8.5.16

HISTORIAS. Malpica Longboard Classic 2016 (parte 5 y fin). Un desayuno y la Zips.


















Existen muchas maneras de vivir el Festival de Malpica. A ello contribuye no sólo las múltiples actividades que se organizan, sino también su perfecta dimensión, el lugar en el que se desarrolla y un programa, por llamarlo de algún modo, en el que la libertad es total para hacer en cada momento lo que a uno le apetezca. Ejercer de perfecto anfitrión para más de 100 invitados debe ser complicado, pero sin duda Javi, Jose, Dani, Toni y Quique lo han logrado un año más, aunque sus caras el domingo, y sobre todo su voz, demostraban que había requerido su esfuerzo. Hablo por mí, pero creo que todos compartirán mi opinión: pasamos un fin de semana increíble.

Fueron muchas las cosas que me perdí de esta edición: casi la totalidad de los conciertos, las sesiones de Koke Makaha y Arufe (por lo que contaron estuvo increíble); y de nuevo volví a pasar por Malpica sin visitar el Submarino. Estos "sacrificios" me permitieron llegar al domingo en un perfecto estado de relajación. La tranquilidad de la mañana sin duda también colaboraba a ello, pero el desayuno que nos pegamos en la playa de Seaia será recordado como uno de los más agradables en mucho tiempo. Y eso que el plan era haber desayunado en la playa de Beo, de la que por la noche todo el mundo hablaba maravillas. Pero nos equivocamos de camino. No estuvo tan mal coger el desvío equivocado.

Volvimos a Malpica, tras pasar ahora sí por Beo. En la playa de Area Maior rompía algo de mar, aunque con poca fuerza, pero suficiente para coger unas olas. La mañana invitaba a entrar al agua, así que a medida que la gente se fue despertando, el número de personas en el agua fue en aumento. Aunque no estaba ordenado, en comparación con el mar cruzado de los dos días anteriores, casi me pareció que aquello estaba glassy. En esas condiciones surgió en el agua el ambiente festivo del festival: olas compartidas, intentos de abordaje, y muchas muchas olas como antesala al gran sorteo.

El jueves, mientras preparaba todo para el fin de semana, y le contaba a Celina las novedades del festival de este año, afirmé: "me va a tocar la Zips". Lo dije con tanto convencimiento que hasta a mí mismo me sorprendió mi seguridad. Cuatro días después, y a medida que avanzaba el sorteo, parecía sin embargo que la suerte ni tan siquiera se nos acercaba. Mientras Toni cantaba cada número, Oskar y yo rozábamos la desilusión al comprobar que ninguna de las rifas premiadas se acercaba, ni tan siquiera un poco, a los números que teníamos. Llegamos a preguntarnos si nuestros boletos estarían realmente en la caja de la que Unai sacaba los números. Como consuelo, y a medida que el sorteo avanzaba sin premio, también pensamos que lo que estaba ocurriendo es que estábamos reservado todas nuestras opciones para el gran momento. Y así fue. Cuando Toni gritó "¡¡el 75!!", aquel número era uno de los míos.

Sobra decir la gran alegría que me llevé por ser el afortunado al que le tocó la Zips, pero además de la tabla, a la que esperamos dar el uso que se merece en las olas de Doniños, lo mejor del premio fue la  alegría compartida que me mostrasteis muchos de vosotros. ¡¡Ese sí que fue el mejor premio!!. En especial me llenó la reacción de Edu. Al fin y al cabo, él es quién, con su esfuerzo y destreza, ha construido la tabla. El modo tan sincero en cómo mostró su alegría de que yo fuese el afortunado realmente me ha hecho muchísima ilusión. Y es que si una Zips no es una tabla cualquiera, Edu no es un shaper cualquiera. Aunque siempre me habían hablado maravillas de sus tablas, pude conocer con detalle la calidad de su trabajo hace dos años, en Malpica, a donde había venido con una colección de tablas con unos acabados y formas increíbles. Después, aunque no fue durante mucho tiempo, pude probar la Zips amarilla de Marta, para terminar de convencerme de que mi próximo longboard noseride sería un Zips. Y mira por donde, y de que manera, me he hecho con uno.

Antes de despedirme, y como agradecimiento, le contaba a Dani y a Javi lo mucho que el Festival significa para mí. En él fue donde realmente descubrí el mundo del longboard y las inmensas posibilidades que hay en él. También, y gracias al Festival, he conocido a un buen número de amigos con los cuales me siento cada vez más unido. Y esa sensación no deja más que de aumentar año a año. Toni, en una de sus intervenciones, lanzó la frase que de algún modo se ha convertido en el lema del festival: "¡¡por los amigos!!". Y sin duda, un año más, lo han conseguido.

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