7.2.18

Biarritz. San Juan de Luz (parte 24).


Muchas veces he oído decir, para remarcar la distancia entre Francia y España, la expresión "tan lejos, tan cerca". Las fronteras, esas líneas divisorias que el hombre ha trazado para separar artificialmente territorios, han logrado que con el pasado de los años, varias guerras, y una cultura distinta, que en tan solo unos pocos kilómetros las cosas sean distintas. Existe sin embargo una franja, más o menos extensa, en que las diferencias son menos apreciables y en las que el idioma, las costumbres y la cultura se comparten, aunque según donde estés, te encuentres en uno u otro país (lo que si hace si cabe más ridícula la frontera).

La línea que separa España de Francia fue una preocupación constante para ambos países desde el siglo XVI. El rey francés Henry IV decidió en esos años levantar una fortaleza para proteger San Juan de Luz, y los pueblos de la zona, de las invasiones españolas. Pero la construcción del fuerte de Socoa, que fue el nombre que se le dio a la fortaleza, no comenzará hasta la llegada de Louis XIII al trono.

En 1636 los españoles toman el fuerte que estaba aún en obras, y continúan con las labores para terminarlo. La fortaleza pasa a llamarse Fuerte de Castilla, aunque más tarde, volvería a manos francesas, poco antes de la firma, en 1659, del Tratado de los Pirineos, con  el que se ponía fin a la Guerra de los Treinta Años entre Francia y España. Como resultado de dicho tratado, el rey Louis XIV se casó con la hija del rey de España, la infanta María Teresa, en San Juan de Luz en junio de 1660. 

En 1686, el Marqués de Vauban, el más reconocido ingeniero militar francés de la época, le da el impulso definitivo al fuerte de Socoa. Las obras, que terminarían en 1698, incluyeron el dique de conexión que comunica al fuerte con tierra firme; también se actúa sobre la torre, que se eleva en dos pisos, y se construye la capilla y los cuarteles.

Es también en el siglo XVII cuando San Juan de Luz pasa de ser el puerto de pesca más importante de la zona, a ser la base de los corsarios vascos, que perseguían a los enemigos de Francia en el mar con el beneplácito del Rey. Los corsarios eran temidos por ingleses y españoles, quienes eran las principales víctimas de sus saqueos. Todo lo capturado llegaba al pequeño puerto de San Juan de Luz. Esta fue la época de oro de la localidad, y de hecho muchos de sus más importantes edificios actuales datan de esos años.


Desde el Fuerte seguimos la ruta del parque geológico que hay entre Socoa y Hendaya. Lo que en un principio parecían pistas bien señalizadas, se convirtieron en caminos y senderos cerrados que hicieron que nos perdiésemos lo más interesante del trayecto, y que dedicásemos al paseo mucho más tiempo del esperado.

Y mientras nosotros nos perdíamos en la búsqueda del flysch, a escasos kilómetros, en Anglet y Hossegor, el espectáculo era éste.

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