Supongo que es un pensamiento, dotado siempre de una cierta dosis de temor, que a todos nos pasa por la cabeza cuando vamos a estrenar una tabla: ¿nos irá bien?
Todo empieza semanas antes, incluso meses, cuando se toma la decisión de comprarla. Ante la inabarcable variedad de modelos entre los que elegir, las preguntas son muchas, aunque todas se podrían resumir en una: ¿qué necesito realmente? La respuesta a la pregunta no es sin embargo sencilla. Caben múltiples contestaciones. En mi caso la respuesta fue: "algo distinto", algo diferente con respecto a lo que hasta ahora he surfeado. Y no sólo por la nueva experiencia que puede suponer el surfear con una tabla distinta, sino porque ésta es también una manera de evolucionar y lograr que la ilusión por ir al agua no sólo se mantenga, sino que incluso aumente. De pronto, todo es nuevo: la bajada, el giro de apoyo, los recortes, ... . Me pasó cuando me hice con mi primer twifin. Se repitió con el segundo. También me ha ocurrido con "El delfín", y tras los primeros baños, el bonzer rojo va por ese camino.
Super, de quien me he dejado aconsejar a la hora de elegirlo, me dice que aún lo surfeo como si fuese un twifin. Que he de colocar el pie de delante más atrás. Tal vez tenga razón. De momento noto que la tabla es rápida. Que entra muy fácil en las olas. Y que disfruto.
Gracias a Marta y a Alejandro por las fotos.
Bonita, bonita... Yo sigo con mi monogamia, aunque ganas no me faltan...jeje
ResponderEliminarSaludos Jesus!
Lo importante disfrutar....el resto ya vendra solo
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