Buscando entre un montón de viejas revistas, acabo de encontrar un ejemplar del semanario alemán “Stern” del año 1971, que incluye un pequeño reportaje sobre Gustav Winter. En la fotografía que encabeza el reportaje, Winter, vestido con un traje gris, y apoyado sobre su bastón ya gastado, parece otro pensionista alemán más de vacaciones en las Islas Canarias.
Sin embargo este hombre, nacido en 1893 en un pueblo del interior de La Selva Negra, vivió desde 1924 en las Islas. Entre los lugareños era conocido por el nombre de Don Gustavo, y de él se sabe realmente poco, a parte de que fue inmensamente rico, además de propietario de un terreno de 2.300 hectáreas en Fuerteventura, finca en la cual se encuentra la misteriosa Casa Winter.
Winter llegó por primera vez a las Islas Canarias en el año 1924, como ingeniero en la construcción de la central eléctrica de la Cicer, en Las Palmas de Gran Canarias. Años más tarde, en 1933, se estableció en Fuerteventura, donde intentó desarrollar varios proyectos como la construcción de una planta de cemento, o una piscifactoría, proyectos que nunca se llegaron a realizar.
En el año 1937 Winter firma con los herederos del Conde de Santa Coloma un contrato de alquiler de toda la península de Jandía.
Ese mismo año, se cree que viaja a Berlin para obtener la financiación necesaria para el desarrollo de un nuevo y secreto proyecto en Fuerteventura, proyecto que se inicia en Julio de 1938 con una expedición de expertos a bordo del barco "Richard Ohlrogge", con la cual reconocen la zona y elaboran mapas detallados de su costa. Ese mismo año se tiene constancia de la entrada en la isla de ciudadanos alemanes con el fin de desarrollar “proyectos económicamente importantes” para el "Tercer Reich”.
Se cree que en esta época, Winter ya trabaja como agente especial para Alemania en Canarias.
En 1939
los habitantes de la península de Jandía son desalojados de las tierras arrendadas por Winter. Al año siguiente se inicia la construcción de la villa Winter.
En 1941, y ante un notario de Madrid, se firma un contrato de compra de la península de Jandía. Los nuevos propietarios son los miembros de una sociedad de nombre Dehesa de Jandía S.A., cuyo administrador es Gustav Winter. Poco después, la finca se valla, cerrándose la entrada a la península. En este tiempo, los presos políticos del campo de concentración de Tefía construyen la carretera que lleva hasta Cofete, en el interior de la finca. Sin embargo, cuando la II Guerra Mundial finaliza, y el ejército alemán es derrotado por los aliados, el proyecto secreto encomendado a Winter está sin finalizar.
Winter regresa a Fuerteventura en 1947. Lleva consigo una maleta llena de dinero. Corren rumores de que este dinero es el de la “caja bélica” de Göering. Con ese dinero se termina la villa, y Winter monta una plantación de tomates en Casas de Jorós, construye varios pozos en busca de agua e intenta forestar las montañas de Cofete. Finalmente en 1962, Winter se hace con la propiedad de la finca de 2.300 ha de superficie entre Morro Jable y Cofete. La teoría oficial dice que los terrenos se han entregado a Winter en agradecimiento por las inversiones realizadas en la Isla.
Winter fallece con 78 años en Las Palmas de Gran Canaria en 1971, pocos días antes de que el artículo de la revista Stern, que tengo hoy en mis manos, salga publicado.
Con el paso del tiempo la existencia de la villa ha levantado numerosas polémicas y ha sido objeto de una cuantas “leyendas” y misterios.
La primera de ellas hace referencia al por qué de su ubicación en ese lugar, en medio de la nada, en una tierra infértil, y al borde de una de las playas más largas e inhóspitas de las Islas Canarias. Además, la villa se construyó en unos terrenos que tienen exactamente la misma forma, y en proporción el mismo tamaño, que la isla. La posición de la villa en estos terrenos cuadra perfectamente con la posición real de la villa en la propia isla de Fuerteventura.
También se dice que la villa se construyó sobre la entrada a una gruta existente, que comunicaría la casa directamente con la playa de Cofete, en donde se encuentra otra edificación construida con los mismos materiales utilizados en la villa, y anexa a un cúmulo de piedras que parecen ser los restos de un bunker o un horno de cal.
El segundo de los misterios hace referencia a su construcción. Un año antes del inicio de las obras, se desaloja a los habitantes de esta parte de la isla, a los que sin embargo se les da empleo en la construcción, con la condición de que mantuviesen el más estricto secreto sobre los avances de los trabajos. De hecho cada noche los obreros tenían que abandonar la finca. Se cree que la obra se completó con operarios traídos expresamente desde Alemania.
Y el último de los misterios versa sobre su fin, su misión. La villa presenta dos plantas y una torre en la parte noroeste, con un balcón al frente. Desde el exterior destaca la suntuosidad con la cual se construyó esta casa. Grandes arcos, bellas balaustradas elaboradas en madera y numerosos detalles en el interior del edificio, como su amplio patio, la cabeza de un cocodrilo esculpida en madera utilizada como górgola, o las puertas con el emblema de los Winter, son muestras del detalle con el que se levantó la casa.
Es por todo ello, que se dice que la villa estaba pensada para servir como residencia de oficiales de una cercana base de aprovisionamiento de submarinos nazis. La función de la torre sería la de servir como punto de orientación para los submarinos, que tenían como base el Puerto de la Luz en Gran Canaria, o para los aviones del ejercito alemán que utilizaban la pista de aviones de Jandía. Es cierto que durante la Guerra fueron numerosos los submarinos, tanto del ejercito alemán como aliado, que se hundieron en la zona.
También se dice que la villa se empleó como casa de descanso para oficiales nazis durante la guerra, o como retiro de algún alto cargo alemán huido tras la contienda y que se habría ocultado en la isla.
En la actualidad existen zonas de la casa que son inaccesibles, como por ejemplo dos de los cuatro pisos de la torre, donde sí se puede descubrir una gran caja eléctrica, que por sus dimensiones, hace sospechar que en la torre se había instalado un aparato que necesitaba mucha potencia. La planta baja sólo es accesible en una pequeña parte y todos los accesos al sótano están tapiados.
Cerca de la entrada de la villa se encuentra un vehículo de raíles de la empresa alemana Krupp, además de trozos de railes desperdigados por el exterior de la villa y en dirección a la montaña, testimonio de una anterior actividad minera.
Pues si que tiene historia!!!
ResponderEliminarTomo nota y gracias por la info.
Saludos