25.12.19

Los orígenes del surf a través de la prensa gallega (parte 2: 1970-1975).


1969 fue el año en el que Miguel Camarero y Gonzalo Viana en A Coruña, y los hermanos Montenegro (Víctor y Nacho), Nicolás Pita y Ángeles Vega, en Patos, se iniciaron en el surf. 1975 fue el año en el que se celebró el primer campeonato considerado como “Campeonato gallego”. Sin duda, un periodo fundamental en los orígenes del surf en Galicia. De este periodo hemos encontrado un total de 28 artículos.

Con la llegada de la nueva década, lo que en los sesenta era un deporte que no se podía practicar en España, pasa a ser asumido en los setenta como una realidad. “El ‘surf’ nace en España como deporte de verano”, publicado en La Voz de Galicia el 28 de julio de 1971, se puede decir que fue la partida de nacimiento del surf en la prensa gallega, aunque ya se venía practicando desde hacia dos años en nuestras costas.

“Hasta ahora se creía que el "surf" era un deporte reducido a las fuertes corrientes de Oceanía o de las Islas Hawái (…). Sabíamos que el "surf", deporte con nombre de ritmo moderno, se practica en Biarritz. Y finalmente nos enteramos de que Guipúzcoa y Vizcaya son las dos provincias españolas con más clubs de “surf”. Tienen cuatro cada una. Asturias y Santander siguen con tres. Hay cerca de 200 “surfistas” con licencia para “surfear”. Este deporte veraniego tiene ya carta de naturaleza dentro de la federación española de esquí acuático, como una sección más (…). El presidente de la sección de “surf” es don Pedro Martínez de Albornoz, y el secretario, don José Luis Encinas.

Hay clubes federados en el Norte, informa el señor Encinas, ya que es la única parte de las costas españolas donde puede practicarse el “surf” con cierta regularidad. Ahora estamos intentando llevar el control a Canarias. La sección hace tan sólo año y medio que se fundó.

Hay una serie de factores que nos llevan a creer que el “surf” será dentro de poco el deporte de moda en las playas vascas, junto con el esquí acuático, y por supuesto, la natación.

Pero, ¿que tiene que ver el “surf” con el esquí acuático? El señor Encinas opina que “en esencia uno y otro consisten en deslizarse sobre el agua”, pero esa similitud no existe porque el esquí acuático necesita de tracción, y el “surf” se desarrolla por propio impulso (…). 

Puede haber choques y por ello hace falta una habilidad especial para esquivar el obstáculo o el golpe de la propia tabla. Las tablas son ligeras, de fibra de vidrio recubiertas de una materia plástica. Pero el material poco importa si falta la materia prima: las olas. Sin olas no hay salida al mar. Es como si al velero le faltara el viento.

El “Cantábrico bravío” es pródigo en oleajes. Quizás esto explique que el surf empieza a surgir con fuerza en Asturias, Santander, Guipúzcoa y Vizcaya.

El señor Encinas explica que antes de celebrar una competición se solicita información de las autoridades navales sobre el estado de la mar (…). El “surfista”, por otra parte, tiene un uniforme específico, es de goma, parecido al de los hombres rana, pero más elástico. También llevan una camiseta o peto de colores muy vivos.

Apenas acaba de nacer en España como deporte, cuando nos disponemos a tomar parte en pruebas internacionales. Estos días se celebrará en las costas vascos-francesas, en Hossegor, el encuentro entre Francia y España de “surf”. La selección española está compuesta de 4 surfistas santanderinos, de los clubes Sardinero y España; R. Bourdil y C. Garay, del Club Kiroleta de Vizcaya; E. Escauriaza del Club Sopelana, también vizcaíno, y por el club guipuzcoano “Zarautz”, I. Letamendia, J. Arteche y J. Lezcano”.


El titular que acompañaba a la primera foto publicada en la prensa gallega de un surfista en España, el 4 de septiembre de 1971, también era revelador: “El ‘surf’ también se practica en España”. “Más de cincuenta participantes han tomado parte en los campeonatos nacionales de “surf”. Ese deporte que tiene gran auge en las Islas Hawái, también se practica en España. En el grabado, Jesús Fiochi, actual campeón”.

El 24 de octubre de 1971 se publicaba un extenso artículo como el título “‘Surf’: deporte nuevo en España”, en el que si bien se afirmaba que “las costas y playas europeas no son adecuadas para el “surf” ya que las que tienen fuertes y grandes olas, no son en realidad playas muy veraniegas", calificaba al mar Cantábrico, aunque sólo en su parte española, como “apropiado para este deporte, pues hay un estío bastante bueno y las olas son fuertes y largas. Según algunos aficionados españoles, las playas de Santander, Laredo, Gijón, e incluso algunas de la costa coruñesa - Cayón, Lage, Malpica, entre otras, son apropiadas los días que el mar se mueve”. En Europa, el periodista situaba la práctica del surf como común en "en algunos puntos del litoral británico, y asimismo en el belga y holandés”.



Por eso, cuando los periodistas de La Voz de Galicia descubrieron que en A Coruña también se practicaba surf, lo anunciaron como una gran novedad: “‘Surf’ en las olas de Santa Cristina”, aparecía publicado el 14 de enero de 1972, con una fotografía con Carlos Bremón, Alejandro Mesías y Miguel Camarero, la primera del surf gallego aparecida en la prensa: “El "surf" ese deporte que hace furor en las Islas Hawái, ha llegado también a España. Y ya no sólo aficionados de la costa de Asturias y Santander se dedican a la práctica de esta espectacular actividad. El “surf “ también ha merecido la atención de un grupo de jóvenes coruñeses que, estos días, sobre las olas de la playa de Santa Cristina, hacen sus “pinitos” sobre la ligera plancha de plástico. Como pioneros del “surf” en La Coruña pasarán a la historia de este deporte Carlos Bremón, Alejandro Mesías y Miguel Camarero, que aparecen en el grabado”. Con titular similar, “Haciendo “surf” sobre las olas del Orzán”, el 17 de octubre de 1972 se decía: “Ayer, sobre las olas de la playa del Orzán, no excesivamente fuertes - todo hay que decirlo - un joven hizo sus exhibiciones de “surf”, mientras un grupo de chicos y chicas lo presenciaron desde las rocas”. 



Especialmente curioso es un artículo del 22 de agosto de 1971 escrito por el ex-jugador de futbol y entrenador argentino Helenio Herrera, que en un capítulo de su serie de viajes “Con H.H. a través del mundo”, hace parada en Hawái con el titular “Allí apenas interesa el futbol”. Tras relatar la presencia del fútbol en las islas, dedica una parte importante de su reportaje al surf, incluyendo una foto del propio Herrera con una tabla de surf, y otra rodeado de surfistas locales. Su relato parece sacado de otro tiempo muy anterior a 1971:

“El surf es el deporte nacional de Hawái, y son los hawaianos quienes lo han inventado (…). Los jóvenes indígenas practican el “surf” con deslizadores hechos por sus padres, en madera especial muy resistente al agua. En los clubs privados los jóvenes americanos lo hacen sobre “surfs” de fibra de vidrio, resplandecientes (…). Los precios de estos varían de 100 a 150 dólares, y un modelo de lujo llamado “Vitamina C” cuesta todavía más. 

Contrariamente a los “surfs” de Australia y de las otras islas del Pacífico y de África del Sur, los “surfs” aquí tienen un timón fijo, por debajo, que parece la espina de un tiburón. 

Un “surf” es, por tanto, un pequeño capital que uno debe cuidar. Se ve a menudo a jóvenes trabajando en ellos para hacerlos resbalar mejor sobre el agua. Le pasan una cera especial, y cuando una ola le ha estropeado un poco, lo arreglan con una cola especial (…)”.

El 24 de marzo de 1972, el surf llegaba a la página de sucesos de La Voz de Galicia, recogiendo una historia contada por Carlos Bremón en su blog Cazador de Mejillones, que La Voz de Galicia de hace 47 años titulaba “Creyeron que se ahogaba y estaba practicando el "surf"”:

“Ayer a las seis de la tarde, hubo alarma en la Comandancia de Marina. Bueno, antes la hubo en la zona del Orzán; pero, por fortuna, todo sin consecuencias.

No obstante es justo resaltar la prontitud con que un celador de la Marina se movilizó, acompañado de dos marineros, en demanda del auxilio que se solicitaba.

Resultó que en la Comandancia se recibió un aviso telefónico, indicando que una persona, al parecer, se estaba ahogando en la playa del Orzán, o, por lo menos, que se hallaba en serio aprieto.

Allí se acercó, rápidamente, el representante de la Comandancia de Marina y cuando llegó al Orzán se encontró con… un joven que, vestido con traje de hombre-rana, practicaba el “surf”.

“¿Es que ya no se puede hacer deporte tranquilo? - parece que preguntó el joven -.

Naturalmente el celador, satisfecho porque nada había ocurrido, le dijo que nadie se lo impedía. Claro que el susto nadie se lo quitó ni a los que avisaron ni a los que fueron en auxilio de la posible víctima. Pero más valió así”.


En septiembre de 1972, por primera vez La Voz de Galicia cubría la celebración de los campeonatos de España de surf. Y el 24 de junio de 1973, con el título “El “surf”, un deporte cada vez más popular”, el periodista Guillermo Rances escribía uno de los mejores artículos sobre surf de la época, incluyendo referencias históricas y técnicas, por lo que recomendamos su lectura íntegra. Reproducimos las partes más interesantes.

“Disfrutar de la belleza de las olas, aprovechándose de su fuerza, y dominarlas una y otra vez es la finalidad del deporte náutico llamado “surf”. Su implantación en España es reciente; su origen, antiquísimo. La palabra “surf” significa en inglés rompiente, porque es ahí, en la rompiente de la ola, donde los aficionados disfrutan de su deporte favorito.

¿Quienes fueron los primeros que practicaron el “surf”? Unos dicen que nació en la costa peruana; otros que en Tahití, pero lo cierto es que desde hace varios siglos Hawái lo adoptó como su deporte; un deporte ritual en el que se mezclaban supersticiones, costumbres, y competición. Reyes y jefes eran admirados por su forma de cabalgar sobre las olas. 

(…)

El “surf” más que un deporte de fuerza es de habilidad. Es un arte deslizarse al compás de la ola, oyéndola rugir bajo tus pies. Es un placer maravilloso y único que ha prendido en la juventud de forma espectacular porque tiene su misma esencia: la vitalidad”.

(…)

La ola es el motor de esta actividad. Existen olas de muchos tamaños. Los entendidos opinan que las más apropiadas son las que alcanzan tres metros de altura, pero indudablemente las más emocionantes deben ser las que se producen en Hawái y Australia, que llegan a alcanzar los ocho metros y medio, cinco veces la altura de un hombre corriente. En las costas españolas llegan a producirse de cinco metros en la zona atlántica, y ya es suficiente.

(…)

La costa cantábrica española es idónea para la práctica del surf, lo que mismo que la atlántica en el noroeste de la península y las Islas Canarias. Los deportistas españoles federados son más de 100 y pertenecen a la sección Surf de la Federación Española de Esquí Acuático.

(…) 

La frase de que todo el mundo puede hacer surf, y que únicamente es necesario saber nadar, está solamente dictada por el justificado entusiasmo de los aficionados. 

(…)

Ir y venir con las olas, sentir el burbujeo de la espuma bajo nosotros, con el sol cayendo sobre la espalda, sintiendo el vértigo de la velocidad, es algo que nos hace sentirnos dueños de la Naturaleza, pues enfrentamos nuestras aptitudes con las fuerzas de la mar.

(…)

Todos los años se celebran diversos campeonatos durante el verano. La dificultad estriba en fijar su fecha. Si no hay olas ese día, no puede haber campeonato. Creo sinceramente que el “surf” no debería ser un deporte de competición, sino una actividad deportiva incitante y maravillosa que ocupa hoy un lugar importante entre los deportes de la mar”.

Especialmente poético fue el texto del 1 de julio de 1973, escrito por José María Areilza.

“¡Qué novedad sensacional trajo consigo el primer navegador! El medio hostil se volvía camino. La barrera misteriosa, sendero de esperanza (…). Viendo a los adolescentes de nuestros días practicar el “surf”, que viene probablemente como el “boomerang” y otras cosas, de las civilizaciones primitivas polinesias, me parecía contemplar ensayos antiquísimos, casi prehistóricos, de dominar la mar, de caminar sobre las olas. También debo decir que el surf tiene otras sugestivas comparaciones posibles. El que lo practica, echado de bruces sobre el patín de plástico con su aleta de tiburón sirviendo de timonel submarino, nada un rato a contracorriente para ir al encuentro de las rompientes. Llega la ola. Cambia el rumbo para acomodarse a su velocidad. Con las dos manos se aferra a la cresta de la rompiente para no perderla (…). Un par de pasos sobre la tabla y ¡ya está!. Se yergue sobre la minúscula plancha que marcha vertiginosa entre espumas. En pie, tiene ahora que mantener el equilibrio y velocidad. Las manos, (…) sirven de contrapesos sutiles al tablón que se desliza. Levanta una mano, la extiende (…). El recorrido es breve, atrevido, dinámico, a veces hilarante. A unos antes, a otros más tarde, los recoge la mar en su final chapuzón, mientas las olas siguen fluyendo acompasadas, empujadas por el viento de la historia”.

A partir del 14 de septiembre de 1974, y hasta el 31 de diciembre de 1975, todas las publicaciones de la Voz de Galicia, pasan a tener un carácter local, que dada su importancia histórica, serán parte de una entrada aparte.

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