7.8.16

HISTORIAS. Salinas (parte 2). ¿La competición?


Salir de casa, romper con la rutina diaria, siempre es interesante. En función de a dónde vayas las expectativas pueden ser absolutamente diferentes, y aunque en ocasiones tu primer pensamiento te haga dudar sobre tu decisión, viajar siempre suele compensar. Algo así pensaba antes de salir en dirección a Salinas el jueves. Las previsiones para Doniños eran muy buenas, tanto de olas como de tiempo. ¿Tenía sentido entonces coger el coche para ir a un sitio en donde sabría que tendría peor tiempo, posiblemente peores olas, y qué además estaría lleno de gente?. Pues sí.

Los viajes, aunque sean a tan solo dos horas de casa, siempre traen sorpresas. En éste empezaron nada más llegar. Ya en Salinas, y justo antes de aparcar el coche, observé como dos personas manejaban un gran pescado. Como encontré aparcamiento muy cerca de ellos, no puedo evitar  acercarme y preguntar: "¿Qué pez es?", - les interrogué. "Es una bonita," -me contestaron, "un ejemplar parecido al atún". "¿Y cuánto pesa?". "Rondará los 70 kilos". Durante mis dos preguntas, y sus dos respuestas, sentí cierta tensión en la conversación, así que no me atreví preguntar nada más ni a hacer una foto. Para subir la pieza de 70 kilos a la parte de atrás de su todoterreno, los dos pescadores tuvieron que realizar un gran esfuerzo, así que estuve a punto de ofrecerme a ayudar, pero me contuve porque percibí que incluso aquel gesto de ayuda les podría molestar.

Pero si estaba en Salinas no era para ver peces de 70 kilos y hablar con "pescadores" malhumorados. Así que tras coger mis cosas me acerqué hasta las carpas a saludar a la gente que había llegado antes que yo. Lo interesante de un festival como éste es la oportunidad que te ofrece de coincidir con otras muchas personas que comparten contigo la pasión por el surf. Muchos ya son conocidos, pero a muchos otros tendrás la oportunidad de conocer durante esos días.

Tras el baño de Xagó, volvimos hasta Salinas para aprovechar la subida de la marea. Como suele ser habitual había mucha gente en el agua, pero la frecuencia de olas era tal, que se podían coger olas con una cierta continuidad: entre la "multitud" eres capaz de encontrar tu sitio puedes estar sin parar de coger olas. Entré al agua con la cámara, sin saber que las fotos que haría serían las únicas de surf de estos 4 días. 

Este año, y desde la organización, se ha dado especial relevancia a la competición. Creo que para la inmensa mayoría de los que acudimos a un festival como el de Salinas, la competición, o al menos su resultado, nos da un tanto igual. Lo de "igual" lo pongo entre comillas porque una vez en manga todos nos esforzamos para hacerlo lo mejor posible. Pero la realidad es que en el agua se disfruta de una cierta relajación del espíritu competitivo. Esa relajación lleva a que se cree una cierta camaradería con los otros surfistas con los que compartes manga, y salvo contados casos, lo habitual es que tus "rivales" se acaben convirtiendo rápidamente en tus "conocidos", y en personas con las que pasas a tener una cierta relación. Este año ha sido el modo en cómo he conocido a Miki, a los Horn y a los Unsworth (con los que días después estuve cogiendo olas en Doniños), a "Awakate", a Alberto, ..., y a otros muchos de los que ya no recuerdo su nombre pero con los que pasé buenos momentos, o de compartir manga con gente del nivel de Matteo Fabri, Jefferson Silva, Miguelito, o Scott Unsworth.

Por culpa del "campeonato" las jornadas del viernes y el sábado fueron agotadoras. El viernes madrugué para estar pronto, con poca gente, en el agua. Y así fue: a las 7:30 solo éramos 3 cogiendo olas. Me imagino que el que las series tardasen en entrar hizo que muchos prefiriesen descansar algo ese día. Tras dos horas en el agua salí para ver en que manga me había tocado en long-amateur. Entraría en la novena, así que tras descansar un rato, a las 11:30 estaba de nuevo en el agua. Al acabar, y tras dejar la lycra, seguí con el baño libre. Y tras otra hora en el agua, entré con el tiempo justo en la manga octavos de single-fin retro. Y tras está, otras vez al agua para los octavos de long-amateur.

Después de tanto baño estaba realmente cansado, pero para que el sueño no me venciese, decidí ir a dar una vuelta por Salinas en busca de algunos de esos lugares que se esconden en sus estrechas calles. Siempre me habían llamado la atención las casas que hay: todas ellas muy variadas, muestra de las diferentes épocas en las que fueron construidas. La gran mayoría con detalles dignos de admirar. Algunas con un valor que me imagino hará que tengan algún tipo de protección. Ese paseo es algo que recomiendo a cualquiera que le guste la arquitectura para próximas visitas. Sé que me faltaron calles por ver. Quedarán para una próxima visita.



















El sábado madrugamos para entrar de nuevo en manga. El mar había subido, lo que sinceramente favorecía mías opciones. Y así fue, porque de pronto ya estaba en semis de long amateur y de single fin retro. A pesar de las olas, el día estaba bastante desagradable, con una lluvia fina que no dejaba de caer, así que se puede decir que me pasé unas cinco horas mojado de modo continuo. En semifinales, todo lo bien que lo había hecho hasta entonces, lo fastidié. En long la verdad es que no acerté con la elección de las olas. Cuando entré, antes de empezar, entraron dos series que dieron varias izquierdas muy buenas, sobre todo en la parte más abierta del pico, por lo que decidía colocarme ahí. Pero en los 10 primeros minutos de la manga no entró ninguna como aquellas, por lo que todas las que cogí apenas me abrieron, salvo una que pude surfear hasta la orilla. Solo al final, en donde me metí hasta la corriente contra la que rompía la derecha, conseguí coger una de las buenas, pero a ese nivel, y con tan poco tiempo de manga, no acertar desde el principio reduce mucho tus opciones. Tras la pequeña decepción del long, mis esperanzas en single-retro sabía que eran muy pequeñas. Mi semi era contra Matteo Fabri, Jefferson Silva y Scott Unsworth. Así que decidí arriesgar: cogería solo las grandes. Pero fue empezar la manga y el mar pararse, por lo que en 15 minutos solo cogí una ola. Se paró tanto en mar, que tuve que salir remando desde el fondo hasta la orilla para no molestar en la siguiente manga.

Tras cuatro baños, aunque éstos no hubiesen sido de más de 25 minutos, pensé que llegaba de surf por ese día, así que nos acercamos hasta Gijón a visitar Tablas, la primera tienda de surf que se abrió en nuestras costas. Nunca había estado allí, y la verdad es que la visita valió la pena aunque solo fuese por ver las joyas que cuelgan de sus techos: un verdadero museo con tablas de todo tipo y de todas las épocas. Antes de irnos, y estando en Gijón, no había disculpa para no ir a visitar a Marta y a la Escuela Marejada que recientemente ha abierto en plena playa de San Lorenzo, entre las escaleras 10 y 11, con Toni y Ricardo. Las instalaciones son espectaculares, y conociendo el nivel y profesionalidad de sus responsables, no se me ocurre mejor lugar para introducirse en el surf, o perfeccionar tu nivel, si eres de Gijón o estás de paso por la ciudad. Ojalá les vaya muy bien.

Y estando en Asturias, era obligatorio visitar una de sus sidrerías. Habíamos quedado en Avilés, en donde teníamos reservada una mesa para las 11:30. Estoy seguro que todo debió de estar buenísimo, pero estaba tan cansado, y tenía tanto sueño, que no fui capaz de saborear la comida. Necesitaba dormir.








1 comentario:

  1. Que tal Jesús!
    Estupenda la crónica y las fotos. Lo del festi es algo que tengo pendiente desde hace tiempo, estuvimos hace años en Salinas y nos pareció fantástico el lugar. Al ver la foto del Dyane me vinieron recuerdos de una galaxia muy lejana, en un coche como ese aprendí a conducir.
    Por cierto, leí el otro día en La Voz de Galicia lo del campeonato de long en Doniños, ¡enhorabuena!
    Un saludo!

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