Durante siglos, en la costa atlántica, las mujeres han tejido a mano los jerseys para sus maridos marineros. La lana recia y voluminosa se trabajaba de tal manera que sirviera de protección frente a los elementos. Cada mujer utilizaba en su tejido un dibujo distintivo que era reconocible y exclusivo de cada familia. Con ello se expresaba orgullo y amor, pero también servía como medio de identificación si el marido se perdía en el mar y su cuerpo aparecía en la costa llevado por las olas. El último cabo a la vida.
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