HISTORIAS. La soledad y el ritmo irregular del mar.

Estaba buscando ideas para un proyecto al que llevo dando vueltas varios días. En una de esas vueltas me puse a repasar algunos de los libros que tengo en casa, y en "El arte del mar" encontré varios textos que me gustaron. Entre ellos unos que creo reflejan lo que muchas veces pretendo con las fotos que hago. No siempre es fácil poner palabras a tus pensamientos, y aquellos párrafos de algún modo lo hicieron. 

Básicamente, aunque ya los he variado algo, decían así:

"Se trata de abandonar el enfoque espacial del litoral, en el que las elecciones del lugar y del encuadre son primordiales, y apostar por un punto de vista sustancial, ligado al posicionamiento del fotógrafo y las condiciones del mar en el momento de la captura. Basta con dejar una distancia suficiente para que el mar se pueda expresar en toda su naturalidad y mostrarse en sus diferentes estados: reluciente, encrespado, estriado, hirviente, helado, rugiente, ..., hasta un punto en el que te fundes mentalmente con él.

Operar a ras de agua te permite captar mejor todo lo que emana del mar: sus variaciones, ondulaciones, surcos, reflejos, destellos, ... La cámara se coloca al nivel del agua y se encuentra, en función del oleaje, dentro o fuera de la misma, captando sin control la superficie del mar. La toma tal vez haya sido meditada en su origen, pero justo en el momento de apretar el disparador, se vuelve empírica, ya que la imagen que resulte se encuentra a merced de la variación del nivel del mar. Estás mar adentro, sin nadie a tu alrededor, ni en el horizonte; sólo está la evidencia de la soledad y el ritmo irregular del mar."