Aquí en Doniños la laguna sigue sin desaguar, de modo que entre el agua que el temporal ha metido río arriba, y la que baja de la lluvía recogida en el valle, las tierras más próximas al lago están inundadas como pocas veces se recuerda. Hoy un vecino me comentaba que hace años, y ante una situación como está, los labradores bajaban con sus sachos hasta la playa a abrir el cauce. Horas de trabajo para evitar que las tierras más bajas se inundasen, y perder con ello los pastos que servían de alimento a los animales o que se explotaban para el cultivo.
Hoy pocos son los que cultivan la tierra o que tienen ganado, así que nadie hace ya esa labor. Habrá que esperar a que el próximo temporal lo abra.
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