El primer recuerdo que guardo del Pantín Classic no es como espectador, sino como lector. En un ejemplar de la Tres 60, que debía ser la primera o segunda revista de surf que me compraba, venía un reportaje con la crónica del campeonato del año 1989. Del contenido del texto no me acuerdo, pero si de una fotografía de Jupa Soler que en esa edición había quedado en cuarta posición. En aquella foto Jupa salía corriendo del agua sonriente y con la tabla bajo el brazo, a la vez que enrollaba el invento alrededor de las quillas.
A pesar de que tras aquel artículo acudí como espectador a un buen número de ediciones, las primeras imágenes claras que guardo de la competición son de la edición del año 98, la del Danielle y las olas gigantes. Recuerdo ver el campeonato desde dentro del coche protegido de una fuerte lluvia, y de como el mar, ayudado por las mareas, subió hasta alcanzar la base de las dunas, arrastrando todo lo que encontró a su paso. Aquel día, especialmente el de la expression session, era imposible no sentir un subidón de adrenalina cada vez que un surfista bajaba algunas de aquellas inmensas paredes, que sin duda han sido las olas más grandes que nunca he visto coger en directo. Creo que fue también en esta edición cuando se vivieron intensos momentos de incertidumbre con un fotógrafo acuático que entró hasta el pico. Al principio se pensó, por el modo en cómo se lo llevó la corriente, que se trataba de un fotógrafo no habituado a la actividad acuática. Mientras le caían series de 4 o 5 metros, Vicente le preguntaba por el micro si se encontraba bien, intentando tranquilizarlo diciéndole que aquellas inmensas moles que le caían encima eran sólo agua. Para alivio de todos, el fotógrafo acabó siendo un profesional de una revista americana que estaba allí entre las series como pez en el agua.
Hoy, trece años más tarde, el día comenzó más o menos igual en lo meteorológico, pero conmigo protegiéndome de la lluvia bajo los árboles del pinar. Menos mal que a mitad de la mañana dejó de orballar y pudimos acercarnos hasta las rocas a tomar algunas imágenes. Aunque las olas no fueron tan grandes como las que nos brindó Danielle, algunas series obligaron a los surfistas a abandonar sus tablas y sumergirse todo lo profundo que pudieron para evitar ser revolcados. Hubo también momentos de moción como antes del inicio de la quinta manga de la ronda de 96, cuando entrando por el canal, el australiano Tim Wrench fue arrastrado hacia el acantilado por una serie que lo dejó a escasos seis metros de tocar contra las rocas. A pesar del esfuerzo que tuvo que realizar para salir de esa situación pudo pasar su manga de primero.
Mañana más. Entran los mejores y parece que por fin saldrá el sol.
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