Fue sólo cuestión de esperar unas horas a que la marea bajase para volver de nuevo al agua en la otra orilla de la desembocadura del río.
La dirección del mar había llevado a la gente a otras playas mejor orientadas al oleaje del norte, por lo que cuando entramos no había nadie en el agua.
Las derechas rompían más o menos todas en el mismo sitio. La disposición del banco de arena, para la altura de ola que había ese día, era muy buena. Las series, por muy abiertas que viniesen, nunca cerraban, por lo que era muy sencillo pasar las secciones más verticales. Pero las mejores, las que sacaban el mejor partido al banco de arena, eran las que venían más metidas.
Aparte de para surfear, las condiciones eran perfectas para entrar también con la cámara de fotos. Llevaba varias semanas sin hacerlo, así que me animé. En días con el mar ordenado, y un canal definido por el que remontar, es fácil combinar surfear y hacer fotos. Basta con coger la primera de la serie y situarse en el final de la ola esperando a que pasen los demás. Con los temporales del invierno, con olas de periodos elevados, me da tiempo a terminar mi ola, sacar la cámara y enfocar. Pero este día se notaba que el mar que entraba era de primavera, ya que en cuanto me salía de la ola, y miraba para atrás, Néstor ya la había recorrido casi al completo. Lo normal fue que me lo encontrase prácticamente en donde yo estaba, sin tiempo para sacar la cámara. Aquella "descoordinación" era una manifestación perfecta de la definición de lo que es el periodo de una ola (el tiempo que tardan en pasar por un mismo punto la cresta de dos olas sucesivas, la mía y la de él), y como un periodo de 8 segundos, comparado con los invernales de 15, era insuficiente para mi técnica de surfear/fotografiar.
Tras varios intentos, me dediqué a surfear sin pensar en la "foto siguiente".
La dirección del mar había llevado a la gente a otras playas mejor orientadas al oleaje del norte, por lo que cuando entramos no había nadie en el agua.
Las derechas rompían más o menos todas en el mismo sitio. La disposición del banco de arena, para la altura de ola que había ese día, era muy buena. Las series, por muy abiertas que viniesen, nunca cerraban, por lo que era muy sencillo pasar las secciones más verticales. Pero las mejores, las que sacaban el mejor partido al banco de arena, eran las que venían más metidas.
Aparte de para surfear, las condiciones eran perfectas para entrar también con la cámara de fotos. Llevaba varias semanas sin hacerlo, así que me animé. En días con el mar ordenado, y un canal definido por el que remontar, es fácil combinar surfear y hacer fotos. Basta con coger la primera de la serie y situarse en el final de la ola esperando a que pasen los demás. Con los temporales del invierno, con olas de periodos elevados, me da tiempo a terminar mi ola, sacar la cámara y enfocar. Pero este día se notaba que el mar que entraba era de primavera, ya que en cuanto me salía de la ola, y miraba para atrás, Néstor ya la había recorrido casi al completo. Lo normal fue que me lo encontrase prácticamente en donde yo estaba, sin tiempo para sacar la cámara. Aquella "descoordinación" era una manifestación perfecta de la definición de lo que es el periodo de una ola (el tiempo que tardan en pasar por un mismo punto la cresta de dos olas sucesivas, la mía y la de él), y como un periodo de 8 segundos, comparado con los invernales de 15, era insuficiente para mi técnica de surfear/fotografiar.
Tras varios intentos, me dediqué a surfear sin pensar en la "foto siguiente".
Menos mal que no tuviste tiempo suficiente entre ola y ola para sacar fotos...si llegan a venir más espaciadas quemas la cámara!!!! Muchas gracias por esos fotones, he chupado demasiada cámara. Debo mucho!!!
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