Siempre me han llamado la atención las fotografías en las que se reproduce un acontecimiento ocurrido hace años. Imágenes en las que deliberadamente se repite la misma composición inmortalizada años atrás, con los mismos protagonistas, y en el mismo lugar en el que se sucedieron los hechos. Pasado y presente enfrentados en dos imágenes de 15x10 centímetros.
Tal y como leí en algún lado, en ese tipo de imágenes se contrapone con toda su fuerza la facultad de la fotografía de atravesar el tiempo sin alterarse, pero también la temporalidad del rostro humano, de nuestro cuerpo, sujetos a un cambio permanente y a una transformación continua a través de los años.
Y como muestra de esa facultad, estas dos fotografías. Tres de los hermanos Gómez, Gonzalo, Keko y Diego, fotografiados con 20 años de diferencia en Doniños, sentados sobre sus tablas en una tarde del mes de octubre.
Pues estos tres parece que están metíos en manteca. ¡Están igual!
ResponderEliminarSobre todo el que está situado en el medio, Keko. Parece que el tiempo no ha pasado por él!!
ResponderEliminarIba a decir lo mismo.....Keko está igual, el maldito!!! A otros nos queda la mitad del pelo...ay.
ResponderEliminarBueno, lo que pasa es que hace 20 años estaba muy mayor, jaja....
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