17.2.13

HISTORIAS. Difracción y reflexión.





El otro día concluía la entrada sobre la formación, propagación y rotura del oleaje con las olas rompiendo en la playa. En la descripción hablábamos sobre el asomeramiento y la refracción del oleaje, y dejábamos para otro día la descripción de la difracción y la reflexión.

La refracción y el asomeramiento son posiblemente los dos fenómenos que de un modo más intuitivo podemos reconocer en una ola en los momentos antes de que llegue a romper. Pero evidentemente hay más.


Dos ejemplos de oleaje difractado.

Comencemos por la difracción. Este fenómeno explica el modo en el que una onda se ve afectada por la interposición de un obstáculo aislado, una roca, un dique, un barco encallado, ..., en su avance hacia la costa. La presencia de este obstáculo provoca la generación de una nueva onda que se curva hacia el interior de la zona abrigada por el obstáculo, apareciendo una ola en un lugar en el que teórícamente debería reinar la calma total. Las olas que se forman únicamente por difracción no suelen ser surfeables, ya que la ola generada presenta una energía muy minorada con respecto a la incidente. Sin embargo, la concurrencia de este fenómeno con otros, como la refracción y el asomeramiento, tiene incidencia en el modo en el que rompen olas situadas junto a un dique de un puerto o una punta de la costa, al aumentar la difracción el giro de la ola incidente hacia la zona en la que se acumula la arena, y por tanto interviniendo en el momento de la rotura de la ola y en el avance de ésta.

La reflexión sin embargo es un fenómeno más fácil de observar y también más intuitivo. Consiste en el reflejo de una ola al incidir contra la línea de costa, un acantilado o un muelle. Al encontrarse la onda con este obstáculo que le impide proseguir en su propagación, su energía, por decirlo de algún modo, rebota, generándose una nueva onda que avanza en sentido contrario al de la incidente. Una contraola sería el ejemplo típico de ola reflejada. Lo común es que estas olas aparezcan coincidiendo con las pleamares, sobre todo en verano. El perfil de la playa adapta una pendiente muy pronunciada en la zona de carrera de marea de pleamar, y en esta pendiente la ola encuentra una especie de muro contra el que se refleja.

Pocas veces estas olas reflejadas son surfeables, pero en ocasiones la contraola generada se suma a la onda incidente sobre peraltando ésta, y por tanto modificando su modo normal de rotura.

Vistos los fenómenos de asomeramiento, refracción, difracción y reflexión, en una próxima entrada repasaremos los distintos tipos de rotura de una ola definidos por los teóricos que estudian el oleaje y la dinámica costera, así como las distintas variables que intervienen en un tipo u otro de rotura.

3 comentarios:

  1. Me lo he tenido que leer muy despacito y dos veces. Cada dia que pasa el mar me fascina mas. Gracias por arrojar luz sobre el tema Jesus, un saludo!

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  2. me voy a tener que poner a ver tu blog con lapiz y papel para apuntar conceptos!muy muy interesante.un saludo

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  3. Me alegro que os haya gustado el texto a los dos. A veces uno piensa si no se estará largando un rollo infumable. Así que se agradecen los comentarios. Aunque yo no sea un especialista en el tema, si tenéis cualquier duda sobre el tema podéis preguntarme al mail o a través de un comentario en el blog. Si os sé responder no dudéis que lo haré.

    Un saludo!

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