27.9.16

HISTORIAS. Vivir entre pájaros.


Hace ya unos cuantos años de nuestra llegada al lugar en el que ahora vivimos. Cuando llegamos la mitad del terreno se dedicaba al cultivo de cebada, y la otra mitad era el pasto de uno de los pocos burros que quedaban en el pueblo. A la cebada y a la hierba se sumaban únicamente unos laureles. Con el tiempo a los laureles se han unido varios robles, un castaño, un nogal, varios limoneros, un naranjo, un manzano, un peral, un ciruelo, dos aguacateros, varias decenas de tuyas y múltiples arbustos y plantas. Y también una huerta, con toda su variedad de cultivos. 

Todo ha ido tomando forma poco a poco a medida que los árboles y las plantas han ido creciendo. Toda esta variedad ha servido para que en el campo que rodea la casa haya también crecido la diversidad de los animales que habitan aquí, sobre todo pájaros. Tal vez siempre fue así, y lo que ha crecido sea mi capacidad para verlos, pero sinceramente creo que ahora hay mucha más vida que antes de nuestra llegada. Y es un alivio, porque cuando uno decide plantar su casa en medio de un lugar como éste, desearía alterar las cosas lo menos posible. Entre todos, mis preferidos son los mirlos y los petirrojos. A otros muchos aún no sé ponerles nombres, aunque poco a poco voy aprendiendo. El verlos por la mañana corriendo por la hierba, y volando agitadamente en busca de comida, resulta todo un espectáculo. Hemos preparado unos comederos para darles semillas, y los más confiados se ya toman la libertad de pedirnos una nuevas ración cuando ésta se está acabando. Sabemos que algunos de los árboles y arbustos que hemos plantado sirven también de refugio para los nidos de muchos de estos pájaros, que de cierto modo se han convertido en nuestros vecinos durante unos días mientras incuban sus huevos y cuidan a sus crías. Al nido del buzón, se han unido otros muchos. Aunque intentamos no molestar, es inevitable de vez en cuando echar un ojo a la evolución de los habitantes de los nidos más accesibles. Es muy interesante descubrir como cada pájaro construye un tipo de nido diferente, con diferentes elementos, en función de su tamaño y el lugar que ha seleccionado para construirlo. Como emplean los "materiales" a los que tienen acceso, algunos muy curiosos, y otros restos de cosas que tuvieron origen en nuestra propia casa. Cómo aparecen los primeros huevos. El cuidado obstinado de la madre hasta que eclosionan, y su esfuerzo continuo, después, para que a las crías no les falte comida. No todas salen adelante, aunque la mayoría lo hacen con éxito. Hasta que un día, que llega mucho más rápido de lo que te imaginas, desaparecen. Solo queda el nido en el árbol y su perfecta construcción. Lo cuidaremos durante el invierno, evitando esas ramas en las podas. Tal vez el próximo año será ocupado por otra pareja o hasta por el mismo pájaro. 

Me encanta vivir rodeado de pájaros, oírles cantar y verlos volar. Muchas veces, observándolos, me viene a la mente una frase que escuché en una serie de la televisión: "prefiero malgastar mi vida con los pájaros, antes que desear tener alas", y viéndolos, parece que realmente lo esté haciendo.









4 comentarios:

  1. Que tal Jesus!
    A veces cuando camino por el parque al lado de mi casa (Castrelos) y los veo ahí arriba haciendo equilibrios me parece imposible. Esa complejidad de ramitas entrelazadas cobijando a los recien llegados es maravillosa.
    Me ha encantado el texto y las fotos.
    Un saludo!

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  2. Qué maravilla Jesús,poco a poco irán apareciendo más ya lo verás....Un abrazo.

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  3. Hola Chechu. Yo también admiro a los petirrojos y me asombra la lección que nos dan los pájaros, aparentemente tan frágiles, pero capaces de volver al mismo nido año tras año.¡Es una suerte tenerlos por vecinos! Un bico.

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