9.11.09

HISTORIAS. La Gaviota


No todos los días uno tiene la oportunidad de surfear con una tabla que posee personalidad propia, con “alma”, con toda una vida, con una historia de al menos 32 años. Una tabla que con el paso del tiempo ha superado su carácter de objeto material y ha alcanzado el de algo vivo, excepcional, casi mítico.

Todo lo que podría haber supuesto sobre la historia de esta tabla y su significado quedó superado en el momento en el que, de camino a la orilla con ella bajo mi brazo, escuché decir con admiración a unos paseantes: ¡¡ Es “La Gaviota” !!, como si en lugar de una tabla hubiese pasado antes ellos un prestigioso escritor, artista o científico.

Había entrado en kilos con el paso de los años, y su figura tampoco era la más atlética: una cola estrecha, una popa muy voluminosa, unos cantos exagerados, casi descomunales, …

En el agua la primera sensación fue de inestabilidad. Había que acostumbrarse a sus formas y volúmenes. Llegó la primera ola. La remé. Tal y como reaccionó la tabla pensé en seguida en que no me iba a llevar, pero cuando la pared alcanzó el volumen de la proa, “La Gaviota” alzó el vuelo. A esta primera ola le seguirían otras dos. Había sido suficiente.

Ahora sólo espero que nos volvamos a ver el próximo verano.

5 comentarios:

  1. ¡Que bonito! Ojalá algún día aprenda a hacer surf, me parece super emocionante... , pero tengo miedo a las quillas.. a perder el equilibrio y que ellas me desgarren sin que el mar pueda salvarme... Tendré que probar, aunque no sea como el vuelo de "gaviota" :)

    ResponderEliminar
  2. Por las quillas no te preocupes. Es muy raro que pase. Cuando te caes lo normal es que la tabla vaya por un lado y tu por otro. Existen además quillas de plástico, incluso casi de goma, muy flexibles. Anímate a probarlo, que vale realmente la pena.

    ResponderEliminar
  3. Tu historia me recuerda mucho a lo que me sucedio a mi. Hace como cosa de unos 17 o 18 años, el mar, siempre me habia llamado la atencion, y la gente que surcaba las olas y ese deporte llamado surf tb. Aprovechando que me unia cierta amistad con Juan "Carteles", como le decian algunos, un dia me llevo hasta las playas de Doniños, S. Jorge, Ponzos a dar una vuelta, para ver como estaba el mar, y a ver si me podia meter en algun sitio para al menos probar alguna de esas sensaciones de estar en el mar encima de una tabla. Al llegar a casa de su padres hizo acopio de 2 tablas: una para Juan, y la otra era la mitica "Gaviota"...y era curiosisimo como al llegar a la playa, tanto gente joven, como ya alguno mas mayor, conocian esa tabla....y la gente le decia: Hostia Juan, la "Gaviota". Si, se la voy a dejar a mi amigo....realmente, que aquel dia Juan me dejase esa tabla, a alguien que nuca se habia subido nuca a una tabla de surf, aunque solamente fuese para dar unas remadas sobre ella y mantenerme un poco a flote (porque fue lo poco que consegui)...no se,...fue una sensacion muy especial!....Gracias Juan!...

    ResponderEliminar
  4. Tu historia me recuerda a otra que me sucedio a mi. Hace como cosa de 17 ó 18 años (mas o menos) ya me llamaba bastante la atencion lo relacionado con el surf y el tema de cabalgar olas. Aprovechando que tenia cierta amistad con Juan, un le pedi si me podia llevar a probar eso y alla me llevo a dar una vuelta por las playas y asi quitarme un poco el gusanillo que yo tenia por este deporte. Asi, un sabado por la mañana me llevo a casa de sus padres y alli se hizo con 2 tablas: una "normal" para el, y un pedazo de "armatroste" del carajo para mi, con un dibujo de una gaviota en la punta. Evidentemente yo no tenia ni idea de tablas, ni de formas, ni de quillas, ni ná de ná, pero la de Juan "molaba" mas, y era mas pequeña, y tenia mas quillas, y...vamos...que a mi me gustaba mas la de Juan. Sin embargo, al ir parando en alguna playa, me sorprendia que ya algun "veteranillo" de aquel entonces (yo tendria unos 22 o 23 añitos) reconocia la tabla, y le decian a Juan: Hostia Juan, la "Gaviota"!!!!!....cuanto tiempo!!!!....y el respondia: si, se la he dejado a mi amigo. Entonces los surfista que se acercaban a observar la tabla la miraban y la tocaban como si aquello fuese una reliquia...y asi era!...Luego Juan, me conto que aquella tabla fuera de su padre y algun detalle mas. Entonces la tabla que llevaba Juan, ya ni existia para mi. Ni era mas bonita, ni tenia mas quillas, ni ná de ná.....!...A mi me habia dejado la "Gaviota", esa tabla tan mitica, una reliquia en Ferrol, la tabla que habia sido de su padre, y que ese dia, me la ofrecio para echarme mi primer baño sobre una tabla!....Gracias Juan!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Anselmo por compartir tu experiencia con La Gaviota, y comprobar que yo no he sido el único que ha tenido esa sensación. Hoy tras leer tu comentario, he pensado sobre ello, y si esa tabla tiene "vida propia", es porque su dueño Juan se la ha dado. El padre de Juan es una de las personas más excepcionales que conozco, que con su espíritu alegre contagia a todo el que trata con él; y en cierto modo La Gaviota tiene el mismo efecto sobre quien tiene la oportunidad de probarla. Un saludo, y gracias de nuevo por compartir tu historia.

      Eliminar