28.6.14

HISTORIAS. En las nubes.




















Uno se queda con una sensación extraña tras un viaje como éste, en el que casi no se es consciente del lugar en el que se ha estado. Te subes a un avión. Te bajas. Corriendo coges el metro, y a tres paradas del aeropuerto te vuelves a bajar. Subes las escaleras de la estación, cruzas un paso de cebra y entras en el edificio en donde vas a tener una reunión. 

Tras tres horas, vuelvo a salir corriendo. Atravieso el paso de cebra y bajo por las mismas escaleras por las que subí a primera hora de la mañana. Cojo el metro. De nuevo tres paradas hasta el aeropuerto. Subo las escaleras y llego al control de seguridad. Hay cola. 10, 12, 20 minutos de espera. Llegó a mi puerta justo cuando comienza el embarque. Nos subimos al avión. Tardamos en despegar porque según el piloto, falla el detector de humo de uno de los cuartos de baño. Once horas después, estoy de nuevo en casa. 

-¿Qué tal el día? ¿Hacía calor en Madrid?
-Pues no sé, pero en el metro se pasan con el aire acondicionado.

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