HISTORIAS. Onda Longa 2014.

El buen conocimiento de la ola del Pedrido por parte de Yago y Román nos había hecho disfrutar de tres ediciones de Onda Longa con sol y buenas olas. Este año sin embargo la previsión no pintaba muy bien en cuanto a climatología. De hecho a primera hora de la mañana llovió intensamente. Pero la lluvia no es algo que nos asuste en Galicia, y como muchas veces suele ocurrir, tras la tempestad vino la calma en forma de un día nublado sin apenas viento y con una muy buena temperatura del agua. 

A las doce éramos algo de 140 los que con nuestras tablas estábamos dispuestos a entrar al agua. Además de gallegos, había también un buen número de asturianos y gente venida de Cantabria, el País Vasco, Madrid e incluso Andalucía, todos atraídos no sólo por la posibilidad de surfear en la ola más larga de Galicia, sino también por la oportunidad que eventos como Onda Longa brindan de conocer a gente nueva y de reencontrarte con amigos que hacia tiempo no veías.

Tras la foto de grupo, este año hecha por Super, nos metimos al agua. Se entró con la marea más baja que en años anteriores. La marea estaba tan baja que en la zona en la que la ola da sus mejores secciones, el fondo estaba aún completamente al descubierto, mostrándonos la excelente disposición del banco de arena que se forma en la desembocadura del río Mandeo y que permite coger esas olas tan largas. Pero el entrar tan pronto, siendo las mareas vivas, y el temporal no demasiado potente, fue todo un acierto: en marea llena, cuando ya estábamos en tierra, las olas apenas llegaban a romper, por lo que haber retrasado la entrada al agua nos hubiese dejado a muchos con ganas de coger más olas. 

Este año, por tanto, el baño comenzó más mar adentro que nunca. No sé si por ello tal vez se habrán cogido en esta edición las olas más largas de todos los Onda Longa. Ayer llegué a oír que alguien cronometró una ola de un minuto y cuarenta y dos segundos, y que un participante, equipado con un reloj que mide la distancia recorrida, terminó el baño con una distancia acumulada de 6 kilómetros.

Pero además de coger las olas más largas en mucho tiempo, el aliciente en el agua estaba también en ver todas las otras cosas que allí ocurrían: las olas compartidas, algunas con tanta gente que se rozaba el caos; los gritos y ánimos para los que iban en alguna de las buenas; la representación personal que cada uno hacia de su disfraz: Toni, caracterizado de cura, repartiendo bendiciones a los surfistas con los que se cruzaba; Rubén protegiéndose de la lluvia con su paraguas; o Nestor segando piernas y cabezas con su hoz a quién osara a saltarle una ola. Pero también la clase de Alvite, Yago, Miguelito, Chuck, Marta, Alberto, ... Y sobre todo, las caras de felicidad con la que íbamos todos cuando, sobre nuestra tabla, avanzábamos ría arriba sin que pareciese importarnos la larga remontaba que después nos esperaba.

Tras casi tres horas en el agua, la marea nos dijo que ya era suficiente. En tierra nos esperaban las ricas filloas preparadas por Isa, que se agradecían especialmente tras la vuelta y vuelta que les daba por el fuego de la sartén. Tras una larga charla llegó la entrega de premios, en la que la organización rindió un pequeño homenaje a Vicente Irisarri y Carlos Bremón. Después, la cena y el concierto, repleto de   "temazos" de Alfeizar. Nos fuimos antes de que todo acabase, contentos, y con ganas de más ediciones de Onda Longa. 

Muchas gracias, y felicidades, a toda la organización.