13.4.16

HISTORIAS. Un Surf Report sobre el Norte.








Hace ahora algo más de un año que escribíamos en el blog sobre los Surf Report de la revista Surfer. En aquella entrada, que os recomiendo volver a leer, hablaba de un reportaje sobre Galicia que en el año 1984 la revista había encargado a los hermanos Irisarri, y que meses después había sido publicado como parte de un Surf Report sobre el Norte de España. Cuando Vicente y sus hermanos me contaron la existencia de aquel documento, lo primero que hice fue preguntar si lo conservaban, ya que tenía curiosidad por saber lo que en aquella época, mucho antes de la llegada de internet y de las primeras revistas de surf, se contaba sobre nuestras costas.

En aquel momento no lo tenían a mano, pero me prometieron que lo buscarían. Y un año después, hace ya unos meses, Vicente me daba la sorpresa con los seis folios, ya en papel amarillento por el paso del tiempo, del artículo original del Surf Report de junio de 1985. Seis páginas completísimas con una lista de 87 olas surfeables, desde la desembocadura del río Bidasoa hasta Santa María de Oia. En total 9 playas en Euskadi, 32 en Cantabría, 9 en Asturias y 36 en Galicia. La parte gallega, sin duda la más completa de todo el reportaje, fue elaborada por los hermanos Irisarri en la parte que cubre las olas del Sur de Galicia, y por Carlos Bremón y Vicente Irisarri para el Norte de Galicia. El texto original, con la idea de que no se perdiese detalle, fue traducido al inglés, antes de su envío a la redacción de Surfer en Dana Point, por Marga Cal.

El reportaje en la costa gallega comienza en la zona de Ribadeo. Por el número de playas que se describen, destaca que la costa de A Mariña era la gran desconocida para el surf gallego a mediados de los ochenta. De hecho la única ola que se describe con un cierto detalle es la de Foz, de la cual se dice que es "ola potente con secciones tuberas en el lado este de la ría". Pero entre Foz y Estaca de Bares, y entre Estaca de Bares y Villarrube, prácticamente no hay información. De hecho la zona se define como de "difícil acceso y a explorar". A partir de Cedeira, la descripción de la costa se vuelve mucho mas detallada: Villarrube, Pantín, Valdoviño, Campelo, Ponzos, Santa Comba, La Fragata, El Vilar, San Jorge y Doniños, revelan el gran conocimiento que ya se tenía de las playas de Ferrol. Llama la atención que en la lista no esté Esmelle, o que la ola de Ponzos se describa como "mediocre rompiente de fondo de arena". De todas, la que recoge una descripción más detallada es Doniños, de la que se dice que es una "buena ola sobre fondo de arena, con varios picos. Se trata de la ola más concurrida de Galicia (quizás 20 locales en el agua)"

La zona de Coruña es descrita también en detalle. Comienza con una ola en Santa Cruz, "una derecha sobre fondo de roca, que rompe solo durante los grandes temporales de invierno y con vientos fuertes del sur, a 400 metros de la costa: raramente surfeada". Desde Santa Cruz el recorrido sigue por las conocidas Bastiagueiro, Orzán (de la que se destaca, en la época en la que el matadero aún estaba en funcionamiento, "que las aguas se encuentran poco limpias"); como no, hay una mención al mítico pub O'Patacón, lugar de encuentro de la comunidad surfista de Coruña, y a Riazor. El recorrido por la costa continua por Sabón, Balcobo, Barrañán, Caión, Baldaio, Razo, Malpica, Traba y Corrubedo, para saltar desde allí a La Lanzada, quedando sin cubrir otro extenso tramo de nuestra costa, queaquel entonces aún era prácticamente desconocido para los surfistas gallegos.

El que la familia Irisarri surfease habitualmente en Patos se deja notar en la detallada descripción que se hace de Prado, Patos, el Pico y Monteferro. Pero desde Monteferro hasta Tui, se extiende de nuevo lo desconocido. La primera ola que aparece, no me he atrevido a traducirla, es "Left Rock Point", definida como "una de las olas surfeables más grandes de la zona, a partir de 18 pies, con una entrada sencilla desde la bahía, pero peligrosa cuando la ola cierra. Solo para experimentados surfistas de olas grandes": seguro que alguien de la zona la conoce y me podría decir su nombre. La costa de Baiona se describe como una "costa llena de rompientes de roca, muchas de ellas insurfeables, pero entre las que se pueden descubrir olas con gran potencial". La última ola surfeable es la de Santa María de Oia.

Pero sin duda la parte más divertida del artículo es la final, que incluye una serie de consejos para el viajero. Se califica a nuestra costa como "libre de tiburones", aunque se habla de un "pez escorpión con un veneno de efectos dolorosos, aunque no letal". De que nuestra comida se dice que "no está tan especiada como la mejicana, pero que contiene mucho aceite de oliva y ajo, por lo que puede resultar un poco grasienta para el paladar americano". Se incluyen referencias a nuestras tradiciones, horarios, carácter, situación económica, clima, diversidad de culturas e idiomas, y también sobre la situación política en el Pais Vasco. También costumbres como la de "evitar comer en la calle salvo que sea un helado", o que "la gente no lleva en las ciudades ropa de playa salvo en los días más calurosos del verano". Pero el detalle que más me ha llamado la atención, y que tal vez sea más descriptivo de la visión que en Estados Unidos se tenía sobre España en aquella época, es el relativo a la necesidad de  hacerse con un "perro guardián". El párrafo comienza así: "España es un país pobre y los robos son un constante peligro. Para que tu coche y tus cosas no queden solas cuando vayas a coger olas, hazte con un perro guardián local o tráete uno contigo; pero no lo abandones cuando termine el viaje. Encuéntrale una casa o llévatelo contigo".

Afortunadamente las cosas han evolucionado a mejor en muchos aspectos, aunque la recomendación de no abandonar a tu perro continua absolutamente vigente.

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