8.9.09

HISTORIAS. ¿Por qué Pantín?


Sin duda más de uno se lo ha preguntado alguna vez. Habiendo otras playas mejor comunicadas, más populares, ¿por qué organizar una prueba del circuito mundial en Pantín?.

El impulso originario nació hace 22 años, cuando el surf, ya enraizado como deporte en Galicia era una pequeña criatura en crecimiento. En 1987 no existía ningún club, ninguna tienda y menos un campeonato relacionado con nuestro deporte. Fue así como, con la idea de cubrir este vacío, nacían casi al unísono el Océano Surf Club, la tienda Aquasurf y el Pantín Classic, este último con un reto: organizar un evento que se pudiese equiparar a lo que por aquel entonces ya existía en Francia, California, Australia o Hawai. Olas no nos faltaban.

Entre todas las playas se eligió Pantín por una serie de motivos que el tiempo ha demostrado como claves para que el campeonato se haya podido celebrar con éxito en estas 22 ediciones.

Por su orientación Pantín, junto con Campelo, es la playa de Ferrolterra en la que el oleaje entra de un modo más directo, y por tanto la playa en la que tendremos siempre las olas más grandes, factor muy importante sobre todo cuando hay poco mar. Por otro lado y a pesar de ser la playa en la que el mar entra con más fuerza, debido a la configuración de la costa en su entorno y de la propia playa, Pantín es el arenal que aguanta mayor tamaño de modo ordenado, rompiendo olas surfeables de hasta 5 metros, cosa impensable en las demás playas. Además el canal a la derecha de playa permite acceder a la zona de rompiente con rapidez. Por tanto Pantín admite no sólo las olas más grandes, sino que es la mejor playa cuando las condiciones son pequeñas.

La forma y pendiente de sus fondos nos ofrece además buenas olas tanto en marea baja como en marea alta, casi en el mismo pico, lo que permite el desarrollo del campeonato en cualquier condición de marea sin tener que mover la infraestructura del mismo a otro emplazamiento. Estos permite poder desarrollar en condiciones normales un campeonato durante prácticamente las doces horas de sol del día.

Por último, la disposición del “outeiro” crea una grada natural lo suficiente cerca del mar para que un buen número de espectadores puedan disfrutar del campeonato.

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