27.12.14

HISTORIAS. 2014 en desdelacroa.


El año pasado, por primera vez, hicimos un repaso de todo lo publicado en el blog en el curso que acababa. Lo interesante de estos resúmenes es que a uno le sirven para echar la vista atrás y valorar el año, y a los lectores para recuperar alguna entrada que por lo que fuese les pasó inadvertida o que les apetece volver a leer. Así que este año repetimos.

Los tres primeros meses de 2014 estuvieron marcados por el tren borrascas que durante las nueve primeras semanas del año barrió de modo continuado la costa atlántica y cantábrica. El año empezaba a lo grande con Hércules, pero al héroe heleno le siguieron Nadja, Petra, Ruth, Cristina, ..., en una serie de temporales excepcionales pocas veces vista desde que se tienen registros de oleaje en nuestras costas. Hércules no solo deparó la ola más grande hasta entonces medida en aguas españolas, sino que hasta la fecha ha sido también la entrada más vista en el blog, con más de 3.400 visitas. Este tren de borrascas histórico coincidió con el curso sobre meteorología que Tony Butt dio en Valdoviño organizado por la asociación ADCSL de Pantín. No sé si tanto temporal nos habrá ayudado a asimilar mejor todo lo Tony nos contó, pero sin duda fue todo un privilegio, 24 horas antes de la llegada de Cristina a nuestras costas, el análisis que Tony hizo de ese temporal, que a priori no parecía tan fuerte como los anteriores, pero que debido a la coincidencia de una de las pleamares más grandes del año, con el momento de máxima intensidad de la tormenta, provocó grandes daños en la costa.

Entre temporal y temporal, y organizado por Galegos Asociados polo Longueirón, se estrenó en la playa de Bastiagueiro el documental que editamos en desdelacroa sobre Onda Longa y la ola del Pedrido. Oskar Escribano diseñó para el estreno un poster increíble, y GAL lo hizo coincidir con el campeonato "O mellor dos mellores" que reunió a los 8 mejores longboards gallegos, y un concierto. La "película" se pudo ver también en el festival de Salinas y en el festival de cine organizado por la asociación ADCSL de Pantín, y fue el tema del primer artículo que hemos escrito para la revista Hangten, iniciando así una colaboración que espero se extiende a próximos números.

Cansados de tanto temporal y lluvia, en marzo volamos hasta Fuerteventura, nueve años después de nuestra última visita a la isla. Mientras que aquí en Doniños volvía el sol y temperaturas de casi 30 grados impropias del mes de marzo, a nosotros nos recibía la isla con lluvia y casi frío. Llegamos de vuelta a Galicia para disfrutar al menos de los últimos días de sol, y prepararnos para las limpiezas de primavera que un año más organizábamos en Doniños, uniéndonos así a la campaña de Surfrider Foundation. Este año, tras tanto temporal, además de los daños que las olas causaron en las dunas, las playas se cubrieron de basura como pocas veces antes habíamos visto. Ese mal estado hizo que las limpiezas de este año fuesen de las más multitudinarias de las últimas ediciones, lo que supuso todo un soplo de ánimo, sobre todo por el hecho de la mayoría de los participantes fuesen gente realmente motivada y vinculada a la playa como nosotros. El problema de los residuos flotantes, especialmente el del plástico, es una de las cuestiones que como surfistas no podemos ignorar, y todos deberíamos de adoptar una actitud más activa. En desdelacroa quisimos aportar un pequeño grano más en esta lucha, creando un blog, desechos flotantes, en donde hemos ido recopilando fotografías de objetos curiosos que vamos encontrando en las playas, pero que no dejan de ser la evidencia del serio problema al que nos enfrentamos.

En nuestro recorrido por la historia de los orígenes del surf en Galicia, sin ninguna duda 2014 ha sido el año del núcleo de surfistas que surgió en la playa de Patos. En enero contábamos la historia de las que habían sido las primeras tablas de la playa de Patos, y en abril la historia de Ángeles Vega, Nicolás Pita y los hermanos Nacho y Víctor Montenegro a través de una entrevista dividida en 2 partes. En octubre publicábamos la entrevista que Gonzalo Cueto le hizo hace unos años a Vicente Irisarri con motivo de la 5ª edición de la Golden Wave. En noviembre revisábamos la historia del descubrimiento del Pico de Patos, y en diciembre, para acabar el año, les dedicábamos 8 entradas a la familia Irisarri, en una de las series de entrevistas más interesantes de las que he realizado. Pero también hubo espacio para la ola de Santa Cristina, el reencuentro, 40 años después, de Carlos Bremón y Miguel Camarero, y para alguna tabla Rufo's que nos encontramos por el camino.

A mediados de año, colaborábamos con la exposición benéfica ArtexSiria con la publicación de varios vídeos sobre la expo, y viajamos hasta Malpica para participar en el Festival de Longboard. Desde entonces, el longboard me ha proporcionado muchas satisfacciones y un modo distinto de ver las olas y el surf. No es sólo la cantidad de personas que he conocido, sino lo mucho que estoy disfrutando en cada baño, y sobre todo en condiciones en las que hasta entonces no hubiese planteado ir al agua. Se ha abierto todo un abanico de nuevas posibilidades, y creo que aún estoy en fase de descubrimiento.

El verdadero acontecimiento surfístico del año para desdelacroa fue la publicación del libro "La historia del surf en España", escrito por Daniel Esparza, un texto en el cual se sientan las bases para documentar y describir en detalle, y de un modo casi definitivo, los orígenes del surf en nuestro país. Además, 2014 nos trajo también agradables sorpresas. Dos años después del inicio de la búsqueda, localizábamos a Roberto Zilles, el brasileño finalista en la primera edición del Pantín Classic. Bueno, más bien fue él quien nos encontró a nosotros buscando información sobre el Pantín Classic. Tal vez nos encontró a través de la web dedicada a los surfistas que han pasado por Pantín, y que este año hemos concluido con Daniel Ameneiros. Un trabajo recopilatorio por los más de 27 años del campeonato, y unas base de datos que no deja de ser un pequeño homenaje a todos los surfistas que han pasado por Pantín.

Además, y en 2014, el incombustible Oscar García me nombró embajador del proyecto Coge3, una de las evidencias de que aún hay esperanza para resolver el problema de los residuos flotantes en el mar. También Samuel Northcoast nos dedicó un vídeo dentro de su trabajo sobre fotógrafos gallegos, y editamos uno de los proyectos más ambiciosos a los que hasta ahora nos hemos enfrentado: el documental sobre Las Meninas de Canido. Tras su estreno la semana pasada en el Torrente Ballester, sólo queda que el Concello lo estrene en internet para que lo podamos ver en desdelacroa.

Han sido más de 150 entradas, 1.000 fotografías, y algunos vídeos. Viendo todo lo ocurrido y las experiencias acumuladas en 2014, sólo se puede esperar la llegada de 2015 con ganas e ilusión. Esperamos que a todos los que nos seguís, os sigan gustando nuestras historias.

25.12.14

HISTORIAS. La familia Irisarri (parte 7).



LOS OCHENTA

Alberto.- En 1978, con la carrera terminada, Vicente se traslada a trabajar a Coruña, con lo que la comunicación entre los surfistas de Vigo y de la ciudad herculina, que hasta entonces había sido muy puntual, aumenta, consolidándose los lazos en 1981 cuando Vicente se traslada a trabajar a Ferrol.

Con Vicente viviendo en Ferrol, era muy frecuente que en verano nos acercásemos hasta Doniños y Pantín. De Pantín tenemos el firme recuerdo de que en aquellos años no había nadie en playa, y cuando digo nadie, es absolutamente nadie, sólo nosotros y la gente de Coruña. Y si hoy la playa aún mantiene un aspecto salvaje, imagínate como era entonces. Uno de los recuerdos más especiales que guardo de aquellos días era ir deslizándonos sobre las olas, y ver bajo nosotros, bandadas densísimas de robalizas que se impulsaban con las olas igual que nosotros.

Poco a poco, sobre todo a partir de 1980, Nicolás, Nacho y Víctor comenzaron a venir con menos asiduidad a la playa, por lo que de pronto, nos quedamos los hermanos surfeando solos en Patos, salvo alguna que otra persona que lo probaba esporádicamente pero que no lo practicaba con asiduidad. Y así fue hasta 1984. Cuatro años en los que estuvimos prácticamente solos, hasta que a partir de esa fecha, y sobre todo 1986, aumentó muchísimo el número de surfistas. Desde entonces nada volvería a ser igual y comenzarían los problemas y el mal ambiente en la playa. El tema de la masificación lo vivimos muy pronto en Patos.

De entre todos los surfistas que se iniciaron durante esos años, merece una mención especial Alfonso “Chonchi” Montenegro, sobrino de Víctor y Nacho, quien se puede decir que fue el primero, junto con Balbi, en dominar realmente el Pico. El comenzó a surfear en 1980. Fue además el primer surfista bohemio, el primero para el que el surf se convirtió en la prioridad total, por encima de los estudios, el trabajo, …. Estaba tan centrado en el surf, que en un año su nivel subió muchísimo. De todos era quien más asiduamente viajaba a Portugal por la calidad de las olas que allí había. Solía viajar en tren, y a su paso por Ancora, en donde el tren hacía el trayecto a menor velocidad, se tiraba en marcha para llegar antes a la playa. Fue también de los primeros en practicar parapente. Y el primero al que vimos hacer un 360, ayudado por la falta de una de las quillas de su tabla, que había perdido, y que tardó semanas en arreglar ….

Otros a mencionar de aquella época serían Miguel y Carlos Riera o Miguel Fariña, que aún hoy es un surfista habitual en Patos.


Suso.- En el verano de 1986 se produjo una primera explosión de practicantes. Ese año abre el taller de tablas Frus, lo que el elemento más difícil para iniciarse, el disponer de una tabla, queda solventado en parte.

Recuerdo cuando fui a visar el proyecto del taller de tablas al colegio de arquitectos. Estaban realmente sorprendidos con la distribución de aquel edificio, ya que era el primer proyecto de este tipo que se les presentaba.

Alberto.- También con el número de practicantes comienza a subir el nivel en el agua, y algunos como Guse, David Valladares, Ángel Pozas, …, comienzan a destacar. El boom definitivo se produjo con la apertura de la tienda Novalbos en 1990. Era la primera tienda de surf en Vigo, y la disponibilidad de material que se produjo desde su apertura, hizo que pudiesen ser muchos más lo que se iniciasen en el surf.


De buscar una explicación al por qué del distinto modo de desarrollo del surf en Vigo y en la zona de Ferrol, posiblemente éste se encuentre en la distinta orientación de sus playas y en la cantidad y variedad de las olas que rompen allí, que funcionan con distintos tipos de mareas y vientos. De todos modos, personalmente creo que hay otra razón fundamental. Como ya te comentamos al principio de la entrevista, para nosotros el surf era un deporte netamente de invierno, asociado a los temporales, que es cuando entran olas en nuestras playas. Sin embargo en Ferrol creemos que ocurre todo lo contrario. La mejor época para el surf en Ferrolterra son los meses de primavera y verano. El poder practicar surf en una época del año con mejores temperaturas, sobre todo cuando no era fácil hacerse con un traje de neorpreno, hizo que allí el aumento del número de surfistas fuese más progresivo y natural a lo largo de los ochenta, y que no se desarrollase tras una explosión, y en muy poco tiempo, como aquí en Vigo. A la calidad de las olas no le daría tanta importancia, aunque sin duda tenga mucho que ver con el nivel de los surfistas, pero no con su número.

23.12.14

HISTORIAS. 22 de diciembre.















En cuanto a olas, el baño no dio para mucho, aunque como siempre "El delfín" hizo que las malas olas se convirtiesen en divertidas.

Tras más de 2 horas en el agua, llegaron esos 20 minutos en los que el sol se acerca al horizonte y tras los cuales finalmente se oculta. Durante ese tiempo pasé de coger olas (salvo una izquierda que fue la mejor de la tarde) y me dediqué a disfrutar del momento con la cámara.

Con el sol bajó también la temperatura, aunque metido en el agua no se notó. Ya en la arena, sintiendo el frío en los pies, y sobre todo en las manos, me lancé a una carrera de 5 minutos hasta casa. Aún hubo tiempo para una última foto antes de subir a la Croa y encontrar el refugio de los árboles, una imagen que seguro se convertirá pronto en una nueva historia.

22.12.14

HISTORIAS. La familia Irisarri (parte 6).

LOS INVENTOS, LA GOMA DE VOLQUÍMICA Y LA PARAFINA.

Vicente.- Otra de las revoluciones que vivimos fue la del invento.

Suso.- Nosotros comenzamos surfeando sin él, y estuvimos sin utilizarlo, porque no sabíamos que existían, los dos primeros años.

Cuando ya los conocimos, los primeros inventos que tuvimos los atábamos a la tabla mediante un taladro que le hacíamos a la quilla. De hecho llevamos invento en quilla durante bastante tiempo. Después llegaron los puentes de fibra, lo que mejoró mucho nuestra “hidrodinámica”.

Al igual que había pasado durante la transición de los single fin a los twin fin, y de ahí a los thruster, con la aparición del invento se abrió un intenso debate, que vivimos a través de la revista Surfer. Recuerdo una entrevista publicada a Allen Sarlo que comenzaba con el siguiente titular: “Las correas son para los perros”. En la entrevista, Sarlo argumentaba su posición diciendo que el invento iba en contra de una de las esencias del surf, que era la necesidad de que el surfista estuviese en buena forma para ir nadando a recuperar la tabla. Supongo que es una polémica que siempre se da cuando aparece algo nuevo que viene a cambiar todo lo anterior. Fíjate en la que se montó a finales de los ochenta-principios de los noventa cuando comenzaron a introducirse las maniobras aéreas en el surf, y se alzaron voces manifestando: “¡¡el surf se hace en el agua!!”. O algo parecido al debate que se ha establecido hoy sobre el surf en olas grandes y la opción de cogerlas remando o remolcado por una moto de agua.

Vicente.- De hecho la frase de Allen Sharlon podría tener hoy su equivalente a la que soltaron los hermanos Fletcher en la entrega de los premios XXL de hace unos años, cuando se levantaron ante la nominación de un surfista alemán, y gritaron “¡¡si ese ni siquiera sabe remar!!”.

Pero volviendo a los inventos, al igual que nos pasaba con el resto del material, no era fácil conseguirlos, así que desde el principio tuvimos que optar por fabricarlos nosotros mismos. Para ello utilizábamos como materia prima dos materiales principalmente: una gruesa cuerda de nylon, que comprábamos en las tiendas de efectos navales y que se empleaba como sedal en la pesca del marrajo o para tejer redes; y la que nosotros llamábamos la goma de Volquímica, por el nombre de la tienda de Vigo en la que la conseguíamos. Nuestros primeros inventos eran sólo de cuerda, pero pronto, me imagino que porque lo vimos en algún sitio, y porque los tirones que nos daba la tabla nos animaron también a ello, los mejoramos rápidamente introduciendo la goma.

Balbi.- En la fabricación de los primeros inventos la aportación de Jose, como estudiante de química, fue fundamental.

Jose.- Un día traje de Santiago, del laboratorio de la facultad, un rollo de tubo de goma que era el que utilizábamos para conectar los diferentes aparatos del laboratorio. Aquel rollo resultó básico en la fabricación de los primeros inventos, ya que corregía la falta de elasticidad de la cuerda.

Suso.- La construcción al principio nos resultaba difícil, pero cuando perfeccionamos nuestra técnica, la operación la hacíamos bastante rápido. La cuerda de nylon la introducíamos dentro del tubo de goma con la ayuda de una aguja gruesa de coser a la que habíamos enhebrado la cuerda. La aguja la utilizábamos como guía de la cuerda al introducirla por dentro del tubo.

Jose.- Para que pasase bien el cabo, le echábamos a veces agua jabonosa y usábamos agua caliente, ya que con la temperatura la goma se volvía más blanda y por tanto más manejable. Por uno de los extremos cogíamos el tubo de goma y la cuerda, y comenzábamos a estirar el tubo, que iba desplazándose por la cuerda. En los extremos recogíamos el nylon, lo enrollábamos y le echábamos pegamento o resina cerrando así el tubo. La cuerda se colocaba dentro del tubo con una cierta holgura, de modo que su longitud era mayor que la del elemento de goma. De este modo, y cuando se sufría una caída, antes de que la cuerda entrase en tensión, la goma hacía su función de amortiguar el tirón alargándose una longitud igual a la de la cuerda.

Para el extremo del invento que se fijaba al tobillo, solíamos emplear un trozo de goma, lo más habitual era una cámara de neumático de bicicleta, moto o camión, con la cual hacíamos un lazo que, al estirarlo, conseguíamos se quedase fijado en el tobillo.

Vicente.- Cuando vine a vivir a Ferrol, y conocí a Gonzalo Barro y Juan Cortabitarte, ellos habían desarrollado su propio modelo de invento, similar al nuestro, aunque aquí nuestro tubo de goma de laboratorio había sido reemplazado por los conductos de los motores de las motocicletas, que resultaban, sin embargo, ser menos flexibles que los nuestros.

Jose.- Para la fabricación de la parafina también nos las tuvimos que ingeniar. Recuerdo desde siempre la presencia de tacos de parafina en casa, ya que nuestra madre la utilizaba para coser, pero lo que nunca nos imaginábamos es que pudiesen tener algún tipo de uso relacionado con el surf. Lo que no recuerdo es cómo llegamos a ser conocedores de lo necesaria que era. Sabíamos que si se apoyábamos nuestros pies directamente sobre la tabla se resbalaba, y que aplicando parafina se resolvía el problema.

Vicente.- Ante la falta de parafina, uno de los primeros recursos que se empleaba era el llenar la tabla de goterones de cera de vela, aunque nos imaginábamos que tenía que haber otros productos que resolviesen el problema.

Cuando supimos de su aplicación surfística, pudimos hacernos con ella en las tiendas de efectos navales, las mismas en la que comprábamos los anzuelos de pesca o el nylon para los inventos. Estas eran tiendas excepcionales, en las que podías encontrar de todo. La parafina se vendía allí porque era empleada por los marineros para tejer las redes. Impregnada en el hilo, conseguía darle la fluidez necesaria en el tejido, sobre todo cuando las tiradas de hilo eran más largas. Su cometido era el mismo que para lo que nuestra madre la empleaba con la máquina de coser y para cardar la lana, aunque el modo de presentación era algo más tosco, ya que se servía en grandes tacos de color blanco.

Para aplicarla en la tabla cortábamos un trozo del taco y la fundíamos, ya que de por sí, y tal y como la comprábamos, no había manera de extenderla. Sin embargo el problema era que, al fundirla directamente, nos quedaba muy líquida, y la aplicación tampoco era sencilla. Hasta que Jose, gracias a sus conocimientos en química, dedujo que para alcanzar la dureza adecuada para poderla extender sin calentar, había que mezclarla con glicerina líquida, que comprábamos en la droguería que había en la Alameda de Bouzas. Lo complicado fue encontrar la proporción adecuada. Al final, tras probar con distintas composiciones, conseguimos una parafina lo suficientemente blanda.

Para su fabricación, utilizábamos como moldes los envases de unos yogures de marca alemana que eran de porcelana y que habíamos localizado en el rastro. Gracias a estar hechos de un material cerámico, resultaban perfectos para contener la parafina mientras la calentábamos antes de hacer la mezcla con la glicerina. Y así estuvimos fabricando nuestra propia parafina hasta que comenzaron a llegar las pastillas de Sex Wax, que fue la primera marca que se comercializó por aquí. Aún así, como al principio eran muy caras, y aquí en Galicia no había donde adquirirlas, seguimos durante un tiempo fabricando nuestra propia parafina.

20.12.14

HISTORIAS. La familia Irisarri (parte 5)



PESCANOVA

Vicente.- Un hecho fundamental en el desarrollo del surf en la familia fue la entrada de Jose en Pescanova, en septiembre de 1982. Se puede decir que Jose entró a trabajar allí gracias al surf. Hacía dos años que había terminado la carrera y acababa de finalizar el doctorado. Se había librado también de la mili, así que sin obligaciones, tenía algo más de tiempo para hacer surf. Hasta que un día, en el agua, Nicolás le preguntó qué tenía pensado hacer.

Jose.- Nicolás, que trabajaba allí, me planteó la posibilidad de entrar en Pescanova. No tenía planes, así que le dije que me interesaba. A los pocos días fui a una entrevista, y al día siguiente ya estaba trabajando. Así de fácil. Comencé en el departamento de calidad de factoría, y a los dos meses me trasladaron al departamento de calidad de flota, por lo que desde entonces comencé a viajar por todo el mundo, especialmente a Sudáfrica. Los viajes al sur de África era continuos: una vez cada tres meses me pasaba quince días en Sudáfrica. 

Viajar a Sudáfrica, cuando hasta entonces nuestro contacto con la cultura y el mundo del surf era casi de oídas, fue adentrarse en un mundo totalmente nuevo para mí, y también para el resto de mis hermanos a través de mí. Por aquel entonces tampoco el surf era allí lo de hoy, pero con respecto a nosotros, existía toda una comunidad establecida entorno a él. ¡¡Y con tiendas y facilidades para hacerse con material!!. Así que desde aquel primer viaje comencé a traer tablas. Para guiarnos en las compras, tomábamos nuestras referencias de la revista Surfer. Y no era sencillo. Los viajes a Sudáfrica coincidieron con un momento en el que en el mundo del surf se estaba viviendo una auténtica revolución en cuanto a formas, volúmenes y acabados. Eran los años del apartheid, por lo que el rand sudafricano estaba baratísimo, lo que nos permitía arriesgar en las compras. Además si alguna tabla no nos convencía, había aquí una demanda lo suficientemente amplia como para poder deshacerte de ella sin problemas.

Alberto.- En aquellos años vivimos en directo toda la evolución que se generó entorno a las tablas de surf. Los cambios que en un principio seguíamos a distancia a través de los artículos que se publicaban en la revista Surfer, pasaron a ocurrir ante nosotros gracias a las novedades que Jose traía desde Sudáfrica. Recordamos por ejemplo la polémica en la que Mark Richards se negaba a aceptar el thruster, de tres quillas, de Simon Anderson. Y recuerdo también a Shaun Tomson que se negaba a reconocer que con el twin-fin se surfeaba mejor que con un single, ya decía que con una tabla de dos quillas no se podía entubar.

Vicente.- Lo vivimos tan en directo que, por ejemplo, si en noviembre de 1982 Simon Anderson ganaba el Pipe Masters con un thruster, en marzo de 1983 Jose traía a Vigo el primer tri-fin que tuvimos.


Suso.- El estado de la evolución era tal, que recuerdo que aquella tabla traía incorporados los cajetines para montar un twin-fin. Aunque nuestros inicios en el surf fueron en la época en la que las tablas cortas ya se habían establecido como la opción predominante, vivimos sin embargo, y en primera persona, la revolución del paso de una a dos quillas, y el de dos a tres, prácticamente en tiempo real. Y esta evolución tan rápida no hacía más que aumentar nuestra curiosidad. El mundo del surf se revelaba para nosotros, una vez más, como un descubrimiento continuo. Uno detrás de otros. La sensación de deslizarse. El poder surfear sobre las rocas. La importancia de las mareas. Los nuevos diseños. ¡¡El cambio era continuo!!.

Vicente.- De hecho una de las frases más comunes de Suso, y que repetía siempre tras el último viaje, era: “¡¡se han cambiado todos mis conceptos!!”.

Alberto.- Y todas aquellas tablas que traía Jose, y que iban pasando por Patos, sobre todo las que mejor iban, se las llevábamos a Rufo a Coruña, que sacaba copias exactas de las mismas.

Vicente.- Todo esto no deja de ser una muestra del gran interés que teníamos por lo nuevo. Y esas cosas que íbamos recibiendo, sobre todo las vinculadas al surf, las transmitíamos en nuestros viajes a Coruña y Ferrol, alimentando con ellas, de algún modo, al resto del surf gallego. 

17.12.14

CITAS. Las Meninas de Canido. Arte y Barrio. El estreno.


No manejo los números, y eso que estuve durante dos días dando vueltas y más vueltas por Canido con la cámara. Aún así me resulta difícil estimar el número de artistas y público que de algún modo participa, más o menos activamente, en Las Meninas. Porque durante esos dos días el protagonismo no es sólo de los pintores, sino de todo el mundo que interactúa con ellos, y también con los músicos, escultores, ... . En el vídeo hemos intentado recoger toda esa diversidad. Sin embargo, y a pesar de todo el tiempo dedicado, uno se queda con la firme sensación de no haber sido capaz de captar todo lo que allí estuvo sucediendo. Aún es hoy el día que, pasando por alguna de las calles menos transitadas del barrio, me sorprende una Menina no antes vista, algún pequeño detalle que se nos escapó. 

Mañana jueves es el estreno, al que por cierto estáis todos invitados. Será en la capilla del Centro Cultural Torrente Ballester en Ferrol a partir de las 20:00 horas. He extraído del vídeo una pequeña muestra de poco más de un minuto: la parte dedicada a los músicos. No son todos los que estuvieron, y de hecho hay faltas imperdonables, pero todos ellos, cada uno con su estilo y equipo, no dejan ser una muestra más de esa diversidad.

15.12.14

HISTORIAS. La familia Irisarri (parte 4).


SOBRE VIAJES, TABLAS Y TRAJES

Suso.- Muchas de las tablas que compramos durante los primeros años llegaron a Patos a través de los viajes, siguiendo de este modo la senda que había emprendido Víctor Montenegro en 1969 con aquella primera Barland. La Freedom, por ejemplo, la traje tras un viaje a Biarritz en el verano de 1977. Nuestras primeros viajes fueron, evidentemente, por la costa cantábrica. Y lo normal es que fuésemos bien recibidos allí donde fuésemos. Recuerdo por ejemplo un viaje a Rodiles. Cuando nos preguntaron de dónde éramos, y les dijimos que gallegos, la contestación de los locales fue: ¡Mira, son gallegos, qué exótico!.

Entre los pocos que practicábamos surf se generó enseguida una fuerte sensación de comunidad, aunque no nos conociésemos. Si por la carretera nos cruzábamos con otro coche con tablas, nos pitábamos o hacíamos luces para pararnos y hablar. Y cuando aparecía un extranjero por la playa lo tratábamos como un rey, por la gran e interesante novedad que suponía para nosotros.

Balbi.- Creo que alguna vez incluso nos excedimos con nuestra amabilidad y atenciones. Recuerdo a un vasco que vino por aquí, y al que le pusimos el sobrenombre de “Bigote Arrocet” por su parecido con el humorista, que le seguimos tanto que creo que hasta le caímos pesados. Hoy sin embargo al que viene de fuera casi se le maltrata.

Jose.- Recordamos perfectamente la visita en 1979 de Mark Chapman, el sudafricano, que el fue al primero al que vimos practicar un surf moderno. Estuvo en mi casa varias semanas. Con él fuimos a pescar, a coger nécoras, … Su nivel era tan grande que le intentamos convencer para que entrase a surfear en el rompeolas de Bayona, pero no lo conseguimos.

Alberto.- Pero esta actitud no era exclusiva de aquí, y creo que en general, en toda Europa, cualquier visitante, fuera de Australia, Sudáfrica o Estados Unidos, era recibido siempre con gran expectación y respeto. Una vez en Hossegor, Suso se lesionó. Pensaron por nuestro aspecto, y por cómo hablábamos inglés, que éramos australianos, por lo que en el centro de asistencia nos trataron con unas atenciones increíbles, hasta que nos preguntaron por nuestro lugar de procedencia. Cuando les dijimos que éramos españoles, el trato cambio totalmente, y aunque correcto, ya no nos hicieron tanto caso. Sentimos que nuestra contestación había supuesto una pequeña desilusión.


Vicente.- Los viajes a Francia en verano, a partir de finales de los setenta, fueron bastante frecuentes. El primero fue a Biarritz en 1977, y desde entonces fuimos a allí prácticamente todos los años. Recuerdo que en 1984 vimos surfear a un joven Mark Occhilupo en Hossegor. Después comenzábamos a ir a Lacanau, al campeonato, en donde tomábamos buenos apuntes para aplicar después en el Pantín Classic.

El primero en viajar a Hawaii fue Jose, quien lo hizo en 1985.

Jose.- Efectivamente viajé a allí en 1985, aunque ha que decir que lo que me llevó a Hawaii fue el windsurf, aunque surfeé dos días en Makaha. En aquellos años yo andaba muy metido con el wind, de hecho cogí muy buenas condiciones en la playa de Hookipa.

Vicente.- Y del viaje me trajo la Local Motion verde que todavía conservo y que sigue siendo mi tabla.


Alberto.- Revisando las fotos, otra de las cosas que más me llama la atención era lo mucho que nos duraban las tablas y el tiempo durante el cual las conservábamos. En esta fotografía puede haber tablas que tengan más de cinco años de diferencia entre ellas: la Lightning Bolt es de 1979; la Rufo’s de 1980; esta otra la trajo Jose de Sudáfrica en 1983. También era frecuente que les pusiésemos nombres. Bueno de hecho creo que todas lo tenían. A algunas las llamábamos por el nombre del shaper, “la Bolt”, “la Bilbo”, …, pero a otras por su color, o con otros apelativos como “El Submarino” o “La Blanquita”.

Jose.- A una de las tablas le pusimos de nombre “La guadaña” ya que a lo largo de su historia fueron varios los heridos de consideración que dejó por el camino. Recuerdo que una vez fue Vicente el lesionado con una fuerte herida en la pierna que exigía puntos. Fuimos al centro de salud, y Vicente convenció a los enfermeros que le cosieran sin anestesia, ya que decía que con concentración, sería capaz de llegar a un estado de autocontrol que le permitiría soportar el dolor. Tan pronto como la aguja tocó su carne, los gritos de Vicente se oyeron en todo Vigo. Pero otros cayeron también contra sus cantos, como por ejemplo José Andrés, o Vari, que se rompió la nariz al golpearse contra la tabla. El principal problema de estas tablas era que resultaban ser muy pesadas, por lo que en las caídas cogían mucha inercia y cualquier golpe contra ellas tenía su importancia. Además, como era muy común ir varios en la misma ola, tampoco era extraño que hubiese impactos de unos contra otros. El Donlurio, por ejemplo, era peligrosísimo. Las tablas además tampoco era tan maniobrables como las de hoy. Por ejemplo la Bilbo, cuando cogía velocidad ya no había quien la cambiase de dirección.

Alberto.- Algo también característico de aquellos años es que surfeábamos sin traje, ya que nos los había. En invierno, a los 7 minutos perdías la sensibilidad para ponerte de pie, y salías corriendo para que entrase otro.


Jose.- No teníamos trajes de neopreno, por lo que salíamos muertos de frío. Tras el baño recuerdo que Nicolás venía hasta casa a tomarse un chupito de aguardiente para entrar en calor. En mi caso estuve surfeando sin traje 4 años. El primer traje la compré en 1979 con el dinero que junté trabajando en la descarga de bacalao congelado en el Puerto de Vigo. Con lo que nos pagaban en tres semanas, que era un pastón para aquella época, nos daba para comprar uno. Comenzamos trabajando Suso y yo. No era un trabajo fácil. Básicamente consistía en descargar de las bodegas de los barcos, el pescado que se había transportando hasta Vigo congelado entre capas de sal: capa de bacalao, capa de sal, capa de bacalao, capa de sal, … Cuando llegábamos a casa tras una jornada de trabajo, recuerdo que apestábamos, y que nuestra madre nos hacía entrar en casa en ropa interior para que no impregnásemos con nuestro olor toda la casa. Era un trabajo duro, y eso que nosotros, comparado con otros que trabajaban allí, descargábamos en un día muchísimos menos kilos. Nuestros compañeros descargaban toneladas. Lo peor no era la carga, sino los granos de sal que en la descarga casi inundaban el ambiente, y que no sólo te irritaban los ojos, sino cualquier pequeña herida que pudieses tener. Pero valía la pena, ya que con el trabajo de tres semanas nos podíamos equipar contra el frío del agua.

Alberto.- Después cuando Jose comenzó a viajar a Sudáfrica pudimos, al igual que con las tablas, hacernos con trajes más baratos, modernos y mejor adaptados al surf.

Balbi.- Un capítulo a parte merece el descubrimiento y los viajes a Portugal a partir de 1977-78. No solo no había nadie haciendo surf. No había nadie en la playa. Los primeros en surfear en el norte de Portugal fuimos nosotros. De hecho hasta 1983 no nos encontramos con el primer surfista portugués, en Ancora, al que llamamos “el de O Porto”. En Ancora y Afife estuvimos solos durante años.

Viajar a Portugal era toda una aventura, no como ahora. Para que te hagas una idea cruzar la frontera nos lleva media hora por la dichosa declaración de “los patines”, que eran como les llamaba la Guardia Civil a nuestras tablas. Imagínate la situación, nosotros deseando llegar a Ancora, a Afife, y allí parados media hora explicándoles a los Guardias que era eso del surf y en que consistía. Teníamos que sacarle la carta verde a cada tabla, que era como una especie de salvoconducto para poder pasar la frontera con ellas.

Jose.- Los viajes se finalizaron a mediados de los ochenta, ya que entonces se hizo muy habitual surfear en el norte de Portugal al poder ir y volver en el día, o incluso en una mañana o una tarde.