24.11.14

HISTORIAS. La huerta.

















Una de las cosas que teníamos clara cuando vinimos a vivir a Doniños es que íbamos a tener una huerta en casa. Al principio, nuestra intención era solo la de autoabastecernos míniminante con nuestro propios vegetales libres de productos químicos, pero con el tiempo, y pasados 9 años desde el principio, hemos comprendido que ésta ha sido la manera más natural de entender y apreciar la relevancia de las estaciones y el ciclo de la vida en la naturaleza. 

Sin embargo el proceso ha sido largo y no siempre fácil. El primer año se puede decir que pecamos de inexperiencia. Bueno, en realidad éramos unos completos ignorantes en la materia, lo que nos llevó a que las primeras cosechas fuesen un verdadero desastre. 

Nuestro primer error fue preparar una superficie de tierra demasiado grande para nuestros conocimientos y el tiempo que le podíamos dedicar a la huerta durante la construcción de la casa. 

Otro problema importante fue el cultivo al que se había dedicado el terreno con anterioridad. Hasta nuestra llegada, la parcela se había destinado al cultivo de cebada. Pronto descubrimos que la cebada, como todos los cereales, agota la tierra al consumir buena parte de sus nutrientes, por lo que partíamos de un sustrato que resultaba ser muy pobre. Pero además es que la cebada resultó ser muy persistente, por lo que a poco que nos descuidábamos, sobre todo en primavera, el cereal ganaba terreno fácilmente a la huerta. Finalmente tuvimos que hacerle frente con una siega selectiva, arrancando a mano todos los tallos que nacían. Tras dos años de arrancar y arrancar conseguimos que desapareciesen completamente las semillas de cebada. 

Otra de las cosas que no supimos medir bien era el agua. Según nuestros vecinos habíamos regado demasiado poco. Esa era la explicación que encontraban a que todas nuestras plantas fuesen tan pequeñas, tan mínimas que por ejemplo nuestras primeras coles de Bruselas se utilizaron para decorar los huertos del Belén de Navidad de la Asociación de Vecinos, simulando ser repollos. Sólo el calabacín se nos dio bien el primer año.

Afortunadamente, temporada tras temporada, las cosas fueron mejorando. Fuimos enriqueciendo la tierra aportando compost hecho a partir de nuestros residuos vegetales y restos de excrementos de caballos de la zona. La tierra no sólo necesita agua, sino también nutrientes que compensen la perdida que se produce en la germinación de las semillas y el crecimiento de las plantas y sus frutos. Descubrimos también qué era aquello que se nos daba mejor, y cuál era la época más adecuada para plantar o dar descanso a la tierra. Tras mucho trabajo, y gracias a los consejos de nuestros vecinos,  especialmente de Lolo (propietario de la huerta más impresionante que nunca hemos visto), y sobre todo a la dedicación y persistencia de Celina, hemos conseguido tener una tierra rica que nos permite disfrutar de nuestras propias lechugas, tomates, cebollas, patatas, judías, guisantes, ..., la mejor recompensa posible a todo este trabajo.

6 comentarios:

  1. Enhorabuena por tu huerto es un milagro de la vida. La naturaleza nos devuelve todo nuestro esfuerzo y cuidados. Desde otro paraíso llamado ARES.

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  2. Muy buenas,soy un surfer cincuenton de la vieja escuela de Euskadi,llevo un par de años siguiendo tu blog,si tus hortalizas tienen la misma energía positiva que tu persona emana ,estoy seguro que serán una pasada.Bueno,te escribo solamente para comentarte que me gusta,es evidente, el toque especial que le das a tu blog,es realmente interesante,ya tengo ganas de irme un par de semanas por esas tierras, que por cierto suelen frecuentar una pareja de surfers de mi quinta con sus hijos casi todos los veranos.Un abrazo y a seguir en esta línea.Zorionak

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    1. Muchas gracias. La verdad es que es un verdadero privilegio disfrutar de lo que sale de la huerta. Cuando vengas por aquí seguro que coincidimos.

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  3. Que tal Jesús
    Hay una diferencia abismal de lo que se cultiva en casa a lo que se suele comprar por ahi, sabores, texturas... Ademas la satisfacción de ver como la tierra da sus frutos creo que es muy gratificante. Bonita sesión de fotos.
    Un saludo!

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