Un año más acudimos a nuestra cita. Al terminar, y mientras brindábamos "felicitándonos" por nuestro trabajo, Carlos lanzaba un mensaje al aire que realmente deseamos que algún día se haga realidad. "De entre todas las cosas que hacemos, ¡ojalá esta sea la única que dejemos de realizar en un futuro!". Y esa frase, a pesar de que las limpiezas suelen ser momentos agradables en los que nos juntamos un buen grupo de amigos, resume muy bien el por qué vamos a limpiar. No lo hacemos para conseguir que la playa quede limpia, sino para lograr un futuro mejor, con un océano limpio de residuos. Si se lograse, estoy seguro que muchas otras cosas en nuestra sociedad estarían también mucho mejor.
Posiblemente, de todas las limpiezas, ésta ha sido en la que la tarea ha resultado más fácil, sobre todo por la limpieza que los días anteriores había realizado el Concello, en la que se retiraron los residuos más voluminosos. Aún así, y debido a que el procedimiento empleado no es el más adecuado para limpiar una playa como la de Doniños, mucha era la basura que aún permanecía en la zona de Outeiro. Tanta que nos dio para llenar hasta 3 contenedores de basura.
El día amaneció un tanto gris, y a primera hora cayeron unas gotas que nos hicieron pensar que tal vez la limpieza se fuese a realizar bajo la lluvia. Pero una hora antes de empezar, salió el sol. Cuando llegué al aparcamiento de la playa, los primeros voluntarios estaban esperándome: Julio, un habitual de las últimas limpiezas, ya estaba preparado para comenzar la acción; Néstor salía justo del agua para cambiarse y ponerse manos a la obra; Rocio se daría una vuelta más al pinar antes de coger los guantes; y otros como Álvaro, Titín, Isa y Mónica, dejaban el baño de la mañana para más tarde y unirse a la limpieza. Unos minutos después llegarían algunos de los habituales que nunca fallan: Vicente, Cris, Carlos, Eloy, Carol, ..., y otros que venían a limpiar por primera vez o que repetían tras la buena experiencia de años pasados (perdonarme pero no me acuerdo del nombre de todos).
Como por la mayor parte de esta zona de la playa ya había pasado el tractor, la limpieza se centró en las rocas de la derecha, y en la zona más alejada del acceso peatonal. Álvaro fue el primero en entrar también en la cala de rocas. De allí salió el mayor volumen de residuos, entre ellos un tubo de polietileno de unos 90 kilos de peso. La cala quedó prácticamente limpia. También se retiraron varias cuerdas que estaban atrapadas entre las rocas. Otros se dedicaron al trabajo más menudo, recogiendo los residuos que habían quedado semienterrados por la criba del tractor. Entre estos fragmentos más pequeños, se recogieron un gran número de bastoncillos de los oídos y pequeños trozos de plástico de todo tipo y colores.
Tras dos horas de limpieza, era momento de hacernos la foto de grupo. En la foto faltan algunos de los que participaron, y como no Eloy, que fue quien nos retrató. Creo que todos quedamos satisfechos con el trabajo realizado. No solo por todo lo retirado, sino también por el mensaje que hemos transmitido, y que cobra todo su sentido unido al de las otras 400 limpiezas que este fin de semana se han organizado a lo largo y ancho de Europa. Como bien decía Carlos, ojalá algún día nos reunamos para celebrar el que no haya que volver a limpiar.
Después nos acercarnos hasta el refugio Alpendre, en donde Pitxu nos estaba esperando para reponer fuerzas. Un año más muchas gracias por tu ayuda.
No podía terminar la crónica de este año sin enviar un saludo a Santi, uno de nuestros más fervientes voluntarios, que este año no nos ha podido acompañar debido a una lesión. Te echamos realmente de menos, y el próximo año contamos contigo.
Es una pena que esto desde las adminsitraciones no se haga de forma continua durante todo el año.El mar expulsa a la playa mucha suciedad.Gracias.
ResponderEliminar