¡Me gusta Bilbao!, y cada vez que voy más.
A los ojos de un visitante como yo, la ciudad ha cambiado en la última década una barbaridad, ganando espacio sobre todo para sus ciudadanos. El Nervión, y sus márgenes, caracterizados por la contaminación y los usos industriales, parecen haber sido tomados hoy por los ciudadanos y los ediciones emblemáticos, que aunque fríamente nos puedan parecer despilfarros de dinero, en el caso de Bilbao han dotado a la ciudad de contenido.
Así que si antes ya era bonito, ahora más.
Antes de coger el avión de regreso tuvimos tiempo para darnos una pequeña vuelta por la zona de Deusto y los antiguos astilleros Euskalduna, hoy reconvertidos en zona pública. Se han mantenido algunas de sus grúas y diques como recuerdo de una época, en la que al igual que en Ferrol, el sector naval y la siderurgía tiraban en buena parte de la economía local. Viendo las aguas, al parecer cada vez más limpias de la Ría (de pequeño la leyenda decía que si te tirabas al Nervión morías al instante), mi padre me contó la última vez que remontó la Ría en barco, a bordo del "Mar de Alborán", en su última travesía antes de terminar en el desguace.
Da gusto leer cosas positivas de visitantes por estos lares...
ResponderEliminarEskerrik asko!!
Por cierto muy wapo el blog y q envidia d olas las gallegas...
Asier
Muchas gracias Asier. Desde pequeño he pasado muchas de mis vacaciones en Bilbao, y últimamente cada vez que vuelvo (antes no pensaba en ello), valoro más y más como es como ciudad y lo ofrece. Me imagino que buena culpa de ello es de los bilbainos, que os sentís tan orgullosos de ella.
ResponderEliminarUn saludo,
Jesús