20.10.17

Onda Longa: ¿la ola más larga de Galicia?. Mañana es el día.

Mañana es el día de una de las citas más esperadas del año. Y parece que además coincidirá con unas condiciones perfectas para la ola del Pedrido. Pulsando AQUÍ, encontraréis toda la información sobre el evento, y si aún dudáis en ir, os invito a que leáis el artículo que escribí hace ya unos años sobre el Onda Longa. La hora buena del baño coincidirá además por la tarde, así que aunque estés un poco lejos, hay tiempo de sobra para llegar.


Decir que algo es “lo más” siempre conlleva un cierto riesgo. ¿“Lo más” con respecto a qué?. ¿En qué materia?. ¿En qué ámbito geográfico?. Afirmarlo debería requerir de un conocimiento casi absoluto sobre la cuestión a la que se hace referencia, lo que en muchas ocasiones resulta imposible. Por eso, calificar a la ola del Pedrido como la más larga de Galicia, incluso como la más larga de Europa, como alguno se ha atrevido a decir, posiblemente sea muy aventurado. Pero si nos ceñimos a mi experiencia, la de alguien que más bien ha viajado poco y que por tanto no conoce muchos lugares, sí puedo decir que de todas las olas que he surfeado, ésta cumple perfectamente con esta condición.

La ola toma su nombre de uno de los puentes más emblemáticos de Galicia, el del Pedrido, puente que atraviesa la Ría de Betanzos en la desembocadura del río Mandeo, en la provincia de A Coruña.

La idea de construir el puente surgió a principios del siglo XX. Antes de su construcción las comunicaciones entre Ferrol y Coruña eran bastante malas. La opción más rápida de viajar entre las dos ciudades era por mar, pero los temporales de invierno desaconsejaban muchas veces esta opción: una vez perdido el abrigo de las rías, las embarcaciones quedan expuestas a toda la violencia de los temporales. Además, la configuración de este tramo de la costa, con multitud de bajos como los situados frente al islote de A Marola, da lugar a que el mar multiplique de forma brusca su tamaño. Las corrientes son también especialmente fuertes. Todo ello dificulta mucho la navegación. Sólo así se pueden entender los múltiples naufragios que han tenido lugar en esta zona. 

Por tierra, aunque más seguras, había dos opciones que tampoco eran muy buenas: o se seguía hacia el interior, por la carretera que llega a Betanzos, y que permite en esta ciudad salvar el río Mandeo, o se cruzaba la desembocadura del río utilizando el servicio de pasaje en bote a remo. La embarcación cruzaba el río a la altura de donde hoy se encuentra el puente. El problema de la primera de estas dos rutas era el tiempo de viaje, que resultaba excesivo. El del paso con bote, el que la carga estaba muy limitada.


La construcción del puente se inició en el año 1939, y se concluyó en 1942. Fue diseñado por los ingenieros Eduardo Torroja y César Villalba, y construido en hormigón armado, un material que aún resultaba innovador en aquella época. El puente tiene una envergadura considerable, ya que en su día hubo de elevarse lo suficiente para permitir el importante tráfico fluvial que hasta mediados del siglo XX utilizaba el río para el transporte de mercancías, principalmente con origen y destino en Betanzos. La figura del puente está dominada por un potente arco y tiene una longitud de 520 metros.

Crucé el puente en bus muchas veces durante mis años de estudiante, en el trayecto Ferrol-Coruña, Coruña-Ferrol, antes de que abriese la autopista. De aquellos viajes recuerdo que me llamaba la atención lo estrecho de su calzada, y lo rápido que pasaba el bus por él haciendo valer su superioridad en tamaño con respecto a los otros vehículos. Hubo más de un paso realmente emocionante, sobre todo cuando nos cruzábamos con otro autobús o con un camión. En aquellos viajes, más de una vez me quedé sorprendido con las olas que se veían romper en la desembocadura del río, siempre solitarias, y de las que era difícil adivinar su tamaño, precisamente por la distancia a la que rompían.

Con el tiempo he descubierto que ese mismo pensamiento fue compartido con otros muchos surfistas que pasaron por allí antes que yo. Carlos Bremón, uno de los pioneros del surf en Galicia, recuerda como en sus viajes de principios de los 70, desde Coruña a Ferrol, para surfear en Doniños, Villarrube o Pantín, siempre paraba cerca del puente para echar un ojo a las olas. Sin embargo nunca llegó a surfear en el Pedrido por el peligro que suponía podían representar las corrientes que se generaban en la desembocadura del río. También por lo lejos que las olas rompían de la costa. Sus grandes preguntas eran ¿por dónde entrar?, ¿por dónde salir? Posiblemente una mala experiencia vivida por su amigo Rufino, también surfista, tuvo mucho que ver en que aquellas preguntas no encontrasen una respuesta. Rufino, gran pescador y conocedor de la costa, contaba que en un día de pesca, y tras ser sorprendidos por una repentina subida del mar, habían tenido serios problemas en aquella zona. El temporal les había llevado a buscar refugio en la ría de Betanzos, en donde sufrieron una avería en el timón de su barco. Sin gobierno sobre la embarcación, y creyéndose protegidos por las aguas abrigadas de la ría, fueron sorprendidos de pronto por unas olas imponentes que rompían dentro de la ría y que no se esperaban, y que les hicieron temer por su integridad y la del barco. Aquella aventura posiblemente dio al lugar una fama extra de lugar peligroso, y misterioso, no merecida.

Pero si alguien disfrutó por primera vez de las olas del Pedrido ese fue Juan Abeledo. En el diario del viaje que emprendió a bordo de un kayak fabricado por él mismo en el año 1948, y con el que recorrió las rías de Ferrol, Ares y Betanzos, cuenta como al llegar al Pedrido, y antes de desembarcar en la playa, “se nos estropeó el timón cogiendo una ola. Para poder volver hasta Ferrol tuve que rehacerlo con maderas que encontré por la playa.” Juan, que había conocido el surf en los años 30 a través de una publicación que describía el surf, siempre consideró aquel deslizamiento sobre las olas del Pedrido como su primera experiencia surfística.



Pero cuando la ola ha tomado verdadera trascendencia, y ha empezado a ser conocida, ha sido a partir de la organización en el año 2010, por el colectivo Galegos Asociados polo Longueirón, de la primera edición del Onda Longa. En aquel año, Yago Baz, Román Díez y Dani Alvite decidieron organizar en Galicia un festival, a semejanza de otros que ya tenían lugar en el mundo, en el que primase la diversión sobre la competición, y en una ola especial, situada dentro de una ría, en un lugar rodeado de castaños y robles, y en el que las buenas condiciones de mar siempre estuviesen aseguradas. De hecho, y en los año 2011 y 2016, precisamente porque no se dieron las condiciones adecuadas de mar, Onda Longa no se celebró. 

Por sus características, la ola exige fijar un periodo de espera para la celebración del festival. Porque el Pedrido no rompe siempre. Posiblemente no lo haga en buenas condiciones en más de 10 ocasiones al año. Hay años que ni eso. Se trata de una ola que depende de muchos factores, todos los cuales han de coincidir: una cierta intensidad de mar, en la dirección adecuada, oeste - noroeste, a poder ser con vientos flojos del sur - suroeste, y con un punto de marea concreto.

La ola, que rompe en el medio de la ría, comienza a funcionar a partir de media marea subiendo. Con la marea baja, la rompiente se extiende tanto a través de la desembocadura del río que carece de la fuerza suficiente para ser surfeada. Pero a medida que va subiendo la marea, el mar se concentra, dando lugar a dos tipos de ola: una derecha muy larga, aunque con poca fuerza en algunas de sus secciones, que puede dar recorridos de más de 600 metros y de un minuto de duración, y una izquierda más corta, aunque también muy larga, que en el punto bueno de marea levanta secciones muy divertidas. Llegar hasta la ola exige consecuentemente una remada también muy larga, que en seguida se ve compensada por la belleza del paisaje y por la cara de felicidad de los otros surfistas con los que te vas cruzando.

Los vídeos que acompañan a esta entrada, grabados hace 4 y 5 años, creo que transmiten lo que Onda Longa representa para todos los que nos acercamos al festival. Un encuentro en el que prima la amistad y el deseo de pasarlo bien, en un lugar increíble rodeado de gente increíble.

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