Llegamos a Muxía, rumbo Baiona, después de un día navegando sin apenas viento. Tras amarrar nuestro barco en una de las plazas de tránsito, y mientras caminábamos por el muelle en dirección a la oficina del puerto para registrarnos y pasar la noche, oímos el suave ruido del motor de un barco que entraba elegantemente por la bocana. La imponente silueta del velero, con su patrón en la caña, hizo que todos girásemos nuestra vista hacia él. En ese momento Luis exclamó "¡¡¡¡un Albin Vega!!!!". Casi paralizados por la imagen, y siguiendo al barco con la mirada, observamos cómo navegaba hasta atracar justo en la plaza frente a la que nos encontrábamos. A pie de pantalán, le echamos una mano para amarrar el barco y aprovechamos para entablar conversación con el "capitán". Le preguntamos si podíamos subir a bordo, y amablemente nos invitó a embarcar. Reunidos en la bodega nos contó su historia.
Hacia ya unos meses que un temporal, del cuál remarcó varias veces que había sido de "¡¡forsa des!!", sorprendió a un matrimonio inglés navegando frente a la Costa da Morte. La pareja, que posiblemente estaba celebrando el inicio de su singladura rumbo al Sur con el objetivo de cruzar el Atlántico, les sorprendió la tempestad en un estado etílico bastante avanzado. Ante una situación meteorológica incontrolable, de la que no se hubiesen salvado ni estando totalmente ebrios debido a su poca pericia marinera, no tuvieron otra opción que pedir auxilio a Sasemar y abandonar en alta mar, tras ser rescatados por el Helimer, el que había sido su sueño de muchos años.
Hacia ya unos meses que un temporal, del cuál remarcó varias veces que había sido de "¡¡forsa des!!", sorprendió a un matrimonio inglés navegando frente a la Costa da Morte. La pareja, que posiblemente estaba celebrando el inicio de su singladura rumbo al Sur con el objetivo de cruzar el Atlántico, les sorprendió la tempestad en un estado etílico bastante avanzado. Ante una situación meteorológica incontrolable, de la que no se hubiesen salvado ni estando totalmente ebrios debido a su poca pericia marinera, no tuvieron otra opción que pedir auxilio a Sasemar y abandonar en alta mar, tras ser rescatados por el Helimer, el que había sido su sueño de muchos años.
La noticia del naufragio del velero inglés enseguida se supo en todos los pueblos de la Costa de Morte, así que cuando el temporal amainó, nuestro "capitán", acompañado por un amigo, se dirigió al punto en el que se había producido el naufragio en busca de algún resto que hubiese sobrevivido al hundimiento y que pudiese tener algún valor, aunque fuese testimonial. Su sorpresa fue tremenda cuando, a poca distancia de dónde se había producido el rescate, lo que encontraron fue el velero en perfecto estado, tras haber sobrevivido, sin ningún daño, a aquel temporal de vientos "forza des" y olas gigantes.
Aún sin habérselo creído del todo, amarraron el velero a su barco, y desde allí lo remolcaron a Muxía. Los propietarios, que aún estaban en Galicia resolviendo los papeles del naufragio, no quisieron saber nada del barco: se habían llevado tal susto, que su espíritu marinero había desaparecido de golpe, por lo que decidieron vender el velero, por un valor casi anecdótico, a quién lo había encontrado. La compra era buenísima. Además del bajo precio, el barco estaba completamente equipado, con todo lo necesario para cruzar el Atlántico: radio VHF, sistema AIS, sonda, equipo de viento y meteorología, generados solar y eólico, piloto automático electrónico, planta potabilizadora de agua, dos juegos de vela adicionales, además de repuestos de todo tipo, perfectamente ordenados en tapers.
A pesar de ser un barco relativamente pequeño, el Alvin Vega fue diseñado con las características necesarias para poder realizar travesías oceánicas. No esperes en él lujosas cubiertas de teca, ni caros accesorios. Per Brohäll, su creador, pensó en un velero que reuniese las mejores condiciones, pero que tuviese un precio que fuese asequible a cualquier persona. El barco es ligero, rápido, espacioso, relativamente barato, pero sobre todo muy navegable. Los Alvin Vega se construyeron desde 1964 hasta 1979, en los astilleros suecos Larsson, y se cree que hay unos 3.000 navegando por el mundo. Desde entonces se ha ganado una sólida reputación como crucero en alta mar, al completar numerosos viajes y circunnavegaciones. Entre ellas, la más famosa tal vez sea el viaje de John Neal contado en el libro "Log of Mahina", desde Seattle hasta el Pacífico Sur. O los viajes a la Antártida y al Ártico del noruego Jarle Andhoy en el Alvin Vega Berserk. O la del Alvin Vega St. Brendan, pilotado por Matt Rutherford, que en una travesía de 314 días, circunnavegó todo el continente americano en una viaje de más de 27.000 millas.
La travesía de nuestro Alvin Vega hasta Muxia fue mucho más corta, pero a saber las millas que recorrerá con sus próximos propietarios.
La travesía de nuestro Alvin Vega hasta Muxia fue mucho más corta, pero a saber las millas que recorrerá con sus próximos propietarios.
Hola...
ResponderEliminarMe ha encantado el post, la historia ,el barco... Tanto es así que soy el nuevo propietario del CIRRUS el Albin Vega 27 de Muxía.
He descubierto tu post un mes después de comprarlo. Ahora nuestro Vega pertenece a 5 principiantes cuyo principal objetivo es foguera se y terminar la proeza de los antiguos propietarios... llegar a las Azores (dentro de unos años claro esta)
De momento el CIRRUS descansa en la ría de Vigo regalándonos muchas tardes de regata
¡¡Qué bueno!! Sin duda una excelente compra. A algún amigo cuando se lo cuente hoy se lamentará de no haberse hecho con él en su día. Cuando vayáis a las Azores contádmelo y recupero la historia: sería el complemento perfecto, ya lo es tú comentario, a la historia.
EliminarMuchas felicidades y que lo disfrutes por mucho tiempo y que os reporte grandes aventuras!!!