Hace unos días fui hasta Monteventoso. Era uno de esos días en los que las condiciones meteorológicas invitan a subir hasta allí. Y no es que estuviésemos en pleno temporal, sino más bien todo lo contrario. El mar estaba increíblemente en calma, a pesar de encontrarnos en invierno. Era por tanto una oportunidad para ver la playa en una situación poco frecuente.
Desde Monteventoso se tiene un perspectiva espectacular de buena parte del denominado Golfo Ártabro. Desde allí se domina la costa desde las Islas Sisargas, en la Costa da Morte, la entrada a las rías de Betanzos, Ares y Ferrol, la playa de Doniños, Esmelle, y casi todo el mar frente a la costa entre Cabo Prior y Punta Frouxeira.
A 245 metros sobre el nivel del mar, se trata de un excelente observatorio. De hecho allí, ya hace años, los militares tenían una estación meteorológica y una batería de costa, de la que hoy sólo se conservan las ruinas del edificio principal, y los fosos de los cañones.
Tanto por dentro como por fuera del edificio, la huella del paso del tiempo, y sobre todo del hombre, es muy palpable. Salvo la estructura poco queda en pié, y buena parte de su interior está lleno de escombros y basura.
Vuelvo a casa y lo observo desde el valle. Allí está esperando a que alguien lo rehabilite algún día. Yo volveré de visita un día de temporal.
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