4.12.16

HISTORIAS. ¿Acaso no es lo mismo?


Mucho se ha hablado y escrito sobre lo que representa el surf para aquellos que hemos descubierto el placer de deslizarnos sobre las olas. Un pensamiento tan fuerte que ha llevado a muchos surfistas a seguir evocando fuera del agua las sensaciones que el surf les aporta, encontrando como medio para hacerlo la fotografía, la pintura, el cine o las letras, como si existiese en el surf una fuerza inexplicable que impulsa toda esa creatividad. En mi caso tengo claro que lo primero es coger olas, pero puedo afirmar que he encontrado en la fotografía una manera de sentir casi esas mismas sensaciones. Mientras miro a través del objetivo, si bien sé que no soy yo el que está surfeando esa ola, la realidad es que vivo el take-off inicial, el bottom que le sigue, y todo lo que viene después, como si yo fuese el que va sobre la tabla. Gracias a poder entrar al agua con una pequeña cámara que no me dificulta el coger olas, he podido compaginar las dos cosas sin tener que renunciar a nada. Pero aún así, y aunque lo primero sea surfear, muchas veces me he sorprendido a mí mismo remontando en una dirección distinta, y no precisamente en la más fácil, para tener un mejor ángulo desde el que encuadrar; o tomarme mi tiempo en el canal esperando a la siguiente serie sin importarme "perdérmela" para lograr esa foto.

Y cuento todo esto para dar respuesta a una pregunta que el otro día, no sé si Luis o Ricardo, del taller Toma Goma, me lanzaban a través de una red social: "¿cómo es posible que siendo constructores de tablas no tengamos tiempo para salir del taller y coger unas olas?". Tras darle un par de vueltas a su pregunta, al igual que me ocurre a mí con la fotografía, por lo que conozco a Luis y Ricardo puedo afirmar que mientras que ellos le dan forma a un foam, laminan o lijan una tabla, su mente está surfeando. Los he visto trabajar, y observado sus caras, estoy seguro de que mientras afilan un canto se imaginan ejerciendo fuerza con sus piernas, y encogiendo su cuerpo, para enfilar una pared vertical que se acaba elevar frente a ellos tras un bottom apurado. Mientras miden el volumen en la popa, piensan en Carlos remando con fuerza para coger una ola en San Jorge y Doniños. Mientras que colocan las quillas del fish de Luis, sienten la velocidad que son capaces de generar en el plano de la ola para pasar una sección y llegar con la fuerza suficiente para marcar un giro redondo en la pared limpia. Si no salís del taller es porque mientras dais forma o acabáis cualquiera de vuestras tablas, estáis surfeando mentalmente sobre ellas. Y es así, en esa perfección que buscáis en vuestro trabajo, cómo se os pasan las horas en el cabaña, cogiendo una ola tras otra.







1 comentario:

  1. Muy buena Jesús.
    Y todo eso sin problemas de esostosis, contracturas y gasto en neoprenos.
    Somos unos afortunados!!
    jajaja...... pero queremos ir y sufrir contigo en el pico, cualquier día de maretón del norte, con suaves brisas del sur y olores de ribera salada.
    Queremos, queremos, y no vemos el día!!
    Un saludo.
    Ricardo. Que para el caso es lo mismo que Luis.

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