Se acabó otra edición del Pantín Classic, con unos de esos días que han caracterizado, y hecho clásico, al campeonato durante estos 24 años: viento de mar y un oleaje "bronco", como le gusta decir a Vicente, pese al cual volvimos a disfrutar de otro día de excelente surf. Y es que la verdad era que las condiciones estaban fatal (por lo menos para un mortal como yo). Mientras que hoy vimos aéreos, tubos, maniobras de todo tipo, ..., si este mismo día lo viviésemos por ejemplo mañana, ni se me hubiese ocurrido entrar al agua. De haberlo hecho, habría salido pitando en quince minutos. Y es que el nivel de esta gente es increíble.
La final, entre Aritz y Santiago Muñiz, fue justamente ganada por el de Zarautz, que como decían hoy por la megafonía parecía invencible. Personalmente me alegro un montón por él, pues a parte de su surf, Aritz me parece uno de los surfistas más educados, sencillos y respetuosos de todo el circuito, y tal vez, junto con Glen Hall, con el que se batió en semifinales, y Patrick Gudauskas, los que mejor impresión, como personas, me causaron durante los años que estuve en la organización.
Desde mi experiencia personal, como antiguo miembro de la organización, un día como el de hoy era un día bastante extraño, sobre todo durante la ceremonia de entrega de premios. Por un lado ese momento era la culminación de todo un año de trabajo: alegrías, ilusiones, decepciones, preocupaciones, enfados, satisfacciones, agradecimientos, ... , que pasaban por tu mente como un relámpago en sólo quince minutos. Por otro, la entrega era también el último de los acontecimientos de una semana de vértigo, llena de millones de cosas, quejas, peticiones, ... . Se suponía que ese debería ser un momento de alegría máxima, pero en "mis dos años", como yo los llamo, la verdad es que disfruté muy poco del campeonato y llegué siempre a ese momento exhausto, como un guerrero al final de una batalla, en la que a pesar de haber sobrevivido, y teóricamente vencido, se siente perdedor. Y es que organizar un evento de este tipo no es ninguna broma, y lograrlo, sea cual sea el resultado, es meritorio. Así que desde aquí mis felicitaciones, y agradecimiento, a todos los que durante estos 24 años han hecho posible que el Pantín Classic se haya celebrado. Ahora os toca ir a por el 25.
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