1.8.15

HISTORIAS. Salinas (parte 2).
































Sentado sobre mi tabla, rodeado de otros 30 surfistas como yo, lo normal sería que me estuviese preguntando si tenía sentido haber venido hasta aquí para coger olas. No viajo mucho, pero tengo claro que hay lugares a los que nunca iré precisamente por el número de gente que sé que me encontraré en el agua. No llevo muy bien lo de las masificaciones, aunque allí a donde vaya normalmente me las arreglo para coger un buen número de olas. Pero si estuve en Salinas, evidentemente no fue solo para surfear, aunque me haya pasado todo el tiempo que he podido en el agua. Si se viene al Festival, por lo menos en mí caso, es por la oportunidad que éste te ofrece de coincidir con otros que, como tú, sienten esta pasión por el surf. Cada uno a su manera, lo que lo hace muy interesante. Para coincidir con amigos y también para descubrir cosas nuevas. 

El Festival es también la oportunidad perfecta para surfear con gente de gran nivel y aprender de ellos. Se puede decir que soy aún un recién llegado al mundo del longboard, por lo que siento que tengo mucho que aprender, pero pocas oportunidades de hacerlo viendo a otros. He disfrutado un montón coincidiendo en el agua con Mateo Fabri, que de todos los que he visto fue quien más me gustó; o con Nathan Sadoun; o con otros que no tengo ni idea de su nombre, pero a los que es un placer ver surfear.

Y por supuesto sacar fotos. En Doniños surfeo más o menos siempre con la misma gente, y aunque me encanta hacerles fotos, también siento, y salvo que las condiciones sean excepcionales, que casi puedo predecir que van a hacer y el tipo de foto que voy a sacar. Así que un Festival como el de Salinas, me da la oportunidad de tener ante mí, sobre todo en las fotos que hago desde el agua, un muestrario muy variado de surfistas.

Este año han sido cuatro días, más que si junto todos en los que he estado en Festivales anteriores, así que además de lo esperado, he tenido tiempo para hacer un montón de cosas. De sorprenderme con los nuevos diseños de las tablas de Román / Iron Mountain; de pasar un rato agradable en el puesto de Macho Fins (de ellos me gustó todo: su amabilidad, la calidad y el detalle con la que presentan su trabajo, y como no las quillas, que tenían una pinta excepcional). También me gustó el puesto de Ewan, de los más bonitos, aunque las "galernas" pusiesen por momentos las cosas a volar. De entrar en dos mangas con las olas más grandes con las que he surfeado con el long. De compartir la ilusión de Chechu por su nueva tabla. De disfrutar de las olas a primera hora con poca gente en el agua. Me encantó también "La casa de la sidra" en Avilés, y el cachopo que repetí. Y probar el Zips amarillo. Y como siempre es un gusto estar con toda la familia de TSP, con los García/Hangten, ...

El domingo regresaba a casa cansado. Cansado pero también contento. 

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