Nuestro pico habitual estaba abarrotado por dos escuelas, pero era viernes y hacia sol, por lo que decidimos probar en una derecha que salía un poco más allá. Tampoco había muchas más opciones. A estas alturas del año, y llegando a la playa pasadas las 4 de la tarde, no tiene mucho sentido esperar a que las condiciones mejoren. Ya en el agua, y tras un par de olas, la derecha se convirtió en una izquierda que cada vez se fue poniendo mejor. El sábado repetimos y el domingo volveríamos otra vez. Pero la luz ayer fue tan buena que las fotos las dejaré para otra entrada.
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