En los últimos meses, y a pesar de ser invierno, los días en los que más he disfrutado en el agua, han sido días con olas de medio metro, o incluso menos. Sonará mal en un surfista del norte que debería estar suspirando por las grandes marejadas, pero es la verdad. Con los fondos de la mayoría de las playas hechos un desastre, los baños en los que mejor me lo he pasado, han sido aquellos en los estaba tan pequeño que casi nadie se echó al agua, y en los que hasta hace poco, y si no fuese por el tablón, yo tampoco hubiese entrado a coger olas.
Gracias a él he disfrutado realmente deslizándome.
La remontada es sencilla. La remada fácil. Y enseguida, casi sin esfuerzo, vuelas sobre el agua.
Ya en la orilla, y tras la última, descubres que has perdido la cuenta de las olas que llevas. Habrá que ir a por otra más.
Compartimos un sentimiento, te lo aseguro...
ResponderEliminarY con lo que es aún mejor: con la sensación de que en cada baño aún estás aprendiendo !!!
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