La entrada dedicada a la historia del American Star fue una de las primeras que se publicaron en el blog, y también la primera de la serie de los naufragios.
Era nuestro tercer viaje a Fuerteventura, y la playa de Garcey era una de los sitios de nuestra lista de lugares a conocer que había quedado pendiente en viajes anteriores. Al American Star lo habíamos descubierto gracias a una postal en blanco y negro que encontramos del barco en una librería, gracias a la cual supimos además que se encontraba en la costa occidental de la Isla. La costa Oeste no es la más cómoda de visitar. No siendo escarpada, la línea de tierra está dominada por los acantilados, y no todos los lugares son accesibles con un vehículo normal. Es también la más desconocida y deshabitada. Además, y al menos esa fue nuestra experiencia, el clima allí no tiene nada que ver con el del resto de la Isla. Pero la verdad es que el visitarla te ofrece una visión distinta a la más conocida de Fuerteventura. Para llegar allí hay que atravesar las montañas, pasar por pueblos rurales que nada tienen que ver con las zonas turísticas, y te permite descubrir que en la Isla hay mucho más que dunas, viento, olas, hoteles y turismo.
Pero si fuimos hasta allí fue realmente para verlo, y la verdad es que el viaje valió la pena, sobre todo, porque nueve años después, ya no quedan restos visibles del barco. La sal y las olas se fueron comiendo durante estos años los restos que se conservaban del buque, convirtiendo hoy al American Star en un recuerdo.
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