22.2.15

HISTORIAS. Lo mejor que he visto.


Mientras que escribía la entrada dedicada a Terry Fitzgerald y la sección de la revista Surfers Journal "Lo mejor que he visto", pensaba sobre cuál habría sido ese momento para mí. 

Es curioso que del momento más increíble en el que he estado presente, surfísticamente hablando, no recuerde imágenes de surf. Ese momento fue en Pantín, en el año 1998, durante el campeonato que ganaría Sean Holmes, concretamente el domingo 6 de septiembre, la tarde en el que el huracán Danielle llegaba a nuestras costas. Sin embargo de ese día no guardo ninguna imagen clara de la olas que se cogieron. Mi recuerdo es más del ambiente que había en la playa, en donde se podía sentir la emoción que nos invadía a todos al ver a aquella gente surfear esas olas tan inmensas. Recuerdo a Vicente, a quien aún no conocía, intentando "tranquilizar" a un fotógrafo que había entrado al agua a hacer fotos. En un principio se pensó que era un aficionado, de ahí la preocupación, pero que después resultó ser un profesional de una revista americana. Las palabras de Vicente gritando por megafonía "¡¡tranquilo es sólo agua!!", cuando al fondo se marcaban series de más 5 metros, creo que han de pasar a la historia como una de las frases del campeonato. Sin embargo, por no guardar un recuerdo claro de aquellas olas, mi "mejor momento" no he de situarlo allí. 

"Lo mejor que he visto" ocurrió unos cuantos años después, en 2001. Acababa de celebrarse el Pantín Classic, en una edición en la que no había habido muy buenas olas, y que había estado marcada por los atentados de las Torres Gemelas. Sin embargo, el lunes tras el evento, el mar había subido, y en Doniños rompían muy buenas izquierdas, perfectamente ordenadas por el nordeste. Muchos de los pros del campeonato, ante esta previsión, se habían quedado unos días por aquí. En el agua, y antes de entrar, pude reconocer a Eneko Acero y a Paul Canning, quién ese año venía de quedar 3º en el CT de Bells Beach, solo tras Mick Fanning y Daniel Wills. Aunque las condiciones me superaban un poco, entré, ya que era difícil resistirse a no surfear aquellas olas. 

Estaba en la orilla. Acababa de coger una ola, y empezaba a remontar. Entonces llegó una serie y vi que Paul Canning la remaba con fuerza muy adentro del pico. Estaba tan adentro que recuerdo que pensé: "estoy tan lejos que no le voy a estorbar". Entonces hizo el take off y se metió dentro de un tubo. Salió y empezó a imprimirle velocidad a su tabla. Recuerdo que pensé, "¡¡mierda, estoy en el medio!!". Y entonces, aún cogiendo más velocidad, si es que aquello era posible, Paul pasó por delante de mí con unos dos metros de margen. Recuerdo aún perfectamente el ruido de su tabla planeando sobre la pared mientras pasaba como un rayo. 

Salvo el tubo inicial, en el resto de la ola, al menos la parte que vi yo, no hizo nada más que coger velocidad, pero aquella capacidad para desplazarse en el espacio fue algo que nunca he vuelto a ver tan de cerca y expresado de un modo tan contundente.

20.2.15

HISTORIAS. Terry Fitzgerald.


De entre todas las secciones fijas que tiene el Surfers Journal, mi preferida es "Lo mejor que he visto". En ella, conocidos personajes del mundo del surf cuentan el momento de su vida, como surfistas, que más les ha impactado. De entre todas las historias que he leído, una de los que más me ha gustado es la escrita por el fotógrafo Art Brewer dedicada a Terry Fitzgerald.

"Tras muchas horas, días, semanas y años a lo largo de las últimas cuatro décadas, puedo decir que he visto surfear a los mejores surfistas del mundo. He estado presente en muchos de los grandes momentos de la historia del surf, desde los tiempos de Gerry López a Kelly Slater. Pero cuando mi memoria mira atrás, y busca un momento especial, siempre viaje a 4 horas de un día de Julio del año 1975 en Jeffrey's Bay.

Al surfista que observaba lo había visto surfear en otros lugares como Sunset Beach, Rocky Point y otras olas de la Costa Norte de Hawaii. Pero en aquel momento estábamos al otro lado del mundo, en la mitad de un viaje alrededor del globo que habíamos comenzado hacia ya varias semanas. Aquel día las olas rompían perfectas, con un tamaño entre 6 y 8 pies. Y entre ellas estaba Terry Fitzgerald, surfeando de una manera que entonces creí únicamente reservada a los "dioses", recorriendo paredes de más de 1000 yardas.


Terry cogía la ola en Boneyards, atravesaba Supertubes, y se colocaba a la perfección en la pared de la ola para cruzar la sección imposible de Impossibles, girando e impulsándose dentro del tubo, hasta salir en The Point. Yo, solamente acompañado por otro par de personas y la arena de las dunas, estaba siendo testigo de un momento histórico, irrepetible, protagonizado por el maestro de la velocidad y el estilo, que ante mis ojos estaba llevando al surf, en aquella tarde, a un nivel nunca antes visto, en una representación perfecta de sincronización entre la mente, el cuerpo y el alma. El surf de Terry rompía las reglas tradicionales: el modo en cómo cogía velocidad impulsándose con su cuerpo, aprovechando la forma de la ola, empleando sus manos y tobillos para llevar su tabla al lugar donde podría conseguir mayor velocidad, siempre atacando la sección más rápida y crítica con un control preciso.

Cuando terminaba una ola, volvía de nuevo hasta Boneyards para coger otra. No estoy seguro cuántas olas cogió ese día, pero no salió del agua hasta que las condiciones empeoraron. Aquel día Terry se ganó para siempre el apodo de "el Sultán de la velocidad".

Todo lo que hoy le puedo decir es gracias. Gracias por haberme ofrecido el mayor espectáculo que nunca he visto".

Tras leer el texto busqué por internet vídeos con imágenes de Terry Fitzgerald en Jeffreys Bay, pero la verdad es que no encontré muchas, así que aproveché para volver a ver algunos de los vídeos que me han impactado de esta ola, y entre los cuales está el de Heath Joske, uno de mis preferidos por su plasticidad y estilo, y que no deja de ser un homenaje evidente, aunque actualizado, al surf de Fitzgerald.

16.2.15

HISTORIAS. Pioneras.




Desde hace años mi amigo Gonzalo está suscrito a la revista The Surfer's Journal, en mi opinión la mejor revista de surf que en la actualidad se edita en el mundo. Cada cierto tiempo paso por su casa para llevarme prestados los números correspondientes a un año de edición de la revista. Cada ejemplar está enumerado de un modo especial: en lugar de emplear una numeración correlativa desde el 1, cada revista se identifica en primer lugar con una cifra igual al número de años de edición de la revista, y a continuación un número correlativo del 1 al 6, por cada uno de la media docena de ejemplares que se editan al año.

Si por algo destaca Surfers Journal, además de que apenas contiene publicidad (la revista se mantiene con las cuotas de sus suscriptores y el patrocinio de seis marcas), es por la calidad de sus textos y de sus fotografías. Entre sus artículos, y en todos los números, siempre se incluyen textos dedicados a la historia del surf, algo muy poco común en las revistas españolas, cuyos contenidos se centran siempre en temas de actualidad, lo que hace que los reportajes muchas veces se acaben repitiendo: los mismos viajes, a los mismos lugares, y con casi los mismos protagonistas. Puedo entender que la historia del surf en nuestro país sea relativamente pequeña con respecto a los Estados Unidos o a otros países como Australia o Sudáfrica, pero la verdad es que tenemos una historia, que es una pena que no quede recogida en publicaciones de este tipo.

Y cuando hablo de historia no me refiero exclusivamente a los orígenes de los orígenes. Del mismo modo que en el Surfers Journal puedes disfrutar de un texto sobre el campeonato del mundo de surf en Puerto Rico en 1968, o un artículo sobre Martin Potter, Terry Fitzgerald o Ross Clarke-Jones, por qué en una revista nacional es tan difícil encontrar una entrevista en detalle a surfistas como Alfonso Fernández, Asís Fernández, Jupa Soler o Pablo Postigo, solo por citar a algunos de los surfistas más significativos de los años 80.

Por eso, cuando el otro día andaba a la búsqueda del último número de la revista de música Rockdelux, y vi en la estantería del kiosko la portada del número 175 del 3sesenta, me lancé a toda velocidad a comprarla. A la derecha de una foto de un tubo de Indar Unanue, se anunciaba la inclusión de un artículo sobre las Pioneras del surf en España. Hacía semanas que Daniel Esparza, el autor, me había pedido información sobre la parte gallega de la historia, y la figura de Ángeles Vega, así que el interés por comprar la revista y leerla era si cabe aún mayor.

Además del artículo escrito por Daniel, la revista incluye un interesante reportaje sobre el campeonato de Punta Galea y una entrevista, también muy interesante, al fotógrafo Víctor González, así que se recomienda su compra.

Agradecer una vez más desde el blog la inmensa labor que está desarrollando Daniel Esparza investigando sobre los orígenes del surf en España, y por poner a nuestra disposición, a través de artículos como éste, o en el blog Olo Surf History, estas historias.

14.2.15

MÚSICA. Desdelacroa recomienda.


Una de las cosas que más me llaman la atención de las listas de música con lo mejor del año, es lo pronto con las que las sacan algunos medios. Algunos corren tanto, tienen tanta prisa en ser los primeros en marcar lo que ha sido lo más destacado, que incluso publican sus listas nada más comenzar el mes del diciembre, despreciando de este modo los discos que pueden salir en las últimas semanas del año.

En desdelacroa no tenemos acceso a tanta música como los blogs y páginas especializadas, así que en nuestro caso hacemos lo contrario: esperamos un mes, una vez terminado el año, para elegir lo que más nos ha gustado y lo que más hemos escuchado. En un nuestra caso no hay orden, sólo una lista, ordenada alfabéticamente con nuestras recomendaciones. Para cada uno, hemos seleccionado alguna actuación en directo, que podéis escuchar pinchando en el enlace. 

9.2.15

HISTORIAS. Lo intrínseco y lo extrínseco en el surf de olas grandes.



Aunque la gran mayoría de los que fuimos a escuchar a Tony Butt no aspiramos a coger olas grandes, o al menos no del tamaño de las que él nos habló, todos teníamos curiosidad por saber más sobre el surf de olas grandes. 

De entre todo lo que se contó, lo que más me llamó la atención, y lo que más me ha hecho pensar, fue la importancia que Tony le dio a la motivación intrínseca asociada a coger este tipo de olas. Una cuestión que es perfectamente trasladable a cualquier otro aspecto de la vida, pero que en el surf de olas grandes, tal vez por lo que representa, tenga una importancia mayor. ¿Qué es lo que realmente nos lleva a hacer las cosas? ¿La búsqueda del disfrute personal? ¿Las ganas de superación? ¿O lo que realmente buscamos es reconocimiento o la consecución de un premio?

Darle tanta relevancia a esta cuestión creo que tenía una intención por su parte: hacernos reflexionar acerca de las motivaciones extrínsecas que hoy en día parecen predominar en el surf de olas grandes. ¿Qué busca realmente la gente que se dedica a coger olas grandes? ¿Simplemente cogerlas, o una nominación y el dinero de los premios XXL? ¿Tiene realmente sentido esa carrera que se ha establecido por ver quién coge la ola más grande? ¿Qué buscamos nosotros?

Creo que sólo se logra la completa satisfacción en un proyecto cuando realmente se disfruta con ello. Cuando el principal motivo por el que se hace algo, es precisamente ese algo. Sin embargo, también comparto que en ocasiones sea necesario un impulso externo para poder alcanzar una meta. ¿Iríamos a trabajar si no nos pagasen un sueldo?. Llevado al surf de olas grandes, me pregunto: ¿los surfistas de la actualidad comparten la misma motivación que llevó, por ejemplo, a Pat Curren, Greg Noll, y a sus compañeros, a surfear por primera vez en Waimea? ¿qué impulsó a Jeff Clark a entrar en Mavericks? ¿son realmente necesarios los premios XXL, el Big Wave Tour, la atención mediática, para que se descubran olas nuevas y se superen los límites?

Me imagino que cada caso, cada surfista, será distinto, pero creo que en todos ellos existe una convivencia entre lo intrínseco y lo extrínseco. Sería interesante saber la opinión sincera de cada uno. Lo que tengo claro es que si lo extrínseco llegase a superar a lo intrínseco, se estaría perdiendo el que ha sido el impulso que ha llevado a conseguir todos estos logros a lo largo de la historia del surf. Posiblemente, y en el surf de olas grandes por todo lo que supone y representa, nunca se lleguen a desvirtuar tanto las cosas. Ojalá no me equivoque, aunque a veces tengo dudas.

6.2.15

HISTORIAS. El frío.

















Es curioso que resulte más agradable estar entre las olas que caminado por la playa. A ras de agua, con los pies y las manos sumergidas, y la cabeza protegida por un gorro de neopreno, apenas se sienten las bajas temperaturas. El aire está a 6 grados, pero el mar supera por poco los 14.

Por momentos luce el sol. A veces se nubla y entra alguna racha de viento que nos recuerda el frío que hace fuera. No hay muy buenas olas, y está difícil hacer fotos. Al menos lo luz es buena, sobre todo cuando el sol se oculta tras las nubes.

Llevo dos horas en el agua, y si salgo no es por frío. El sol está a punto de ponerse, y sé que en cuanto llegue al horizonte la temperatura bajará de golpe en forma de helada. Lo peor viene al salir. En dirección a casa, corro por la orilla con los pies dentro del agua. Avanzo todo lo que puedo hasta que toca remontar por la playa. La arena está realmente fría. Muy fría. En menos de un minuto se empieza a notar como la humedad helada va llegando al cuerpo, atravesando los milímetros de neopreno y lana del traje. Cruzo el río. El agua está casi más fría que la arena. Cambio la tabla de mano para que los dedos recuperen algo de circulación. Sigo corriendo, y tal vez por el frío, siento con fuerza mi respiración mientras cruzo el pinar. Veo una piña en el camino y la cojo con mi mano que está libre. Irá directa a la estufa, que me espera encendida para entrar en calor.