Un día en casa, revolviendo en unos cajones, encontré una foto que automáticamente hizo que me vinieran a la cabeza mogollón de recuerdos y sensaciones. La foto era del mítico “O Camallón”, en el Orzán, A Coruña.
Como podéis observar, la foto es en blanco y negro. Se tomó en 1981 desde el interior de un coche en un día gris, posiblemente invernal. 28 años después, vuelvo a observarlo desde la ventanilla de otro coche, y aunque los fondos de la playa han ido cambiando, lo mismo que las modas, tendencias y estilos “en surf”, ese fondo rocoso casi invisible, misterioso, y sobre todo caprichoso, sigue allí, generando, tras todo este tiempo, una ola “muy pero que muy de tarde en tarde”.
“O Camallón” es para mí un símbolo; representa la búsqueda de una ola seguramente no perfecta, pero sí difícil, extraña, diferente e inquietante. Esa ola en la que efectivamente cuando la has surfeado notas “algo” especial. No es como las otras, surfeadas tantas veces, en tantas playas, y en tantos días. En ella tu interior funciona de otra manera, de un modo quizás difícil de explicar, pero imposible de olvidar jamás.
Recuerdo que íbamos pocos a “O Camallón”; la ola la cogíamos cada uno de los que allí nos encontrábamos por riguroso turno, pues el pico era totalmente “individual”.
Siempre creí que el surf era algo así como tener un amor imposible e incluso absurdo, ya que tú ibas a buscar olas, pero ellas no estaban como deseabas (por lo menos como yo quería). Sin embargo, los escasos y buenos días de surf “entre amigos” significaban muchas olas fantásticas.
Alguien me dijo una vez algo que me pareció maravilloso: “los surfistas sois unos pasmarotes”, haciendo referencia a que nos pasamos horas mirando al mar. La contemplación del mar es fascinante, y esa fascinación es para toda la vida. "¡Camallón te quiero!". Porque representas algo que prácticamente no existe: la ola escogida, casi particular, para disfrutar “solo” o en compañía de buenos amigos; aquel “¡voy!”, el respeto para con la ola y los demás “amigos del agua”, que por desgracia hoy ya no existe. Siento ponerme sentimental pero no soporto la masificación, las modas, el mogollón, ..., en definitiva, la mediocridad. Por eso “¡Camallón te quiero!”, y ojalá tu espíritu contagie a los surfistas de corazón, a los románticos, a los locos y a los que todavía creemos que existe el salitre en el cuerpo y el alma, y no tanto en tanta “revista de surf”, que cada día se parecen más a catálogos del Corte Inglés, Cortefiel o cualquier corte, con las últimas tendencias primavera-verano.
Hay muchas olas para todos, pero por favor desarrollar un estilo personal; y no olvidéis nunca a “O Camallón”.
"La contemplación del mar es fascinante, y esa fascinación es para toda la vida." Qué gran verdad, Jesús.
ResponderEliminarOpa Jesus
ResponderEliminarQue blog mas guapo, Abeledo un crak el padre y el hijo, te agrego a favoritos, haber si estos dias te mando una foto de mi rufo,s lo encintre hace 15 años en la marea y lo restauré como creia que era su forma original , con el paso de los años vi que metí la pata y es una asignatura pendiente que tengo, el llevarlo a reparar de verdad .un saludo y viva la croa
Muchas gracias. Me alegro que te guste. En cuanto a la tabla, ya estoy deseando que me envíes la foto. No se si sabes que estamos redactando un libro sobre los orígenes del surf en Galicia, y una de las líneas a investigar es la de las tablas, en la que las Rufo´s son un capítulo especial. Ya tenemos algunas localizadas y otras fotografiadas. Y seguimos a la búsqueda de más. Un saludo,
ResponderEliminarJesús