30.10.14

HISTORIAS. Camarero - Bremón.









Según el particular criterio que tenemos en desdelacroa, éste será cuando termine 2014 uno de los acontecimientos surfísticos del año: el reencuentro, más de 35 años después, de Miguel Camarero y Carlos Bremón. Tal vez en mi valoración pese demasiado el haber sido el promotor, pero la verdad es que fue todo un privilegio estar presente en un acontecimiento como éste.

Para los que seguís habitualmente el blog, no os hará falta que presente ni a Carlos ni a Miguel (podéis repasar su entrevista pulsando aquí). Pero para quien no haya oído hablar de ellos, decir que ambos se ajustan perfectamente a la definición de pioneros; y no sólo por haber sido dos de los primeros surfistas gallegos, sino por toda su trayectoria posterior, que les llevó a abrir muchos caminos y a descubrir algunas de las playas que hoy en día son conocidas por todos para la práctica del surf en Galicia. "Miguel fue el verdadero "culpable" de que todos nos enganchásemos al surf: su entusiasmo y perseverancia nos contagió a todos, y las desilusiones iniciales fueron superadas en buena parte por su empuje y capacidad para vencer cualquier barrera que se pusiese ante nosotros". Miguel es además una de las personas que mejor conoce, tanto por su trayectoria profesional como por su capacidad observadora, la costa de la provincia de A Coruña: durante años ejerció como práctico en el puerto de Laxe y hoy es un reconocido pintor de marinas. Y de Carlos qué decir que no se haya dicho ya en desdelacroa: referente del surf gallego a principios de los 70, en los 80, en los 90, ... , descubridor para el surf de las playas de Doniños y Pantín entre otras, propietario de la primera tienda de surf abierta en Galicia, miembro fundador del Océano Surf Club, miembro de la organización del Pantín Classic durante 20 años, ... . 

Metidos en la conversación, a los dos les sorprendió el que hubiese transcurrido tanto tiempo desde su último encuentro, sobre todo porque su amistad seguía tan vigente como si sólo hubiesen pasado unas pocas semanas desde la última vez que se vieron para coger olas. Ésto es algo sobre lo que  he pensado en más de una ocasión: creo que el surf, más que ningún otro deporte, tiene la capacidad de dotar a cualquier espacio temporal de una cierta relatividad: del mismo modo que las horas en el agua se nos pasan como minutos, las amistades que surgen en el mar, y tal vez por los lazos que este establece, permanecen intactas como si el tiempo no hubiese pasado. Hablando cada uno del otro, Miguel destacaba de Carlos su valentía y fuerza física, y Carlos de Miguel su clase y habilidad en el agua: "Miguel era de los surfistas con los que se disfrutaba viéndole coger una ola".

Tras charlar un buen rato, nos metimos al agua. Ellos para coger unas olas y yo para hacerles algunas fotos. Desafortunadamente la marea había subido demasiado, así que ni uno ni otro se pudieron lucir. Yo tampoco estuve muy afortunado con las fotos.

Terminaba la tarde, y llegaba el momento de la despedida, con la promesa firme de que no volverá a pasar tanto tiempo hasta el próximo encuentro.

1 comentario:

  1. Estupendo el post. Yo también creo que el surf tiene esas maravillosas cosas que describes Jesús.
    Saludos!

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