HISTORIAS. Sencillo y divertido.

Las condiciones eran sencillas y el baño resultó muy divertido.

Normalmente cuando pensamos en un buen día de surf, nos vienen a la mente imágenes de olas de un cierto tamaño y fuerza. De grandes paredes de amplio recorrido. Evidentemente coger una de esas olas, en las que sientes toda la energía del mar mientras te desplazas a gran velocidad, es nuestra aspiración. Pero hay otros días en los que, siendo las condiciones más modestas, el grado de satisfacción iguala o incluso supera al de esos días. Coincides en el el agua con unos pocos amigos y las olas no dejan de llegar. Una detrás de otra, con el tiempo justo para llegar al pico y coger de nuevo la serie. Todo muy sencillo, pero precisamente por ello divertido.