De pronto la pieza encaja.

Supongo que abordar una investigación en historia es similar a afrontar la construcción de un puzzle del que sólo tienes unas piezas cuando lo inicias. A medida que avanzas, y vas descubriendo datos, logras unir esas piezas, a la vez que surgen otras nuevas que en ocasiones no sabes en dónde ubicar. Mientras que no lo logras, y aunque el puzzle vaya tomando forma, sabes que tu trabajo está incompleto. 

Una de esas piezas que apareció en la investigación sobre los inicios del surf en Galicia y que no era capaz de encajar, era la de los hermanos Maneiros. De ellos me había hablado Juan Abeledo hijo:

"Fuimos pocos los que en Ferrol nos iniciamos en el surf en la década de los setenta. Que conozca antes que yo, se dice que hubo unos hermanos en Covas, los Maneiros, que se las apañaron con un molde para fabricar dos tablas. Iban a la playa de Ponzos, por lo que nunca coincidimos, de modo que lo que te cuento es de oídas. Tal vez no llegaron a surfear. Sé que al poco tiempo lo dejaron y se pasaron a la construcción de lanchas en fibra."

Con el dato de su apellido, y la ubicación de Covas, pregunté a mis amigos y conocidos sobre una familia que se apellidase Maneiros y que se hubiese dedicado a la fabricación de lanchas de fibra. Ante la respuesta negativa, apunté mi investigación hacia una familia de pescadores del pueblo, suponiendo que si los barcos de fibra estaban de por medio, sería para este sector para los que los construirían. Pero tampoco logré respuesta. Nadie sabia de los Maneiros en Covas.

Así que tras un tiempo de preguntas y respuestas negativas llegué a la conclusión que esta parte de la historia, si es que realmente había ocurrido, quedaría sin contar.

Hace unas semanas el profesor Juan Luis Fenollós me escribió para proponerme una colaboración para la revista Ferrol Análisis: un artículo sobre los orígenes del surf en Ferrolterra centrado en la década de los setenta. Aunque casi toda la información ya la tenía, había algunas historias que me quedan por recopilar. El artículo, con una fecha de envío concreta, era la motivación perfecta para hacer de una vez esas llamadas que vas dejando para más adelante. Una de esas, era a un vecino de Juan Carlos Noval, un tal Carlos que decía tener una tabla que un familiar le había construido en los años setenta y con la que habían empezado a surfear en la zona de Valdoviño. Hace unos días llamé a Carlos. Por teléfono me contó brevemente la historia de su tío, un gran aficionado a la motonáutica y al esquí acuático, y de una tabla que les había construido a él y a su hermano a partir de la de un surfista americano que había pasado por su casa en el año 1975. Aquella historia parecía interesante, así que quedamos en vernos a finales de la semana para charlar.

Finalmente nos vimos este viernes por la tarde. Tras presentarnos, y mientras esperábamos a su hermano Fernando, que también se sumaría al encuentro, Carlos me fue introduciendo en su historia. Mientras me hablaba y yo preparaba la grabadora, no puede evitar echar un vistazo a las fotos y objetos que colgaban de la pared de la habitación en la que nos habíamos reunido. Había un monoesquí de madera. Una camiseta firmada del jugador de baloncesto Miguel Loureiro. Varias fotos de surf. También de esquí acuático. Y una de motonáutica de la que me llamó la atención unas letras en cursiva que figuraban en su extremo inferior izquierdo: Maneiros. ¡¡¡Eran ellos!!!

La historia que me contaron después, y que ahora estoy escribiendo a espera de conocer a su tío Paco,  es preciosa y de esas que das gracias de haber encontrado. Daría para un libro.