No fue casualidad hacer coincidir el viaje con la celebración del Pro France. Afortunadamente pudimos llegar al día final, aunque nos perdimos la jornada día anterior que fue la de las olas más grandes. Asistir a un campeonato de surf durante muchas horas puede resultar aburrido, pero con gente en el agua del nivel de los top-34, y con condiciones como las que se dieron en La Graviere (aunque más pequeñas que otros años), cada manga parecía mejor que la anterior. Además el mar fue subiendo a lo largo del día, el público cada vez era más numeroso, y el ambiente más entusiasta.
Me llamaron la atención las medidas de seguridad: la zona en la que se celebraba el campeonato estaba balizada, y para entrar en ella había que pasar por un control en el que te revisaban la mochila o lo que llevases; el número de gendarmes era también mayor que en otras ocasiones. El número de personas que había en la playa también llamaba la atención: ¿10.000? ¿15.000 personas?. La cantidad de gente, y el que un muy alto porcentaje de los que se encontraban allí estuviesen realmente atentos a lo que acontecía en el agua, hacía que las olas pareciesen más grandes, las maniobras más espectaculares, y las mangas más emocionantes. El entusiasmo de la gente, y el ambiente que lograba crear el speaker, resultaban contagiosos. La manga entre John John y Mick Fanning fue uno de esos momentos. También las de Joan Duru y Marc Lacomare, aunque los franceses no consiguiesen pasar (¿miedo escénico tal vez?).
Aunque posiblemente ninguna manga de este año pasará a la historia, sin duda el momento fue la semifinal entre John John Florence y Medina. Pero a ella le dedicaremos la próxima entrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario