4.10.24

La tabla de Darryl


El sudafricano Darryl llegó en un velero a Coruña en 1972, en la primera etapa de un periplo que esperaba lo llevase a los océanos Índico y Pacífico vía Marruecos, las Islas Canarias y el Canal de Panamá. Tanto Darryl, como el compañero que le acompañaba en el viaje, conocían bien el Índico, ya que el año anterior habían explorado, también en barco, las Islas Mauricio, las Reunión y otros grupos de islas del Índico. Aquel viaje, y las experiencias vividas, les habían llevado a tomar una decisión vital: abandonar su vida en el continente y sumergirse en la aventura de recorrer los tres grandes océanos del planeta a la búsqueda de olas.

Su aparición en A Coruña fue toda una revolución entre los surfistas gallegos, no solo en cuanto a su nivel de surf, sino también por su filosofía de vida. Les empujó a surfear en olas en las que hasta entonces no se habían atrevido a entrar por la violencia de su rotura, enseñó a Rufino algunos de los secretos de la fabricación de tablas de surf y, además de un gran recuerdo, dejó una tabla, shapeada por él en Islas Mauricio, con unas líneas y formas hasta entonces nunca vistas en Galicia. Un gun, 7’2” con cola pin-tail, con un shape orientado a las olas rápidas y potentes que Darryl espera descubrir en el Pacífico.


Tras una avería en el timón del barco de difícil reparación, Darryl y su amigo decidieron abandonar, por un tiempo, el proyecto de navegar por los Mares del Sur. Antes de regresar a su país, Darryl vendió su tabla a Carlos Bremón. La de Darryl fue la tabla de Carlos durante varios años hasta que, a principios de los 80, se la vendió a alguien que no recuerda.

Esa persona posiblemente fuese Lozano, un amigo del instituto de Gonzalo Casal “Super”, ya que este recuerda que en sus inicios en el surf, en 1985, entró varias veces al agua con esa tabla en la playa de Santa Comba. Pero desde entonces, se le perdió la pista.

El verano pasado, al poco de editar Otro mar, me encontré con Pablo en Pantín. En medio de nuestra conversación me dijo: “tengo una de las tablas que aparece en el libro”. A principios de los 90, Pablo se hizo con una tabla a cambio de unas pesas. Nunca llegó a utilizar esa tabla, ya que enseguida se hizo con otras de menor volumen y más manejables, así que, en una especie de cápsula del tiempo, la tabla estuvo sin uso durante más de 30 años guardada en el taller de carpintería de su padre.


Meses después, Pablo me trajo a casa esa tabla. No había lugar a dudas, era la de Darryl. En videollamada con Carlos Bremón lo confirmamos al 100%. Ahora le espera una merecida restauración.

Podéis disfrutar de la historia completa de Darryl en Otro Mar, y de sus contenidos extra pulsando AQUÍ.

7.8.23

Otro mar


El mar es un concepto enormemente evocador en Galicia, protagonista de leyendas, relatos y acontecimientos históricos que han conformado nuestra cultura y marcado nuestro devenir y carácter como pueblo. Pero la relación con él casi nunca ha sido fácil. Durante siglos se creyó que el mundo terminaba cerca de nuestras costas. Aquí se encontraba Finis Terrae, el lugar desde donde se extendía el Mare Tenebrosum, inaccesible a los navegantes por sus fuertes vientos y corrientes, y habitado por monstruos y otras bestias. Es significativo que la zona más conocida de nuestro litoral se llame A Costa da Morte, un nombre ganado a pulso por sus bajos, acantilados y rompientes, que han causado el hundimiento de más de novecientos barcos y miles de desaparecidos. Desde el mar llegaron también piratas e invasores que causaron terror y trajeron desgracias en tierra. Los ataques marítimos a las poblaciones costeras eran tan frecuentes que, durante la Edad Media, provocaron la decadencia de las ciudades situadas cerca del litoral y el desplazamiento de sus habitantes hacia terrenos rurales o villas del interior. En los siglos XIX y XX llegó otro tipo de migración. Más de un millón de gallegos se establecieron en América entre 1880 y 1960, empujados por las hambrunas, la guerra y el franquismo. Las imágenes del fotógrafo Manuel Ferrol reflejan los sentimientos de incertidumbre y miedo que acompañaban a aquellas partidas en barco, que convirtieron al mar en sinónimo de despedida y separación.

Con estos antecedentes, es fácil comprender por qué, a principios de la década de 1960, el mar no tenía una cara amable en Galicia. Tal y como cuenta Vicente Irisarri, significaba riesgo y muerte en la pesca, trabajo en los astilleros y en la marina mercante, familias separadas por la emigración… El mar era peligroso, y lo mejor que se podía hacer era mantenerse alejado de él.

Y entonces llegó el surf. Que un grupo de amigos se lanzase al océano a coger olas, se vio al principio como una excentricidad, algo sin mucho sentido ni justificación, una práctica contraria a las costumbres consideradas como correctas en la sociedad de aquel momento, en la que todo lo nuevo o desconocido era sospechoso. Pero la atracción que sintieron por el mar, las olas, la playa… era muy intensa. Los distanciaba de lo convencional y les hablaba de libertad, naturaleza, aventura…, unas ideas que en aquellos años impregnaron la mente de muchos jóvenes, dando lugar a una serie de movimientos sociales y culturales que impulsaron una corriente de cambios que agitaría el mundo, y que en España concluiría con la transición política y la llegada de la democracia.

El camino recorrido por los protagonistas de este libro hizo posible que el surf germinase en Galicia. El descubrimiento de nuevas rompientes, los avances en el proceso de construcción de tablas, o las personas a las que conocieron, forman parte de la lista de hitos alcanzados por un grupo de mujeres y hombres libres y valientes, que se lanzaron tras un deseo sin apenas referencias que los guiasen. Pero no debemos olvidar su legado más importante: tal y como concluye Carlos Bremón, ellos fueron “los primeros en situarse detrás de la barrera infranqueable que hasta entonces representaban las rompientes, y comprender que se podía salir allá fuera, esperarlas y jugar con ellas”.

Descubrieron un mar diferente. Nos regalaron otro mar.

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"Otro mar", el libro que cuenta los orígenes del surf en Galicia, acaba de ser publicado por la editorial Libros del Océano y puedes adquirirlo a través de su web pulsando AQUÍ.

A la versión en papel le acompaña unos extensos contenidos digitales con imágenes, vídeos y textos que por su formato, estilo o dimensión no han tenido cabida en la versión en papel del proyecto. Su valor histórico e interés son el complemento perfecto a las entrevistas, artículos e imágenes que componen el libro y están accesibles para todo el público pulsando AQUÍ.












10.6.23

Cuaderno de cultura oceánica


Hace unos días, coincidiendo con el día Mundial de los Océanos, Juanjo González Trueba presentó el “Cuaderno de Cultura Oceánica”, un libro en el que el autor comparte con nosotros sus conocimientos, pensamientos y experiencias vinculados con el Océano. Esta primera edición, editada por Libros del Océano, Surf&Nature Alliance y la Dirección General de Cooperación al Desarrollo del Gobierno de Cantabria no tendrá distribución comercial y ya forma parte de los fondos bibliográficos de todas las bibliotecas y centros culturales de Cantabria. El próximo paso será distribuirlo en los centros educativos cántabros. 

Desde el Océano Surf Club y Surf&Nature Alliance se ha hecho el esfuerzo necesario para lograr que esta publicación, en un futuro muy próximo, pueda distribuirse más allá de la Comunidad de Cantabria y esté disponible para todos los centros educativos del país; también para el público en general que tenga interés en esta obra. Pero no será de inmediato: habrá que esperar hasta el otoño.

Y qué decir del Cuaderno… A los excelentes textos y reflexiones de Juanjo, se une como perfecta introducción el prólogo de Vicente Irisarri; Carlos El Rojo se ha ocupado del diseño y de las ilustraciones del interior; y yo mismo de la edición. 

Tal y como se expresa en su contra, este Cuaderno, como bitácora del periplo vital de su autor, cuenta sus experiencias, aprendizajes, pensamientos y sentimientos vinculados con la mar, con un objetivo: abrir una ventana a través de la cual podemos redescubrir el valor de la mar y aprender a vivir con ella. Desde diversas perspectivas y temáticas, Juanjo nos embarca en el reto de implementar una educación para el desarrollo sostenible y la transformación social a través de la reflexión, el compromiso y la reformulación del modo en cómo nos relacionamos con el Océano. Desde su activismo por la mar, nos introduce en la noción de Cultura Oceánica. Como bien dice el autor, se trata de conocer para dar a conocer, valorar y, con la ayuda de todos, tratar de preservar. Este viaje implica un cambio ético, un nuevo estilo de vida, de pensar y actuar. Para lograr ese cambio necesitamos nuevos valores, competencias y actitudes que lleven a ciudadanos y sociedades a ser más respetuosos y armónicos con el espacio marino. Eso busca el Cuaderno.