3.12.14

HISTORIAS. La famila Irisarri (parte 2).



EL DESCUBRIMIENTO DEL PICO DE PATOS (resumido) Y LOS INICIOS EN EL SURF VISTOS DESDE MADRID.

Quién quiera repasar la historia completa sobre el descubrimiento del Pico de Patos, pulsar AQUÍ.  Pulsando AQUÍ se accede a la primera parte de la entrevista a la familia Irisarri.

(Jose) Aunque a muchos les pueda parecer increíble, no comenzamos a surfear en el Pico de Patos. Aquello nos parecía una locura. Así que nuestros inicios en el surf fueron en la playa de Prado.

Pero en octubre de 1976 tuvo lugar un acontecimiento que de algún modo vino a cambiar muchas de las ideas que teníamos sobre el mar y el surf. Había entrado una de esas marejadas que presagian el inicio del otoño, de modo que había un maretón considerable. De repente aparecieron en la playa unos extranjeros, que resultaron ser neozelandeses, que de ruta hacia Portugal pasaron por Patos. Me llamó especialmente la atención que uno de ellos cogía las olas en drop-knee, como George Greenough, además de que se lanzaba a las olas más bestias. Pero lo realmente increíble fue que no entraron a surfear en la playa, como hasta entonces lo habíamos hecho nosotros, sino que se dirigieron directamente hacia la zona de rocas que hay a la izquierda. Para mí aquello era alucinante, como si viera marcianos entrando al agua. Me dejaron obnubilado. Tras el baño fui a hablar con ellos para interesarme de dónde eran, y charlar un rato con surfistas de verdad. 

(Alberto) Nuestro estreno en el Pico no se produjo hasta el año siguiente, en el que un nuevo grupo de surfistas extranjeros, en este caso australianos, eligieron también el Pico  para coger olas en lugar de la playa de Prado. 

(Vicente) La llegada de aquellos australianos supuso para nosotros la conquista definitiva del Pico. Recuerdo perfectamente la llamada de Jose a Madrid, en septiembre, alborotado por su llegada “¿Cómo que en Monteferro? ¡¡¡Sí está plagado de rocas!!!”. 

(Suso) El Pico disparó nuestra evolución. Es una ola en la que es muy fácil remontar. Se entra por un canal bien definido. Y rompe siempre en el mismo sitio, lo que nos ayudó a asimilar con rapidez los movimientos básicos del surf: bottom, reentry, cutback, ...

(V) El descubrimiento del Pico supuso un cambio, una rotura de esquemas total. Desde aquel momento fuimos conscientes de la diferencia entre surfear una ola de arena y un pico de roca. Así que empezamos a ser asiduos a las bondades del Pico. La gente desde fuera, al igual que nos pasó a nosotros con los neozelandeses, lo veían como una temeridad. De hecho recuerdo perfectamente el comentario de la gente que practicaba windsurf en Vigo, y que afirmaban literalmente: “los Irisarri están absolutamente locos, ¡¡cogen olas sobre las rocas de Monteferro!!”.

(S) Sin embargo, buena parte de nuestros primeros años como surfistas coincidieron con nuestros estudios en Madrid, así que nos teníamos que conformar con hacer surf en vacaciones y sobre todo en verano. Jose, que estudiaba química en Santiago, y Balbi que aún no iba a la universidad, sí que se quedaban aquí, así que pudieron surfear más que nosotros en aquellos años.

Salvo Balbi, todos empezamos a hacer surf con una cierta edad. Yo, con 18 años. Balbi, que es el segundo más pequeño de los hermanos, comenzó con 11, algo que hoy es totalmente natural. Sin embargo, en aquellos años, que un niño pequeño se metiese en el mar a coger olas, se veía como una temeridad.


Pero el estar en Madrid tenía también su parte positiva, ya que nos permitía estar en contacto directo con muchos de los cambios y avances sociológicos que se estaban viviendo en aquellos años en cuanto a cultura, moda, pensamiento, … . ¡además descubrimos el skate!. En los años 1975-76 se produce el despegue del skate como deporte, y esta pequeña revolución nos coge en Madrid. La gran explosión se produjo tras la apertura de la tienda Caribbean, cerca del Retiro, tienda que a día de hoy aún sigue abierta. Alberto y yo solíamos ser unos de los habituales en Caribbean. Todos los sábados y domingos nos concentrábamos cerca de 200 personas en Nuevos Ministerios en torno al skate. Y desde Madrid trajimos el skate a Vigo. Construimos nuestra primera rampa en Patos en 1977, con la madera de los encofrados que habían sobrado de la construcción de la casa.



(Al) Lástima que cuasi-abandonamos el skate cuándo comenzaron los parques y las pistas. Yo aún recuerdo ir a clase con el skate, en el metro, a finales de los 70 y en los primeros 80. Pero la masificación de practicantes en Nuevos Ministerios, y en otros sitios, nos llevó a abandonar los círculos de gente que comenzaron a formarse entorno al skate. Creo que las actividades en dónde una parte importante del disfrute está en las sensaciones que uno siente, se convierten en menos agradables cuando hay una multitud de gente queriendo hacer y/o sentir lo mismo que tú; y si puedes optar por mantener la intimidad, la opción para mí es clara. El surf es un ejemplo muy claro de ello; y el skate, al menos para nosotros, era algo muy parecido, aunque ahora para los skaters sea una actividad mucho más social.

También tratamos de llevar a Madrid algo del surf. Recuerdo que en el metro a veces íbamos sin agarrarnos, imaginando ir surfeando sobre la tabla en las curvas … En Madrid coincidimos con otros surfistas como nosotros, aunque éramos muy pocos. Por ejemplo en mi colegio mayor, en donde vivíamos unas 700 personas, hacíamos surf uno de Santander y yo. En la Escuela de Montes, que seríamos unos 1.000, yo era el único que hacia surf. Éramos unos auténticos bichos raros.

(V) En mi escuela estaba Vicente Iza, que hacia surf en Mundaka. Y en el colegio mayor, nadie, todos jugaban al rugby.

Pero además de la oportunidad que supuso estar en Madrid, el hecho de ser muchos hermanos, hizo que el núcleo familiar tuviese múltiples entradas de información, y que por tanto acumulásemos intereses muy diversos. Estábamos estudiando fuera. Y vivimos una época de grandes cambios y de una fuerte apertura cultural. Era por tanto inevitable que recibiésemos la influencia de muchas de las corrientes que se iban creando en esos años. El ser tantos nos permitió además recopilar un montón de información, prácticamente en el momento en el que estaba ocurriendo.

(Al) Un ejemplo de ello es el recuerdo que guardo, con total claridad, de como con 10 años, los hermanos acampábamos en Monteferro para escuchar la emisión pirata de radio Caroline, emisora inglesa que emitía desde un barco música rock las 24 horas del día.

(J) O los discoforums que organizábamos en el colegio con discos que en aquella época resultaban muy vanguardistas y políticamente incorrectos: Frank Zappa, Pink Floyd, … Aún recordamos el impacto que supuso en el colegio ver a Suso, en la actuación de fin de curso, tocando la guitarra de espaldas al público como Eric Clapton.

(S) Y dentro de esa corriente de cambios entraba naturalemente el surf, que por el imaginario y cultura que lo rodeaba, hacia que superase en atractivo a cualquier otro deporte. No eran sólo las olas, era todo lo que lo rodeaba lo que lo hacia más atractivo: su estética, la música, el mito californiano, …

(V) El estar en Madrid, y por extraño que parezca, nos facilitó también el acceso al material. Cuando localizábamos una tabla de surf todos los hermanos nos poníamos en alerta. Recuerdo una vez en que Alberto me llamó para decirme que en un colegio mayor, no recuerdo ahora en cuál, había localizado a un chico de Florida que se había traído una tabla. Atravesamos medio Madrid hasta localizarlo. Ya con la tabla en nuestro poder, no la pudimos estrenar hasta que finalizó el curso y volvimos a Vigo a pasar el verano. Y así fueron  pasando por nosotros una Freedom, la Visuals, la Barland, y la Bilbo, un 11 pies que nos parecía, en aquella época, la tabla ideal.

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