No me cuesta nada madrugar para ir a coger olas. Aunque es cierto que al amanecer a las olas les falta, a veces, ese toque de viento que suele haber a última hora, el saber que habrá poca gente compensa sin duda el que tal vez no rompa tan bien. A ello hay que sumar la luz. Disfrutar de la salida del sol es tan increíble como de la puesta, con la diferencia de que el sol te alumbra desde tierra (sobre todo en playas como Doniños o Esmelle), por lo que si tienes la oportunidad de poder hacer fotos, seguro que sacarás alguna que valga la pena con el surfista perfectamente iluminado. Pero de todo, tal vez lo mejor sea la sensación, al salir del agua, de que el día ya lo has disfrutado; aún quedan por delante muchas horas de luz, y posiblemente habrá posibilidad de volver al agua, pero el haber cogido tan pronto unas olas hace que se disfrute muchos más del resto del día.
Todas estas fotos, con Curro de protagonista, son del domingo, antes de ir a Santa Comba a la limpieza. Durante casi dos horas sólo fuimos cuatro en el agua, y aunque la ola iba rápida, lo que siempre dificulta el hacer fotos mientras remonto, creo que alguna vale la pena.
Que tal Jesus,
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, los baños por la mañana tienen algo especial. La gama de luces y colores es maravillosa, por cierto, me estaba fijando en la primera foto y la textura superior de la pared me recuerda a la piel de un elefante, no hay dos iguales...
Lo dicho, como siempre un placer el pasar por aqui, saludos!