VIAJES. Salinas. La diversidad del Cañón (parte 5).

Al llegar y asomarnos al paseo, lo primero que nos llamó la atención fue la cantidad de olas que había por todos lados y el mogollón de gente que estaba en el agua. No sé cuántos serían, pero acostumbrado a que 20-30 personas sean ya muchas, aquello me pareció la viva imagen de la masificación.

Pero sin embargo, en aquello que parecía ser un caos de tablas, olas y gente intentando cogerlas, parecía reinar un cierto orden y generosidad. Todos cogían olas. Muchas se compartían, y todo el mundo parecía disfrutar.

Recién llegados no era momento de ir nosotros también al agua, pero al día siguiente tras un baño de más de dos horas, esa fue la sensación con la que me quedé.

Y en esa tranquilidad y ambiente relajado en el agua no se si tendrá algo que ver la presencia del cañón submarino de Avilés, que a sólo siete millas de esta costa desciende hasta los 4.750 metros de profundidad.

Esta gigantesca sima constituye uno de los ecosistemas más extraordinarios de todo el mar Cantábrico. En el cañón la luz desaparece a sólo 50 metros de profundidad. Las corrientes que se generan en esta zona crean un mar rico en todo tipo de nutrientes, que atraen a la concentración más diversa de cetáceos de nuestras costas, y en la que se desarrollan especies como los denominados kraken, también conocidos como calamares gigantes, o colares difíciles de encontrar en estas latitudes.