La verdad es que ese día no bajé a la playa con muchas ganas de grabar.
Antes del salir del agua, Luis, que acababa de entrar, me insistió para que tras cambiarme cogiese la cámara y le grabase un poco. Las olas no eran especialmente espectaculares, y el frío invitaba más a quedarse en casa disfrutando del sol. Pero cuando Luis está así de motivado es una pena no aprovecharlo.
Así que tras cambiarme, cogí todo y de nuevo bajé a la playa.
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