Pocas tormentas han tenido un nombre tan apropiado como Hércules, el temporal que azotó la costa atlántica el 6 de enero de 2014, justo hace hoy dos años. Hércules, junto con Cristina, Nadja, Ruth, ..., formó parte de una serie de temporales histórica, hasta entonces nunca registrada en nuestras costas.
De aquel día recuerdo que, cuando nos despertamos, el mar sonaba con especial violencia. Tras desayunar, cogí la cámara y fui andando hasta punta Lobadiz, para desde allí ver romper las olas de cerca, contra las Gabeiras y sobre los bajos que rodean la punta. La visión era espectacular, aunque recuerdo que las fotos que estaba haciendo no me gustaban nada: había relativamente poca luz, y hacia tanto viento que el objetivo estaba continuamente lleno de gotas de agua y empañado por la humedad del ambiente y la sal. Ya en la punta, busque refugio en la estructura de la baliza que hace años se construyó muy cerca del castro. Desde allí no solo tenía una visión muy cercana de los bajos, sino que también me podía proteger y secar la cámara entre series. Finalmente, y durante no más de 5 minutos, salió un poco el sol.
A mediodía fui a Ferrol, y por la tarde cuando volví, el espectáculo era impresionante. Nunca había visto romper en la playa las olas de aquella manera. La serie comenzaba a romper a la altura de las Islas Gabeiras, y desde allí, una derecha inmensa iba barriendo toda la costa hasta romper a unos doscientos metros de la orilla. Aquella pared tan larga era una expresión real del tamaño que tenían las olas, capaces de romper en zonas de tanta profundidad.
De aquel día recuerdo que, cuando nos despertamos, el mar sonaba con especial violencia. Tras desayunar, cogí la cámara y fui andando hasta punta Lobadiz, para desde allí ver romper las olas de cerca, contra las Gabeiras y sobre los bajos que rodean la punta. La visión era espectacular, aunque recuerdo que las fotos que estaba haciendo no me gustaban nada: había relativamente poca luz, y hacia tanto viento que el objetivo estaba continuamente lleno de gotas de agua y empañado por la humedad del ambiente y la sal. Ya en la punta, busque refugio en la estructura de la baliza que hace años se construyó muy cerca del castro. Desde allí no solo tenía una visión muy cercana de los bajos, sino que también me podía proteger y secar la cámara entre series. Finalmente, y durante no más de 5 minutos, salió un poco el sol.
A mediodía fui a Ferrol, y por la tarde cuando volví, el espectáculo era impresionante. Nunca había visto romper en la playa las olas de aquella manera. La serie comenzaba a romper a la altura de las Islas Gabeiras, y desde allí, una derecha inmensa iba barriendo toda la costa hasta romper a unos doscientos metros de la orilla. Aquella pared tan larga era una expresión real del tamaño que tenían las olas, capaces de romper en zonas de tanta profundidad.
Además de por los daños que el temporal causó en la costa, Hércules pasó a la historia porque en él se registró la ola individual más alta hasta entonces nunca medida por la red de boyas de Puertos del Estado. Una ola que alcanzó los 27,81 metros de altura, y que fue medida por la boya situada frente a Cabo Vilán, en la Costa da Morte. El anterior record estaba en una ola de 26,13 metros medida frente a Santander, el 24 de enero de 2009, durante el paso del huracán Klaus. Hércules no sólo proporcionó registros espectaculares en Cabo Vilán. Aquel día, la boya de Estaca de Bares llegó a medir una ola de 22,03 metros, y la de Cabo Sillero otra de 19,14 metros (mis cálculos, tres días después del temporal, eran de una ola de hasta 22 metros, similar a la medida en Estaca de Bares, pero inferior en casi 6 metros a la de Cabo Vilán).
Los especialistas han calificado a la ola de 27,81 metros como una "freak wave", término que se utiliza para designar a las olas que en un temporal, y por su tamaño, son mucho más grandes que las que la rodean. No tiene porque ser inmensa (en un temporal de olas de 4 metros, una de 9 metros sería considerada una "freak wave"), pero sí más grande que las próximas. De hecho, se considera que una ola es una "freak wave" cuando la relación entre la altura de ola máxima y la altura de ola significante es mayor que 2. En el caso de la ola de Hércules, con una altura de ola significante de 12,4 metros, la relación fue de 2,24.
El término "freak" da a estas olas un cierto halo de misterio, que en realidad está bien merecido. Por un lado porque son muy poco comunes (se habla de que la probabilidad de cruzarse con una "freak wave" es de una entre 100.000 olas). Por otro, porque hasta el año 1995, aunque se sospechaba de su existencia por los relatos de marineros y navegantes, no se había podido demostrar su presencia ni medir ninguna de ellas. Se cree además que han sido la causa de la desaparición en alta mar de muchos buques, y aún hoy en día se desconoce qué es lo que las provoca. Su formación se escapa de la normal del oleaje, y se habla de la combinación o suma de varias olas que crean una puntual enorme, pero también de la influencia de las corrientes y el viento.
Dos años después, estamos inmersos en otra serie de temporales, aunque para nada tan intensos como aquellos. De los de los últimos días la verdad es que desconozco sus nombres. Pero Hércules, posiblemente haciendo honor a su nombre y al término "freak", será inolvidable.
El término "freak" da a estas olas un cierto halo de misterio, que en realidad está bien merecido. Por un lado porque son muy poco comunes (se habla de que la probabilidad de cruzarse con una "freak wave" es de una entre 100.000 olas). Por otro, porque hasta el año 1995, aunque se sospechaba de su existencia por los relatos de marineros y navegantes, no se había podido demostrar su presencia ni medir ninguna de ellas. Se cree además que han sido la causa de la desaparición en alta mar de muchos buques, y aún hoy en día se desconoce qué es lo que las provoca. Su formación se escapa de la normal del oleaje, y se habla de la combinación o suma de varias olas que crean una puntual enorme, pero también de la influencia de las corrientes y el viento.
Dos años después, estamos inmersos en otra serie de temporales, aunque para nada tan intensos como aquellos. De los de los últimos días la verdad es que desconozco sus nombres. Pero Hércules, posiblemente haciendo honor a su nombre y al término "freak", será inolvidable.
Freak wave me apunto el término, la verdad que da que pensar. Me ha gustado mucho tu artículo. Un saludo
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