Si hace mes y medio hablábamos sobre el origen del agua en la Tierra, hoy lo haremos sobre su edad. Pero, ¿no tenía 4.000 millones de años?.
Cuando los científicos hablan de la edad del agua, se refieren al tiempo que ésta ha estado en los océanos sin contacto con la atmósfera. Así que aunque el agua haya llegado a la Tierra hace 4.000 millones de años, y por tanto se pueda considerar que esa podría ser su edad, es fácil intuir que el agua que podemos encontrar en el mar, en los ríos, o la que ahora mismo cae del cielo en forma de lluvia, no tiene esa edad.
Creo que nunca hemos explicado en el blog el ciclo del agua al completo, y los diferentes estados por la que ésta pasa en uno de los procesos clave para el correcto equilibrio de nuestro planeta. Hoy tampoco lo haremos, aunque sí hablaremos de parte del viaje que tiene lugar en los océanos. Este viaje sigue una serie de rutas establecidas, marcadas principalmente por la temperatura del agua. Las corrientes superficiales transportan el agua caliente de los trópicos hacia los polos en el lado Oeste de los océanos y el agua fría del Ártico y la Antártida en dirección al ecuador en la zona Este. En este flujo, relativamente superficial, el agua caliente propia del Pacífico y el Índico, viaja hacia el Atlántico en donde la acción de los vientos no sólo reduce su temperatura, sino que también provoca la concentración de sales, aumentando paulatinamente su densidad, hasta que en el Atlántico Norte el agua literalmente se hunde. Esta masa fría y densa circula a lo largo del Atlántico siguiendo las cuencas oceánicas, en su camino de retorno al Pacífico. Este tipo de movimiento es conocido como circulación termohalina, que está impulsada por las diferencias de densidad producto de las diferencias de temperatura y salinidad.
Se sabe que la mayoría de este agua volverá a surgir en el Atlántico Sur. Pero los océanos no son depósitos estancos, y se conoce que grandes volúmenes de ésta lo harán en el Pacífico Norte. Esta es una de las principales demostraciones de que los océanos en la Tierra, aunque estén separados por los continentes, son un sistema global, y que en su recorrido no solo se transportan grandes cantidades de energía, principalmente en forma de calor, sino también materiales, como son sólidos, sustancias disueltas y gases.
Esta circulación termohalina, también conocido como la "cinta transportadora oceánica", es la que marca la edad del agua, es decir, el tiempo que una gota de agua, impulsada por las corrientes y la circulación termohalina, tarda en realizar el viaje desde el Atlántico Norte al Pacífico Norte.
Para ello, con la ayuda del carbono 14, se ha medido la proporción de carbono en el agua en diferentes profundidades y lugares, y se ha comparado ésta con la proporción que hay en la atmósfera (se sabe que cuando el agua se hunde la proporción de carbono empieza a disminuir). De estos estudios se ha calculado que las aguas profundas del Pacífico Norte, por así decirlo las de la última etapa del viaje, pueden estar sin contacto con la atmósfera aproximadamente 1.600 años.
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