En el resumen que hace unas semanas publicaba sobre el año 2018, alzaba una reflexión sobre los contenidos del blog y la tendencia actual que se ha implantado en internet en la que la inmediatez ha ganado la partida a los contenidos elaborados.
"Tras casi 10 años de trayectoria, muchas cosas han cambiado en internet, entre ellas la práctica desaparición de los blogs. Cada vez prima más la inmediatez de redes como Facebook o Instagram que permiten a los usuarios consumir contenidos sin pararse a la lectura o el análisis. (...). Lo que escribo y publico tiene otros objetivos: básicamente compartir aquellas cosas con las que disfruto y me aportan, dándolas a conocer para que otros también las disfruten. Pero he de reconocer que el que esas cosas tengan una cierta difusión, (...) anima a buscar nuevos contenidos y a seguir escribiendo. (....) Lo que no haremos será cambiar nuestro "estilo", y aunque no sea lo mejor en cuanto a estadísticas, continuaremos con nuestras largas entradas".
La publicación tuvo su repercusión en varias personas que corregían mi opinión, diciéndome que el blog era un lugar al que gustaba volver y repasar antiguas publicaciones e historias. Qué sabían que estaban ahí, y que esos contenidos no se viesen sepultados por una avalancha de entradas continua, tenía su valor.
Pero una cosa son las palabras y otras los hechos. Esta semana recibía un mail que me confirmaba como historias antiguas, casi olvidadas del blog, de pronto volvían a tomar vida, incorporándose a lo publicado nuevas fotografías, detalles... Ese mail me lo enviaba el escritor Rafael Saura, autor, de entro otros, del libro "Vientos de Naufragio". Junto con dos fotos tomadas en noviembre de 1986, traía a mi memoria la historia del Iruz.
El Iruz había sido construido para la Naviera Álvarez en 1975 en los Astilleros del Atlántico, situados en la playa de San Martín, Santander. Tenía 84 metros de eslora y 14,64 metros de manga. En su última travesía viajaba desde el puerto de Newhaven, en Inglaterra, con rumbo a Ferrol, donde le esperaba un cargamento de piedra.
A las diez y media del día 21 de noviembre de 1986, y en un fuerte temporal, el barco embarrancó en los bajos de las Islas Gabeiras, al pie de la punta y el castro de Lobadiz. Rápidamente la tripulación, formada por 13 hombres, abandonó el barco en dos balsas. Una de ellas, en la que se refugiaban 11 de los tripulantes, fue enseguida arrastrada hacia las rocas. Antes de que impactase contra los acantilados, los marineros lograron abandonar la balsa y subirse a la otra embarcación en la que estaban sus otros 2 compañeros.
Con todos a bordo en la pequeña balsa, consiguieron alejarse de los acantilados. Tras una hora en el mar, la tarrafa "La Madre" vio las bengalas que los náufragos habían lanzado indicando su posición. Debido a las malas condiciones de la mar, y a la escasa visibilidad, los marineros tardarían aún una hora más en subir a la embarcación que los venía a rescatar, y que los condujo hasta el puerto de Sada, de donde era originario el capitán del barco.
Tal y como me contó un seguidor del blog en su día, el Iruz permaneció embarrancado en Lobadiz durante varias semanas. Durante este tiempo, fueron varias las personas que subieron a bordo para hacerse con cualquier objeto que tuviese algo de valor: "Subimos a bordo al cabo de unas semanas, cuando una mitad del barco estaba encima de las rocas. Tengo sus libros de faros y partes del libro de bitácora. Estar dentro del puente, salpicado por las olas, todo patas arriba y con una escora de muerte...; salir de allí cargado de libros...; de lo más emocionante".
Rafael Saura observó alguna de estas escenas desde los acantilados: "el barco fue asaltado por "piratas", gente que había subido a bordo el día que yo saqué las primeras fotos, y que, jugándose el pellejo, porque lo que quedaba del barco podía irse al fondo en cualquier momento, se dedicaba a desmantelarlo, llevándose toda clase de cosas. Cuando me pasé por allí días después le faltaban incluso las antenas -radar incluido-; el bote salvavidas y las ventanas del puente estaban destrozadas".
Aquellas escenas le impresionaron tanto, que lo visto inspiró una escena del libro "Vientos de Naufragio", que tiene como protagonistas a los "piratas" del Iruz.
A los pocos días lo poco que quedaba del Iruz embarrancado quedó esparcido por los acantilados y la playa de Lobadiz.
Hola Jesús!
ResponderEliminarSalvando las distancias eso que mencionas sobre la inmediatez y el pararse a leer, contemplar o reflexionar me recuerda en cierto modo a los muesos a dia de hoy. Es practicamente imposible poder contemplar una obra tranquilamente, el personal mete los codos y el objetivo es hacerse el sefie de turno, pero bueno, es lo que hay... A dia de hoy los blogs vienen a ser como esas viejas estaciones por las que apenas pasan los trenes (algunas se han convertido en estaciones fantasma...) y en cierto modo quienes los gestionan son como un viejo guarda agujas que sigue con su tarea a pesar de todo. Bueno, disculpa que estoy empezando a divagar de mas...jeje
Curiosa e interesante la historia del Iruz. Es muy grafica esa escena que describe Rafael Saura. Al ver la imagen de ese barco me estaba acordando de cuando a principios de los 90 me acerque a Coruña a fotografiar el Cason. Impresiona ver esos cascos sin vida.
Un saludo!
He pasado un par de horas geniales leyendo las entradas sobre naufragios y demás.
ResponderEliminarGracias por tu estupendo blog. Te animo a que continúes, las redes sociales son otra cosa con otros objetivos. A veces nos pueden las prisas pero páginas como éstas nos permiten parar, respirar hondo y disfrutar.
Un saludo.
Muchas gracias. A ver si incluyo pronto alguna historia nueva interesante. Un abrazo,
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