigo como conductor, el jueves pasado le llegó definitivamente la hora a mi Kadett.

He de reconocer que me dio pena cuando se lo llevaron. De hecho preferí no mirar. Pero ya no podía mantenerlo por mucho más tiempo. La sal parecía formar ya parte de su estructura, y últimamente se negaba a arrancar si estaba más de un día parado.

Me imagino que pronto su carrocería, tras pasar por el horno de una empresa siderúrgica, retomará la vida de nuevo como acero. Si se acaba empleando para un buen uso no será mala manera de reencarnarse. 






22.2.13

HISTORIAS. Auditorium with desdelacroa.



Algunas de las cosas más gratificantes asociadas al blog que me han ocurrido durante estos casi cuatro años de andadura, a parte de la gente que he conocido gracias a la red, han sido las referencias que a lo publicado en desdelacroa se han realizado en otros blogs y páginas. Cuando la referencia es positiva significa que tu trabajo gusta, a veces incluso tanto, que alguien, a quien no conoces, se anima a escribir sobre él, dándolo a conocer y compartiéndolo. Para mí, como autor, supone un fuerte estímulo que no puede más que animarme a seguir publicando nuevas entradas. Además de los comentarios recibidos, casi siempre positivos, el que desdelacroa haya pasado por lugares como El Niega, Uno de los nuestros o Otro Surf, por citar algunos, me ha llenado de alegría.

Los últimos en acordarse de la croa han sido la gente de Korduroy, que recientemente nos han dedicado un Auditorium con algunas fotos seleccionadas del blog.

La fórmula de Auditorium es sencilla. Las imágenes elegidas se acompaña de un texto en el que el autor explica los motivos que le llevan a hacer fotos, y lo que significa para él el mar o la fotografía. Y todo ello acompañado por una canción. 

Desde aquí agradecer a Carlos, la cabeza, los ojos y las manos tras Parafina.Co, por haberme invitado a participar.

19.2.13

HISTORIAS. Elcano.




La verdad es que ya no contábamos con él. Habíamos estado en el agua, y distraídos por las olas, pensamos que no lo habíamos visto salir de la Ría de Ferrol. Ya en casa, y cuando salía corriendo para la reunión, lo vi aparecer. Sin apenas tiempo para sacar fotos, y sin posibilidad de cambiar de punto de vista, el Juan Sebastián Elcano quedó retratado a su paso por Doniños rumbo al Sur.

17.2.13

HISTORIAS. Difracción y reflexión.





El otro día concluía la entrada sobre la formación, propagación y rotura del oleaje con las olas rompiendo en la playa. En la descripción hablábamos sobre el asomeramiento y la refracción del oleaje, y dejábamos para otro día la descripción de la difracción y la reflexión.

La refracción y el asomeramiento son posiblemente los dos fenómenos que de un modo más intuitivo podemos reconocer en una ola en los momentos antes de que llegue a romper. Pero evidentemente hay más.


Dos ejemplos de oleaje difractado.

Comencemos por la difracción. Este fenómeno explica el modo en el que una onda se ve afectada por la interposición de un obstáculo aislado, una roca, un dique, un barco encallado, ..., en su avance hacia la costa. La presencia de este obstáculo provoca la generación de una nueva onda que se curva hacia el interior de la zona abrigada por el obstáculo, apareciendo una ola en un lugar en el que teórícamente debería reinar la calma total. Las olas que se forman únicamente por difracción no suelen ser surfeables, ya que la ola generada presenta una energía muy minorada con respecto a la incidente. Sin embargo, la concurrencia de este fenómeno con otros, como la refracción y el asomeramiento, tiene incidencia en el modo en el que rompen olas situadas junto a un dique de un puerto o una punta de la costa, al aumentar la difracción el giro de la ola incidente hacia la zona en la que se acumula la arena, y por tanto interviniendo en el momento de la rotura de la ola y en el avance de ésta.

La reflexión sin embargo es un fenómeno más fácil de observar y también más intuitivo. Consiste en el reflejo de una ola al incidir contra la línea de costa, un acantilado o un muelle. Al encontrarse la onda con este obstáculo que le impide proseguir en su propagación, su energía, por decirlo de algún modo, rebota, generándose una nueva onda que avanza en sentido contrario al de la incidente. Una contraola sería el ejemplo típico de ola reflejada. Lo común es que estas olas aparezcan coincidiendo con las pleamares, sobre todo en verano. El perfil de la playa adapta una pendiente muy pronunciada en la zona de carrera de marea de pleamar, y en esta pendiente la ola encuentra una especie de muro contra el que se refleja.

Pocas veces estas olas reflejadas son surfeables, pero en ocasiones la contraola generada se suma a la onda incidente sobre peraltando ésta, y por tanto modificando su modo normal de rotura.

Vistos los fenómenos de asomeramiento, refracción, difracción y reflexión, en una próxima entrada repasaremos los distintos tipos de rotura de una ola definidos por los teóricos que estudian el oleaje y la dinámica costera, así como las distintas variables que intervienen en un tipo u otro de rotura.

13.2.13

LETRAS. Surfing in Devon.



En el verano de 1991 pasé cinco semanas en Teignmouth, un pequeño pueblo de la costa sur de Inglaterra, situado en el condado de Devon. Recuerdo aquellas semanas como algunas de las más divertidas e intensas de mi vida, y eso que los primeros días llegué a pensar que aquello se me iba a hacer interminable. Pero enseguida las cosas cambiaron, y la verdad es que me lo pasé fenomenal e hice muy buenos amigos. 

De lo que no guardo ningún recuerdo o imagen es sobre surf, y eso que todos los días nos acercábamos hasta la playa. Lo que si guardo es una postal que encontré en un kiosko con el texto "Surfing in Devon" y un libro, "The Next Wave", que creo compré en una librería en Oxford. Encontrar aquel libro fue para mí toda una revelación. Nunca me había imaginado que pudiesen existir libros así sobre surf. No sólo la encuadernación, la maquetación y las imágenes eran de excelente calidad, sino que también sus contenidos estaban a gran altura. 

Tras un repaso a la historia del surf, en el libro se viaja, continente a continente, por todo el mundo, con paradas en los spots más reconocidos de cada lugar, a los que dedica una ficha explicativa en la que se cuenta la historia de la ola y se describen sus bondades. Todo ello con excelentes fotografías y textos firmados por gente como Nick Carroll, Mark Foo, Derek Hynd, Terry Fitzgerald o Tom Carroll.

El capítulo dedicado a Europa, escrito por Wayne Rabbit Bartholomew y Peter Wilson, empieza con una foto de un joven Jorge Imbert que es presentado como "el primero de una generación de surfistas que ascenderá en los circuitos profesionales de surf". Hossegor y Mundaka se llevan el reconocimiento como olas más emblemáticas, y en la descripción de la costa, el cantábrico casi parece no existir, ya que desde la costa del Golfo de Vizcaya se llega de un salto, por no decir en un párrafo, a Portugal. Galicia era en aquella época una región desconocida, y es normal que en las relativas pocas líneas en las que se describe la costa europea, no aparezcamos. 

El libro concluye con unas breves biografías de los surfistas considerados como más importantes de la historia del surf hasta entonces, y un repaso a la lista de campeones del mundo. Entre los elegidos aparecen Mark Richards,  Nat Young, Tom Carrol, Tom Curren, Barton Lynch, Martin Potter, Frieda Zamba y Wendy Botha.

Lo he buscado en Amazon y aún se pueden encontrar ejemplares a la venta, incluso de alguna edición que parece anterior a esta. Si os animáis a haceros con uno, yo os lo recomiendo. 



10.2.13

HISTORIAS. Oleaje. Creación, propagación y rotura.



Una de las conversaciones más habituales, mientras se espera la llegada de las series en el agua, es acerca de la evolución de las previsiones. ¿Subirá el mar? ¿Cómo estará en los próximos días? ¿Se espera cambio de dirección? ¿Y qué pasa con el viento? A través de la extensa información que nos ofrece internet, todos, yo el primero, nos sentimos, y ejercemos, un poco de meteórologos. Pero la realidad es que en ocasiones manejamos conceptos, y lanzamos afirmaciones, que aún pudiendo ser ciertas, son empleadas sin la exactitud suficiente.

Por ello, y con el ánimo de dar a conocer algunos de los secretos que hay detrás de estas previsiones, en desdelacroa iniciamos una serie de entradas con las que intentaremos explicar los fenómenos que intervienen en la rotura de las olas. Intentaremos hacerlo de un modo sencillo y no demasiado extenso, aunque ello nos lleve a asumir alguna simplificación de la teoría, que por compleja, creo que no ha de tener cabida en estas entradas.

Pero comencemos por el principio. Por increíble que nos pueda parecer, el origen de las olas se encuentra en la radiación solar que incide sobre la tierra. La acción del sol provoca un calentamiento desigual de la superficie del planeta, lo que da lugar a zonas con diferencias en su presión atmosférica. Esta diferencia de presión provoca desplazamientos de masas de aire, viento, cuyo rozamiento sobre la superficie del agua da lugar a pequeñas fluctuaciones que conocemos como olas. Estas pequeñas fluctuaciones de agua provocan a su vez pequeñas fluctuaciones en el aire, que empujan al agua con más fuerza. En cierto modo el agua y el viento comienzan a interactuar entre sí, compartiendo y transmitiéndose energía el uno al otro, y generando finalmente el oleaje.

En su formación, la mayor o menor intensidad del oleaje, va a depender de la intensidad del viento, el tiempo durante el cual éste sople, y la superficie sobre la que actúe. Cuanto mayor sea cada una de estas variables, el oleaje que se genera tendrá una mayor energía.

Una vez que las olas abandonan la zona de generación, el oleaje se propaga por los océanos en forma de ondas, avanzando sobre la superficie del agua sin prácticamente perder energía. En su discurrir, las ondas que en su generación no seguían ninguna pauta, se van agrupando en base a su longitud de onda (distancia entre dos crestas), formándose olas más o menos regulares. Este viaje, que puede durar varios días, y en el que se pueden recorren cientos de kilómetros, termina inexorablemente en la costa. 

A medida que el oleaje en su propagación se aproxima a profundidades más reducidas, llega un momento en que empieza a "sentir" la presencia del fondo del marino. Por acción del fondo, las olas se peraltan, aumentando la altura de las crestas y disminuyendo la de los senos, y perdiendo por tanto su simetría. Este fenómeno se llama asomeramiento, y se hace más acusado a medida que la onda llega a zonas con menor profundidad.

En estas zonas menos profundas, y de modo simultáneo, tiene lugar además otro fenómeno. El oleaje no sólo siente el fondo perdiendo su simetría, sino que el frente de avance se comienza a adaptar a la forma del fondo marino, buscando avanzar en la dirección de máxima pendiente de éste. Esta adaptación se traduce en un giro del frente de avance. Cuando mayor tenga que ser este giro, mayor es la energía que el oleaje pierde por rozamiento con el fondo. Este fenómeno se conoce como refracción,  y es el que explica el hecho de que para un mismo oleaje, la playa, cuya orientación es contraria a la de la dirección de propagación del oleaje, reciba olas mayores que otra en la que los frentes han de girar 90 grados para romper en la orilla.

Al peraltarse, y girar por acción del fondo, la onda pierde velocidad. Pero al perder velocidad, la altura de la ola crece, hasta un momento en el que la velocidad de las partículas del agua superan la velocidad de avance de la onda. En ese momento la ola se hace inestable y rompe. Se ha comprobado que la rotura ocurre cuando la relación entre la altura de ola y la profundidad supera el valor de 0,75.

Repasando los apuntes, he encontrado una interesante tabla en la que se relaciona la profundidad, en el momento de la rotura de la ola, con la altura de ésta y su periodo.


De la tabla se puede deducir por ejemplo que una ola de 2 metros de altura, y periodo 10 segundos, romperá con una profundidad de 3 metros.

Pero existen a su su vez otros dos fenómenos que influyen en el avance de la ola en los metros antes de su rotura, la difracción y la reflexión, fenómenos cuya explicación dejamos para una próxima entrada.

8.2.13

HISTORIAS. La Rufo's de Carlos.







Hace algo más de un año, a raíz de la publicación en el blog de la entrada sobre la "Rufo's de la flecha", entré en contacto con Carlos Prieto-Puga. Meses más tarde, Carlos me enviaba varias fotos de la que había sido su primera tabla: una Rufo's que había heredado de su tío Juan.

La "Rufo's de Carlos" es una flamante twin-fin, de color naranja y azul, construida por Rufino a principios de los ochenta, posiblemente a partir de un modelo original de Mark Richards traído por José Irisarri desde Sudáfrica.

Superada la revolución que supuso la reducción de la eslora de las tablas, la asimilación de las dos quillas representó un nuevo paso en la transformación de los diseños de Rufino, que de pronto, y gracias a la familia Irisarri, empezó a recibir la influencia de shapers australianos y sudafricanos. El canal de comunicación que se creó desde Patos con los talleres y tiendas sudafricanos, no sólo conectó a Galicia con la evolución y la historia del surf mundial, sino que permitió que los shapes de Rufino evolucionasen hacia tablas más ligeras, de formas más proporcionadas, y más maniobrables.

La twin-fin fue la tabla con la que Carlos probó el surf. Tras aquellos primeros intentos, la tabla permaneció guardada en un desván esperando su oportunidad. Pasados más de 25 años desde su último baño, su dueño se está planteando emprender la tarea de restaurarla y devolver a la tabla su antiguo esplendor. Sin duda se lo merece. Cualquier tabla Rufo's representa para mí una pieza digna de exponerse en cualquier museo de la historia del surf.

Sabiendo que casos como el de Carlos se pueden dar aún con otras Rufo's escondidas en garajes y desvanes de Galicia, en desdelacroa hacemos un llamamiento para sacar a estas tablas del olvido. Nos encantaría recibir fotos de más tablas como ésta. Conocer sus historias. Y llegar a establecer, por ejemplo, un mapa de por dónde se encuentran distribuidas.

Así que si alguno de los que leéis esta entrada conserváis una Rufo's, o sabéis de alguna, os agradeceríamos que nos enviaseis fotos y nos contaseis las historias que hay detrás de ellas. Durante los más de diez años en los que estuvo abierto el taller, se llegaron a fabricar más de 100 tablas, y me resisto a creer, que casi todas ellas hayan sido destruidas.

5.2.13

HISTORIAS. Más desechos flotantes.











Nuevas imágenes para la serie sobre desechos flotantes. Vistos individualmente parecen inofensivos, pero en conjunto representan uno de los mayores problemas de contaminación en los océanos.

Podéis ver las anteriores imágenes de la serie pulsando AQUÍ.

4.2.13

HISTORIAS. Isla Pancha.


Tengo un compañero en el trabajo que colecciona postales y fotografías antiguas. En cuanto lo supe, le conté mi proyecto de recuperar historias sobre los orígenes del surf en Galicia, y mi interés no sólo en entrevistar a los protagonistas de aquellos inicios, sino también el descubrir cómo eran entonces las playas que ahora todos conocemos y que forman parte de nuestra geografía como surfistas.

Desde aquella conversación me ha dejado, en varias entregas, fotografías de Doniños, Santa Cristina, Patos, San Jorge, ..., hechas entre los años 40 y 70. Alguna incluso más antigua. Y en la última remesa, esta de Isla Pancha. La fotografía fue tomada en 1958, posiblemente durante un temporal de invierno. El día parece despejado, y el viento sopla ligero y terral. Frente a la Isla se ve levantar una ola justo en el momento antes de romper. La misma ola que hemos visto coger entre otros a Ibon Amatriain, su descubridor para el surf. 

Han pasado 55 años desde que se tomó esta imagen. Isla Pancha no es una ola que suela romper habitualmente, y es inevitable que uno se pregunte sobre cuantas veces lo habrá hecho sin que nadie fuese consciente de ello. Sin que se le diese importancia. Como esta, todas las olas ya estaban antes de que nosotros llegásemos. Y deberían de seguir ahí, rompiendo durante cientos de años, una vez que nos hayamos ido.

2.2.13

HISTORIAS. Gonzalo Viana, escultor.












Posiblemente hoy ya no ocurriría. Pero hace años, algunos de los acontecimientos que podríamos calificar como históricos para el surf en Galicia, sucedieron sin que nadie los documentase. De hecho, y tras hablar con muchos de los protagonistas, la gran mayoría coincide al comentar que no creían estar haciendo nada excepcional cuando se iniciaron en la práctica del surf. Y mucho menos que aquello pudiese tener interés para alguien en un futuro. Por eso, las fotografías que se conservan son pocas, y la gran mayoría de aquellas primeras tablas, que hoy serían auténticas joyas, han desaparecido.

Afortunadamente, y aunque aquellos hechos no quedasen documentados, gracias a los recuerdos y testimonios de los pioneros, hemos podido conocer como fueron aquellos inicios. Qué fue lo que les motivó a probar el surf. Cómo eran las playas por aquel entonces. O cuáles fueron las dificultades por las que tuvieron que pasar para hacerse con una tabla o un traje. A pesar del paso del tiempo, y que éste haya podido distorsionar alguno de aquellos recuerdos, creo que sus testimonios reflejan realmente lo vivido.

Pero desgraciadamente también surgen lagunas en esta investigación, principalmente cuando alguno de esos testimonios no puede ser recogido directamente del protagonista, al haber éste fallecido. El no poder contar con el relato directo de estas vivencias, le lleva a uno a pensar que parte de la historia se ha perdido irremediablemente. Existe sin embargo un modo de compensar esta falta. Gracias a los recuerdos de  los familiares y amigos del protagonista, podemos acercarnos al retrato de estas personas. Esto es lo que me ha pasado con Gonzalo Viana, fallecido en 1997 a los 47 años.

De él ya he hablado en varias ocasiones en el blog a través de los testimonios recogidos a Miguel Camarero y José Antonio Mera. Gracias a ellos, descubrí en Gonzalo a una persona única, dotada de una personalidad libre, y con una vida llena de aventuras. Con la idea de profundizar un poco más en su persona, me desplacé a finales del verano pasado hasta el Camping Os Manzanos, en Santa Cruz, Oleiros, para hablar con su hermana Victoria. 

El Camping Os Manzanos es como una especie de oasis en medio del núcleo de Oleiros. Sus jardines están poblados por innumerables árboles que conforman una especie de bosque ordenado y variado. Todo está cuidado con esmero, convirtiendo cada rincón en un lugar especial. Entre los árboles, y conviviendo con ellos, se puede disfrutar de varias esculturas, de gran tamaño, de artistas gallegos. Entre todas ellas destaca una inacabada en granito de título "El Guerrero", labrada por Gonzalo Viana. A pesar de estar sin concluir, el bloque transmite toda la fuerza que el autor seguro tenía en mente. 

Al igual que su padre, Gonzalo era especialmente hábil con las manos, por lo que siempre se le dio muy bien el trabajo con el barro, la madera o la piedra. Su formación como artista, que empezó en la pintura, fue totalmente autodidacta. Y es que a Gonzalo siempre le gustó ir por libre, sin ataduras. Tal vez tras este modo de ser, estuviese la consciencia de que no iba a vivir muchos años, y por eso aprovechó su vida al máximo, disfrutándola a su manera, sin compromisos. No le preocupaba el futuro, y pensaba sólo en el presente. De hecho, y en cuanto ahorraba un poco de dinero, desaparecía. Por ejemplo a Brasil, en donde estuvo dos o tres años, hasta que se fue de allí porque le empezó a parecer demasiado turístico. O a alguna playa de la costa de Venezuela, en donde finalmente parece que encontró su lugar en el mundo. Allí pasó sus últimos años, "acogido" por un hombre propietario de un hostal de la zona y para el que trabajaba a cambio de una habitación, a la que por cierto se le dio el nombre de "Gonzalo", y manutención. Su último proyecto fue la construcción de un barco, el cual no pudo concluir, pero que seguramente hoy navegue por aguas del caribe venezolano.

Y es que al igual que su padre, y más que ninguno de sus hermanos, Gonzalo siempre fue un gran apasionado del mar. Era subirse a bordo de un velero, e instantáneamente les cambiaba a ambos la cara. El desplegar de las velas les producía de modo inmediato un brillo especial en los ojos. Y es que a bordo de alguno de sus veleros posiblemente vivieron los mejores momentos de sus vidas, verdaderas aventuras, en las que estuvieron en más de una ocasión a punto de naufragar.

Su vida de surfista no tuvo especial relevancia en la familia. Se trató de una actividad más. Posiblemente, y gracias a su habilidad con las manos, también llegó a fabricar sus propias tablas, tomando como base los conocimientos adquiridos de Félix Cueto. De hecho, su sobrino Marcos conserva un paipo en fibra que le construyó su tío.

Además de "El Guerrero", en el camping se pueden ver algunas de las esculturas que creó. Esculturas en piedra, madera y barro. Algunas ya acabadas. Otras sin finalizar. Todas ellas llenas de fuerza y misterio. Unos amigos de Gonzalo se han embarcado en el proyecto de catalogar toda su obra con el objetivo, en un futuro, de reunir en una exposición todas sus obras. Ojalá lo logren.

Más sobre Gonzalo Viana en desdelacroa pulsando AQUÍ y AQUÍ.