10.6.13

HISTORIAS. La caja.






El sábado tras la limpieza, y después de comer algo rápido en casa, salí corriendo a darme un baño. Era en cierto modo una pequeña recompensa al trabajo de la mañana. Pero antes de entrar el agua, me fijé que la marea y el viento, que soplaba de mar, habían traído una caja de plástico de considerable tamaño que ahora descansaba en la orilla. El verla la verdad es que me fastidió. ¡¡Con lo bien que habíamos dejado la playa!!

Así que ayer por la mañana, cuando fuimos a dar una vuelta por la playa, nos dirigimos directamente a por la caja para dejarla junto con todo lo recogido el día anterior. Pero además de la caja, y con la marea, comprobamos que también habían llegado cientos de objetos plásticos. En lugar de caminar nos pusimos a recoger lo que encontramos, sobre todo para comprobar lo que en sólo 24 horas, y dos pleamares, el mar es capaz de expulsar. Y eso que no sopló demasiado viento.

Y este fue el resultado. Plástico. Mucho plástico. Todo un ejemplo de una realidad que nos puede parecer invisible, pero que se rebela en cada marea.

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