El domingo pasado hablábamos en desdelacroa de lo importante que es seleccionar lo que recogemos en una limpieza de playa. Al fin y al cabo ese es el objetivo. Pero también es importante pensar en cómo lo hacemos. Así que tras hablar ayer de dónde limpiar, hoy es momento para reflexionar sobre con qué limpiar.
Descartadas las máquinas, lo único que nos quedan son nuestras manos y nuestro esfuerzo, ayudados por recipientes en los que trasladaremos lo recogido. Lo más sencillo, y habitual, es recurrir a las bolsas de plástico. Son baratas y, las más grandes, permiten recoger un importante volumen de residuos en su interior. Pero si lo pensamos, estamos empleando, y consumiendo, plástico, precisamente el material que principalmente recogemos, lo que es toda una contradicción. Si ésta es nuestra única opción, hemos de ser conscientes que con la limpieza estamos generando también residuos, y por tanto, hemos de intentar emplear las menos bolsas posibles, haciendo varios viajes con ellas tras depositar lo recogido en el interior de los contenedores.
Pero afortunadamente hay otras opciones.
Existen bolsas fabricadas a partir de fécula de patata como las que distribuye Surfrider en sus kits de limpieza. Se trata de un material biodegradable, cuyas materias primas son naturales. Pero la realidad, y para una limpieza de playa, es que estas bolsas resultan poco resistentes y se rompen fácilmente, sobre todo si se introducen objetos punzantes en su interior, por lo que no admiten ni mucha carga ni varios viajes.
Otra alternativa es emplear los propios objetos que estamos recogiendo en la playa para trasladar la basura. Seguro que encontraremos cajas, bidones rotos, ..., que nos pueden ayudar a trasladar otros objetos más pequeños. Sería lo ideal. Pero estos objetos no suelen ser demasiado habituales, y su estado a veces no permite transportar muchos objetos.
La alternativa que os proponemos en desdelacroa es emplear cajas de cartón como las de las fruterías. Son resistentes. Permiten recoger un volumen considerable de residuos, además de que resultan cómodas de transportar. Son además reutilizables. Gracias a su resistencia, podemos realizar varios viajes con ellas, vaciando su contenido en el contenedor. Y además, al terminar la limpieza, las podemos depositar en el contenedor del cartón para que sean recicladas. Tu frutero, en lugar de tirarlas, te las regalará encantado. Los míos, Isabel y Antonio, lo llevan haciendo desde hace 5 años.
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