El del vídeo no es exactamente el camino que nos lleva hasta la playa, aunque se parece bastante. Un trayecto de algo más de 5 minutos que discurre buena parte entre pinos. En él es habitual cruzarte con ardillas, perdices y otras aves e insectos a las que no sé ponerles nombre. Con el paso de las estaciones parte de su vegetación cambia. Ahora por ejemplo está lleno de lirios. En verano nos abastece de moras, y en invierno de piñas. Antes de bajar a la playa es obligada la parada en la Batería para elegir el mejor lugar en el que coger olas. Desde allí vemos todos los picos. Y la elección no siempre es fácil, ya que a veces "lo mejor" no se corresponde con las mejores olas.
Aquella mañana, con la marea casi llena, salía una izquierda justo en el punto en el que desemboca el río. Sólo había otras dos personas en el agua, entre ellas Remi, el autor del vídeo. Al poco de salir él se giró el viento. Enseguida volvió con la cámara, así que me quedé un poco más a pesar de que las olas ya no rompían limpias por el ligero viento de mar y la corriente que apareció con la bajada de la marea.
Tras varias izquierdas un tanto irregulares y bacheadas tocaba salir del agua, volver a casa y esperar a que la marea bajase del todo. Nos esperaba otro baño, pero esta vez al otro lado de la desembocadura del río.
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